LOS VOTANTES
Mientras ayer en veintidós provincias las Casas de la Cultura elegían a sus dignatarios, en Guayas, se palpaba solamente la incertidumbre.
Abstenciones, campañas mediáticas y anuncios de nulidad de votos marcaron desde el inicio el proceso de sufragio, que finalmente, se detuvo debido a una acción de protección.
El malestar empezó a supurar, como una herida, el año pasado, cuando la Asamblea Nacional aprobó la Ley Orgánica de Cultura y, al revisarla, los artistas de Guayas eligieron bandos: a favor y en contra.
En medio de la pugna quedó el manejo de la Casa, pues la normativa llamaba a nuevas elecciones (proceso que se había cumplido meses antes), y determinaba que ahora esta sería regulada por el Sistema Nacional de Cultura.
La nueva estructura, que muchos consideraban afectaría la autonomía de esta, sumada a la decisión de abrir el sufragio a votantes inscritos en el recientemente creado Registro Únicos de Artistas y Gestores
Según los datos publicados por el Ministerio de Cultura y Patrimonio, solo en Guayas, 537 artistas y gestores culturales se han inscrito en el RUAC. Estos, sumados a los más de 500 miembros con los que cuenta hoy por hoy la Casa de la Cultura, escogerán a la nueva directiva de la institución. Culturales (RUAC) fue tomada como una afrenta a un proceso de 70 años de historia.
“El registro es una herramienta con la que el ministerio interviene en el componente cultural, abriendo las votaciones a todo el que ejerza ‘diversos oficios’ en este sector”, comentó Orlando Sotomayor, miembro de la institución y promotor de la campaña por los votos nulos.
“Este es un intento de ‘unificar’ la cultura y hacerla un campo político donde la política no debería existir”, añadió la escritora Gabriela Martínez.
Al otro lado del espectro, están quienes consideran que los cambios abrirán la entidad a nuevas manifestaciones del arte, entre ellos el docente y pintor José Luis Rodríguez. “Así se lo quiera negar, en setenta años solo hubo cabida para lo clásico. Las nuevas manifestaciones del arte a duras penas tuvieron espacio, y ni se diga el folclore y lo intercultural”, afirmó.
Así también lo planteó Miguel Cantos, uno de los tres candidatos a la presidencia, quien señaló que, una de las principales fallas de la gestión en los últimos años ha sido su desvinculación con los cantones y la fomentación de la economía cultural.
Junto al artista plástico también se candidatizaron el dramaturgo Christian Cabrera y el pintor Fernando Naranjo.
Este último se dice inconforme con algunos aspectos de la Ley de Cultura, pero considera que una de sus fortalezas es la redistribución de recursos, que frenó, a lo largo de los años varias de las iniciativas de la Casa, entre ellas la imprenta.
El proceso de inscripción estuvo lleno de polémicas y, de la decena de candidatos que originalmente decidieron postularse, algunos retiraron la propuesta, y otros fueron descalificados. El último de estos, el pintor Joaquín Serrano, antepuso una acción de protección por vulneración de derechos ante el rechazo de su candidatura, cuya resolución la determinará un tribunal.
Así, por ahora esta Casa ha relegado la cultura y ha dado paso a la confrontación.