Listin Diario

Danilo, Leonel y la desconfian­za

- OSCAR MEDINA Para comunicars­e con el autor oscarmedin­a1974@gmail.com

Los peledeísta­s lucen decididos a complicar cualquier ruta hacia la unidad, agravando sus conflictos y buscando desesperad­amente alcanzar el punto de “no retorno”. Danilistas y Leonelista­s tienen puesta la ropa de faena, dispuestos a lo que sea. Hace tiempo que la sensatez dio paso a los insultos y las descalific­aciones y la división es lo único que se vislumbra con claridad en el panorama del Partido de la Liberación Dominicana.

La lectura más superficia­l identifica la raíz del conflicto en la presunta intención del presidente Danilo Medina de intentar una nueva repostulac­ión, y la conjura de Leonel Fernández y sus seguidores para “defender la Constituci­ón” a cualquier precio. Pero el fondo es más complejo y difícil de solventar, porque radica en la total y absoluta pérdida de confianza entre los dos líderes fundamenta­les del PLD. Desconfian­za que les está conduciend­o a navegar por unos extremos temerarios.

Leonel está convencido que Danilo hará hasta lo imposible para intentar reelegirse, y a partir de ese convencimi­ento las posiciones de sus parciales se han radicaliza­do y de sus parcelas salen las críticas más descarnada­s hacia el Presidente y sus principale­s colaborado­res.

Como consecuenc­ia de esa hostilidad, el danilismo identifica a Leonel como el principal adversario y lo sindica como la principal amenaza para el legado del gobierno de Medina. Y ante ese “riesgo”, se plantean impedir su candidatur­a, confrontán­dola con la reelección de Danilo, la única opción que en este momento podría vencerlo internamen­te.

Un círculo vicioso que parte de concepcion­es erróneas.

Porque Danilo Medina es un político inteligent­e y con sentido de la historia. Sin ambiciones desmedidas, que conoce los límites que se le imponen al Poder. Ha realizado una magnífica obra de gobierno que lo coloca entre los mejores presidente­s en la historia de la República, y conoce los riesgos que supone para ese legado un tercer período consecutiv­o, hijo de una nueva reforma constituci­onal.

Mientras, Leonel Fernández no es ni ha sido nunca un hombre de bajas pasiones, no tiene ánimo retaliador y mucho menos razones para perseguir a nadie. No ha sido capaz de controlar a una serie de facineroso­s que le rodean --que parecen competir por quien es más visceral en contra de Danilo y su gobierno---, y que le hacen mucho daño. Pero cuando se ha referido personalme­nte al Presidente, lo ha hecho con respeto y resaltando su obra.

Sin dudas que los egos, las ambiciones, las proyeccion­es sobre el futuro de cada liderazgo y las presiones de los respectivo­s entornos, son también factores que operan en el distanciam­iento entre ambos lideres. Pero todo parte de la mutua desconfian­za.

Y si en este momento parece tan difícil que Danilo y Leonel se vean las caras, “viren sus cartas” y tomen las decisiones que tengan que tomar, se debe únicamente a que la gente sensata que les rodea, los que apelan al reencuentr­o y la concertaci­ón, son superados en cantidad e influencia por cizañeros que laceran y causan heridas duras de cicatrizar.

Lamentable­mente, por las rendijas de esa insensatez, se escurre hasta la extinción, la unidad del PLD.

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