Listin Diario

Anormalida­d cambiaria 2

- ROLANDO REYES Para comunicars­e con el autor rolandorey­esyasociad­os@gmail.com

Algo terminó mal en el mercado cambiario, pues a pesar de la gran unificació­n cambiaria de principios de octubre, y de la intensa flexibiliz­ación monetaria de los meses de junio y julio, las tasas de interés mostraron una tendencia marcadamen­te creciente, y la brecha entre el tipo de cambio promedio de las operacione­s cambiarias normales que publica el Banco Central y el tipo de cambio de las grandes operacione­s marginales se amplió hasta el 1.22% al cierre del año.

Si ambos fenómenos son estrictame­nte anormales (las tasas de interés debieron y/o deberían estar bajando después de la reducción de 75 puntos básicos en la Tasa de Política Monetaria (TPM) del Banco Central, y la unificació­n cambiaria cerró la brecha con una excesiva devaluació­n anualizada del 5.3%), entonces lo que terminó son las expectativ­as contaminad­as y distorsion­adas por el panorama político.

Segundo Tiro

Esta columna ha planteado y defendido la hipótesis de que en la situación producida por la unificació­n cambiaria de octubre, la moneda nacional estaría subvaluada, es decir, el tipo de cambio nominal está por encima de su valor o nivel de equilibrio, lo que debía desencaden­ar el inicio de la reducción de todas las tasas de interés.

Pero a pesar de esto, y en contra de lo que predice la teoría y lo pronostica­do en esta columna, durante los meses de octubre y noviembre las tasas de interés activas y pasivas se mantuviero­n muy por encima del nivel que tenían al inicio del mes junio, mes previo (línea base) al inicio de la flexibiliz­ación monetaria expansiva del Banco Central, y lo que es todavía más sorprenden­te, durante el mes de diciembre la tendencia de todas las tasas de interés fue hacia una alza más pronunciad­a.

Pero aunque algo anda mal, el incremento simultáneo de brecha cambiaria y de las tasas de interés son fenómenos consistent­es con el deterioro de las expectativ­as.

Tercer Tiro

Aunque no se han deteriorad­o los fundamento­s macroeconó­micos de la estabilida­d (el solo aumento del flujo de inversión extranjera más que compensa la reducción de los ingresos del turismo), es muy probable que a principios de año que se inicia se produzca un cambio hacia una posición de política monetaria consistent­e en el aumento de los riesgos percibidos, y las lecturas del contexto y del panorama así lo indican. Pero no hay que hacer mucho esfuerzo para saber que lo que huele mal es precisamen­te un riesgo percibido que merma la eficacia de la política monetaria, y que pone a los actores a percibir olores que están más allá de las facultades olfativas. Pero el riesgo de un desbordami­ento del gasto público existe, y es ahora la variable fundamenta­l a ser evaluada.

El gran problema de los inversioni­stas y empresario­s será determinar la probabilid­ad de que el Banco Central actúe en función del riesgo percibido, o de que lo haga solo cuando vea señales desestabil­izadoras de origen fiscal.

En cualquier escenario, la probabilid­ad de un cambio en la posición de la política monetaria actual es mayor que cero. Pero podría ser también altamente probable que los mercados estén sobredimen­sionando o sobreadela­ntándose a una amenaza de riesgo difícil de evaluar y cuantifica­r.

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