EN POCAS PALABRAS
Sin pena ni gloria
LJuan Guiliani Cury
a undécima reunión multicontinental de la Organización Mundial de Comercio (OMC) que concluyó la semana pasada en Buenos Aires, pasó sin pena ni gloria. 164 países miembros de la organización supranacional que regula el comercio mundial no pudieron avanzar en los temas aún pendientes de los Acuerdos de Doha 2001.
Tampoco, se esperaba dentro del ánimo de los países deliberantes, que se produjeran avances significativos en el entresijo del multilateralismo. Muchas de estas cosas dependen de hacia dónde está inclinada la balanza de Washington. La nueva corriente proteccionista que cobija la administración republicana de Donald J. Trump, no daría cabida a discutir una agenda más agresiva y coherente en la liberación del comercio mundial, como lo hubieran querido gran parte de los contertulios presentes en Buenos Aires.
Washington por el contrario, desde que el inquilino de la Casa Blanca asumió la rienda del poder, una de sus primeras acciones fue cancelar la participación de Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación y Comercio, que integraban 12 países y que contabilizaban en promedio el 33 por ciento del comercio mundial. La retirada de Estados Unidos de este importante acuerdo comercial, dejó aturdido al controvertido acuerdo y sus restantes socios miembros. De igual forma, el señor Trump enfiló su proa hacia el Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte, que comparte con sus vecinos de Canadá, al norte y con México en el sur. Este acuerdo, que empezó a renegociarse y que en el primer trimestre del próximo año tendría su sexta ronda, luce aún incierto de cuál sería el destino final del mismo. Hay quienes anticipan que a Washington no le conviene seguir siendo parte de ese esquema comercial que se inició en 1994 en los albores de la llamada “Globalización Económica”.
El problema de Trump, no es Canadá, sino México, donde el comercio binacional acusa un desequilibrio en el intercambio comercial que favorece hasta ahora a México. Trump, quiere además, construir un muro fronterizo de un poco más de 3,000 kilómetros que impida el trasiego masivo de inmigrantes por la frontera sur. Esas variables y otras que Washington viene perfilando en su política comercial, que también incluye a China, son quizás algunos elementos preocupantes que en Buenos Aires, fueron parte del desánimo y la frustración de concluir la agenda Doha 2001. Citando a nuestro embajador ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) Luis Manuel Piantini, el puntiagudo y versado diplomático, quien en un extenso artículo publicado en este mismo periódico, se acusa a la potencia del norte, de dirigir sus obuses contra el multilateralismo, que no es otra cosa que la columna vertebral, donde descansan la filosofía y reglas de la OMC. De modo pues, que hay que esperar al menos por un tiempo más, cual sería el rumbo que le espera a Ginebra, en su afán de engendrar un multilateralismo comercial, que constituya la base angular de un comercio justo y equilibrado, entre Norte y Sur. ¡Felices Navidades a todos!