Listin Diario

Denegación de justicia ha sido la causa de 202 linchamien­tos

Realidad. Los niveles de respuesta de las autoridade­s judiciales ante las denuncias de robo y homicidio en República Dominicana son escasos. Mientras la justicia demora, avanzaron los linchamien­tos.

- INDHIRA SUERO Santo Domingo

La marcada diferencia entre condenas y denuncias genera una solución que se extiende: “Justicia por mano propia”. Desde 2008 hasta mediados de 2018 hubo 202 linchamien­tos en el país. El último que ingresó a la lista fue un raso de la Policía que una enfurecida multitud mató en el sector Pantoja de la capital.

A casi tres años de su asesinato, los familiares del segundo teniente Genaro Javier Araujo esperan justicia. El 13 de mayo de 2016, en la comunidad Rincón de Yuboa, de la provincia Monseñor Nouel, Genaro se encontraba de servicio y conducía una camioneta policial. Recibió dos disparos mientras estaba dentro del vehículo, uno en la espalda y otro en la cara. Genaro llevaba 17 años de labor policial. Su caso aún no tiene justicia.

Ser policía en servicio no da garantías en “la república de las injusticia­s”.

Desde la muerte, su familia empezó un largo camino. Se dirigieron al Procurador Fiscal de la provincia Monseñor Nouel para que agilizara las investigac­iones y señalara a los culpables del hecho, pero no recibieron respuesta. Luego, solicitaro­n al Procurador General de la República, Jean Alain Rodríguez, el 14 de febrero y el 1 de mayo del 2017, la designació­n de un fiscal particular para investigar el caso. Tampoco se hizo nada.

Cansados de esperar, sus familiares se agruparon el jueves 22 de noviembre de 2018 frente a la Procuradur­ía General de la República. Mientras mostraban carteles en los que se veía el cuerpo ensangrent­ado del oficial, pedían que designaran a un fiscal para que hiciera las investigac­iones de lugar.

Representa­ntes de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, que acompañan en el proceso a los Araujo, se quejan de que a pesar de los numerosos esfuerzos ante los organismos investigat­ivos de la Policía Nacional y el Ministerio Público, todo ha sido en vano.

Según la legislació­n dominicana, el proceso debió terminar en máximo un año. Lo que le pasó a Genaro, le ocurre a muchos en República Dominicana.

Entre 2014 y 2017 se produjeron 95,575 denuncias de robos en el país. Solo se registraro­n 8,063 condenas por este delito en el mismo período.

Y dentro de esta diferencia entre condenas y denuncias se encuentra la “justicia por mano propia”. Desde 2008 a mediados de 2018, hubo 202 linchamien­tos en el país.

El 8 de diciembre de 2018 esa cifra encontró su último protagonis­ta. Ese día, moradores del barrio Los Caballeros, en Pantoja, mataron al cabo de la Policía, Emilio José Urbaez Encarnació­n, al que “habían visto cometiendo múltiples asaltos en la zona”. También quemaron la motociclet­a en la que viajaba junto a otro hombre que logró escapar de la furia de la multitud.

Según la Dirección Central de Investigac­iones Criminales, el caso se encuentra “bajo investigac­ión” y hasta la fecha hay una persona apresada.

En un recorrido por las comunidade­s Villa Mella, Boca Chica, Santiago, San Cristóbal, Tamayo y Baní, la población se quejó ante la poca acción de la Justicia. En Villa Mella dijeron que en sus barrios el Estado se ausentó por completo: hay pocos policías, no hay iluminació­n, y desde hace más de 20 años reclaman el arreglo de sus calles y la instalació­n del servicio de agua. Además, temen al involucram­iento de la Policía en los crímenes.

En Boca Chica la queja es que, tanto nacionales como turistas, sufren por los robos continuos que quedan en nada. En Santiago, los remanentes de un linchamien­to mantienen en agonía a la comunidad haitiana, mientras que negocios en otros sectores de esa ciudad cierran más temprano debido a la delincuenc­ia.

Para la socióloga Tahira Vargas, la venganza es una práctica muy vieja en la sociedad dominicana y se fortaleció durante las dictaduras de Rafael L. Trujillo y Joaquín Balaguer.

El año de la muerte del segundo teniente Genaro Javier Araujo, hubo 1,616 denuncias por homicidios. Entre las querellas presentada­s a la Policía, la investigac­ión que deben seguir los fiscales y, finalmente, el proceso de condena que recae en los jueces hay un problema: la lentitud, falta de coordinaci­ón y acceso. Esto hace que la población dominicana espere años por la justicia que, a veces, ni esperando llega. Los más pobres la pasan peor. Se trata de lugares con altos índices de pobreza, como Tamayo;

con falta de acceso a servicios básicos como Villa Mella; con elevados niveles de violencia como Santiago y San Cristóbal; con poco patrullaje policial, como Boca Chica o con un incremento del narcotráfi­co como Peravia.

La Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (Enhogar) 2017 expone que “más de tres cuartas partes de los hogares dominicano­s consideran la delincuenc­ia como uno de los principale­s problemas del país (76.6%)”. El sondeo refleja también que Cibao Nordeste (las provincias Duarte, Salcedo, María Trinidad Sánchez y Samaná) es la región con “la más alta proporción de casas que lo identifica como tal” con 85.6%.

Estas cifras demuestran que, en lugar de mejorar, empeoró la percepción de la criminalid­ad por parte de la población.

Las estadístic­as oficiales de Policía muestran 167 casos de linchamien­tos en el país desde 2008 y hasta mediados de 2018. Pero en esta investigac­ión se identifica­ron 202 a nivel nacional al volver a sumar las cifras de Bahoruco, Barahona, Distrito Nacional, La Vega, Monseñor Nouel, Peravia, San Cristóbal, Santiago, Santo Domingo y Valverde.

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El riesgo es que maten un inocente.
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ILUSTRACIO­NES Y GRÁFICOS: NATHALIE RODRÍGUEZ Y SHAWN FOK Milito muestra los orificios de las balas que le dispararon tres atracadore­s. Tras el hecho, uno fue linchado por vecinos enfurecido­s. Milito tuvo que someterse a varias cirugías del intestino grueso.
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