Cada cosa en su lugar
Es indiscutible que la lengua es el vehículo primordial para la transmisión del conocimiento. Al ejercicio cotidiano de hablar y escribir se le llama comunicación, y la comunicación encierra dogmas también indiscutibles, como el de hacerla universal para expresar ideas que logren su mayor alcance y mejor comprensión con las menores palabras posibles.
La metáfora, como el ejem- plo, son seguramente las mejores herramientas en el propósito de comunicar y hacerse entender. Titular ‘El testigo autista’ y explicarse para entender la metáfora: porque en dos horas de declaración judicial de Ricardo Rivera solo habló él, sin responder a pregunta alguna y, en consecuencia, su testimonio quedó encerrado en su propio mundo; no significa en modo alguno menosprecio al autista ni insensibilidad con el autismo. Solo significa la intención cabal de comunicar.
El idioma y su expresión están repletos de metáforas genuinas que facilitan nuestra comprensión. En las relaciones internacionales hay dignatarios que hacen ‘oídos sordos’ a las propuestas de paz, ‘proyectos cojos’ en la solución de problemas, ‘puntos ciegos’ en las carreteras y también ‘ceguera’ de visiones. Hay ‘cáncer’ en la economía y hasta ‘anemias’ de amor que traen desesperación a las personas. ‘Dios da pelo a quien no tiene cabeza’, dice un refrán popular para expresar desequilibrios sin pretender insultar a los calvos.
EXPRESO ha estado y estará siempre defendiendo derechos humanos como el de integración. El titular referido al autismo es una simple metáfora de uso legítimo; la lucha contra el aislamiento de personas, una dura tarea social a la que este periódico se suma diariamente sin complejos. De modo que cada cosa debe quedar en su lugar, que es el sentido común: el uso o desuso de metáforas es accidental en la realidad que vivimos y para nada interfiere con la vocación inquebrantable de EXPRESO en combatir por la igualdad de derechos.