Listin Diario

LAIKA Y BALTO MISION FELICIDAD

“Educar es enseñar a vivir bien. Seremos más felices cuando seamos más educados, no necesariam­ente más instruidos”.

- Yaniris López Santo Domingo

La última obra de Luis Felipe de Jesús Ulerio es, dice su autor, “una filosofía de vida que nos induce a luchar por nuestros sueños, a una vida con un propósito”

¿Les suenan los nombres Laika y Balto? Tal vez sí. Laika, una perra soviética, fue el primer ser vivo en orbitar la Tierra, en 1957; y Balto, un perro siberiano de trineo nacido en Nome, Alaska, se convirtió en 1925 en el héroe de su remota aldea al liderar a un grupo de canes en un recorrido contra reloj para llevar medicina a los niños afectados de difteria.

En ellos se inspiró el escritor dominicano Luis Felipe de Jesús Ulerio para recrear una historia que no es lo que al principio parece ser.

Es decir, lo que en las primeras páginas se perfila como un cuento infantil ligero de dos cachorros hermanos que buscan a su madre, se torna poco a poco en una historia profunda cargada de obstáculos, sacrificio­s y duras lecciones de vida.

Personas y animales interactúa­n de tal forma en la búsqueda de la libertad y la felicidad que al final no se sabe si los protagonis­tas son los dos cachorros o las ideas y enseñanzas que a lo largo de 130 páginas sumergen al lector en sus propias dudas existencia­les.

“Es una filosofía de vida que nos induce a luchar por nuestros sueños, a una vida con un propósito, con sentido”, dice el autor a Listín Diario. Has publicado 12 libros desde 2006 y todos se inclinan por historias que dejan en el lector una “lección” de vida que los inspira a ser mejores seres humanos. ¿De dónde sacas la inspiració­n para mantenerte permanente­mente creando?

La vida es mi fuente, es mi escuela, los pequeños detalles, la candidez de un niño, el resplandor de una estrella, una pregunta de algún estudiante, el abrazo de mi esposa cada mañana, mis hijos, mis amigos, dos cachorrito­s perdidos, en busca de su madre, todo el mundo exterior me inspira. Las cosas más simples o sencillas se convierten en una historia que contar. A mí me toca narrarla de modo que sea interesant­e para cualquier lector.

En todos mis libros vas a encontrar al anciano sabio que inspira, al río como símbolo de camino o recorrido.

Pero también me inspira el misterio, lo desconocid­o, lo impenetrab­le por los sentidos y oculto a la simple razón humana.

Cuando escribo suelo pensar mucho en mis lectores. De modo que si algo de mí queda en ellos cuando me lean, que sea algo bueno, positivo. Cuando escribo pongo mi empeño en tres objetivos bien definidos: Que el lector se atrape en la trama y quiera llegar al final de la historia, que se divierta y pueda coquetear con los personajes, con el autor, con la trama; y que le quede una enseñanza para la vida, o sea que al concluir la lectura del libro ya no pueda seguir siendo el mismo.

En esta obra participas como autor y personaje y también involucras a personajes de tus obras anteriores y de otros autores clásicos. ¿Alguna intención en particular?

Laika y Balto, Misión felicidad es la vida misma, el recorrido por la línea del tiempo de cada ser humano, es la historia de cada uno. En esta obra no sólo me involucro como personaje, también aparecerán Don Quijote y Sancho Panza, el Principito, Juan Salvador Gaviota, Platero…

Yo creo que todo participa de todo y en todo, o sea todo está conectado por frágiles hilos invisibles y todos nosotros estamos interconec­tados.

Quien lee un libro mío, en uno, los lee todos. Frecuentem­ente mis libros se alimentan uno a otro o se convierten en causa para el nacimiento de otro, por ejemplo Catalepsia: cuentos de muertos contados por vivos, nació de la novela El misterio del espíritu del río y así otros libros que he publicado. En el caso de Laika y Balto, misión felicidad es un proyecto que se viene tejiendo desde el 2009 cuando publiqué la trilogía infantil: Los cuentos de Luisito. En los tres libros, la madre de los dos perritos aparece como personaje, incluso atractivo para cualquier lector: la perra, amarrada en un árbol, en el patio del Hogar-escuela, juega con los niños en espera de sus dos perritos perdidos, y así termina el libro tercero de la trilogía: “Sé que pronto me contará la historia de sus dos cachorrito­s…”

Esa historia que me contará Titi, debajo del árbol, es la obra Laika y Balto, misión felicidad. Mi intención en ver el todo en la parte.

Partiendo de las penurias y peligros que sortean Balto y Laika, parecería que hay que sufrir mucho y sacrificar mucho para ser libre y alcanzar la felicidad. ¿Por qué crees que resulta tan difícil seguir los principios que nos llevan a una vida plena?

Creo fielmente que el sacrificio es la clave para la felicidad humana. El nivel de satisfacci­ón cuando se logra lo que se anhela en la vida será proporcion­al al nivel de sacrificio para alcanzarlo. El valor de la felicidad es muy grande, por eso hay que pagar un precio de sacrificio muy alto.

El sacrificio implica renuncia, implica dolor, implica sufrimient­o, pero muchos, por temor al sufrimient­o, no se sacrifican en la vida, no renuncian a su comodidad y aunque les pongan las cosas en sus manos no sienten el mismo nivel de satisfacci­ón. Ahora bien, cuando logras lo que persigues en la vida, entiendes el valor del dolor y el sacrificio para alcanzar tus propósitos.

Laika y Balto simbolizan la vida y la vida cobra sentido cuando sacrificam­os con dolor lo que queremos para hacer posible aquello que amamos.

Para una vida plena hay que sacrificar mucho, pero ahí radica la plenitud de la vida, salir de la crisálida con dolor y entonces volar alto. Nacer implica dolor tanto para la madre como del infante que nace, pero el hecho de llegar a la vida compensa todo el sacrificio.

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VÍCTOR RAMÍREZ/LD

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