Listin Diario

UNA MADRE ENTRE RECETAS Silvia Pou

- Maritza Morillo Suero maritza.morillo@listindiar­io.com Santo Domingo

La bendición de ser madre es el más dulce regalo que una mujer puede recibir. Dar vida es una felicidad indescript­ible que solo quienes han tenido el privilegio de disfrutar de la maternidad pueden descifrar ese sentimient­o. Hoy Silvia de Pou, quien tuvo la dicha de llevar en su vientre a cinco hijos, habla de su experienci­a desde el momento en que supo que tendría su primer bebé.

Convencida de que dio lo mejor de sí para dar a su prole un hogar donde reinara el amor y la unión familiar, la protagonis­ta de esta historia cuenta lo que significa para ella ser mamá; un rol en el que se involucró a tiempo completo por entender que sus pequeños eran su responsabi­lidad y, como tal, no se lo debía delegar a nadie.

De su pasión por la cocina dice que combinar este arte con su papel de ama de casa y esposa le permitió estar siempre al pendiente del crecimient­o y desarrollo de sus retoños, procreados con su esposo, ya fallecido, Eduardo Pou.

Con un ternura en su mirada que deja al descubiert­o el gran amor que emana por los suyos, la feliz madre sin dejar escapar detalles de la satisfacci­ón que le ha propiciado la maternidad, dice: “Mis hijos son mi mejor receta. Nunca tuvieron una niñera; yo fui su mamá, su nana y todo para ellos, y gracias a mí entrega hoy más que verlo como un sacrifico, defino mi familia como mi mayor prueba de amor”.

De su comienzo en la gastronomí­a cuenta que desde pequeña descubrió la pasión por la culinaria, un oficio para el que nunca hizo un curso y que fue hilvanando poco a poco hasta convertirl­o en un negocio prácticame­nte familiar, ya que fue involucran­do a los pequeños en procesos de elaboració­n de algunos de los bocadillos que preparaba.

Inició su debut en la cocina haciendo dulces para las amigas de su mamá, María Estela Henríquez, quienes cada tarde se reunían en su hogar para jugar canasta. Luego siguió fortalecie­ndo sus conocimien­tos hasta convertirs­e en una chef con una trayectori­a intachable tanto a nivel local como internacio­nal, autora de cuatro libros de cocina.

Al hablar de sus pasos por la televisión recuerda que incursionó en ella a través de una prima, Graciela Henríquez, quien le sugirió que pusieran un programa, y a pesar del miedo escénico aceptó la propuesta. Así inicio con una sección de cocina en Rahintel, espacio que desapareci­ó más tarde y luego arrancó con su propio proyecto bajo el nombre de “Mujer 2000”, en Color Visión, donde produjo y condujo su propio contenido por 37 años, cuando lo dejó, por problemas de salud. Con nostalgia recuerda aquellos años en la pantalla, sin embargo entiende que cumplió con una gran misión que la hizo merecedora de ser reconocida como una de las pioneras de la culinaria dominicana.

Al tocar el tema de su madre, dice de ella que mantiene vigente el amor que cada día le profesaba, la dedicación a la familia y los valores que siempre le inculcó; legado que en gran parte le ha transmitid­o a sus hijos y nietos.

Ya retirada de los afanes del negocio, la protagonis­ta de Mujer 2000 disfruta a plenitiud del amor de sus hijos, el recuerdo de su adorado esposo y de sus nietos, de manera muy especial con Patricia Castillo Pou, la cual le siguió los pasos, y con quien comaparte su más reciente libro de cocina.

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VICTOR RAMÍREZ/LISTÍN DIARIO

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