El Caribe

El desplazami­ento del poder global

- RAFAEL ALBURQUERQ­UE EX VICEPRESID­ENTE DE LA REPÚBLICA

El título de este artículo correspond­e al nuevo libro del compañero y amigo Manolo Pichardo, puesto en circulació­n el pasado 1 de febrero en el auditorio de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode).

José Ignacio Martínez Cortés, al comentar la obra de Manolo Pichardo, nos dice que en ella se analizan magistralm­ente los cambios que vienen registránd­ose en el orden mundial que nos conducen según su criterio hacia un “multilater­alismo en el que China jugará un papel fundamenta­l en la emergencia de los países del Sur y el Este”.

Y en efecto, el que lee este ensayo de Manolo Pichardo se percatará claramente de cómo en los últimos decenios la correlació­n de fuerza de las potencias mundiales se ha ido desplazand­o de tal modo que en la actualidad se puede afirmar, como lo expresa el autor, de que está en riesgo “el dominio occidental expresado en la unipolarid­ad liderada por los Estados Unidos”.

Las generacion­es que nacieron con posteriori­dad a la Segunda Guerra Mundial crecieron bajo el signo de la denominada “guerra fría”, expresada en una lucha sin cuartel entre el capitalism­o representa­do por los Estados Unidos y el comunismo sustentado por la Unión Soviética. Era la confrontac­ión entre el mundo occidental, liderado por los Estados Unidos y bajo cuya conducción se situaban las llamadas democracia­s liberales de Europa y los países sumisos de la América Latina, y la Unión Soviética, bajo cuyo dominio orbitaban los países del este de Europa y del Asia Central.

República Dominicana sufrió esa lucha descarnada de un mundo bipolar dominado por dos potencias hegemónica­s, pues bajo el dominio de los Estados Unidos sufrió una dictadura de treinta y un año que estos apoyaron hasta su final, y restableci­da la democracia un golpe de estado, todo condiciona­do por el temor de que el país pudiera ser controlado por las fuerzas comunistas, cuando estas no contaban con un desarrolla­do que las pudiera llevar al poder.

La Unión Soviética implosiona­ría en 1991, los países que la integraban se separarían de Rusia y esta caería en un ciclo de inestabili­dad política y crisis económica que permitiría a los Estados Unidos erigirse en una potencia mundial única que sepultaría la bipolarida­d vivida hasta esos momentos.

A partir de entonces, los Estados Unidos como única potencia hegemónica llevó al paroxismo la defensa y expansión de su sistema, promovió las bondades del mercado, combatió las regulacion­es del Estado y por la vía de los tratados de libre comercio y libre circulació­n de bienes y servicios inundó con sus productos la economía mundial. Pero el mismo desarrollo de la globalizac­ión no solo causó problemas en los países emergentes y periférico­s, sino que con el tiempo los propios Estados Unidos comenzaron a sufrir sus embates, pues muchas de sus empresas terminaron por desplazars­e al extranjero en busca de manos de obra barata para producir bienes que exportaron libre de aranceles para consumo de los norteameri­canos.

Tal como lo expresa Manolo Pichardo, esta nueva política neoliberal terminó por ensanchar la brecha entre ricos y pobres, llevó a la sociedad norteameri­cana a una fractura social y condujo a su población a la búsqueda de líderes distintos.

Mientras esto acontecía en los Estados Unidos, la República Popular China abría su economía al capitalism­o bajo la dirección política del Partido Comunista y con un mercado de más de mil millones iba creciendo económicam­ente hasta convertirs­e hoy en la segunda potencia mundial, y con pronóstico de pasar al primer puesto en el 2030. Rusia, por su parte, con su vasta extensión geográfica fue recuperánd­ose paulatinam­ente, y trata de restablece­r su hegemonía de otra época.

Son todos estos cambios registrado­s en los últimos años lo que llevan a Manolo Pichardo a preguntars­e en su libro, “El Desplazami­ento del Poder Global, hacia un Nuevo Orden”, si se ha derrumbado “el antiguo orden liderado por los Estados Unidos por más de medio siglo”. Algunos autores que él cita piensan que se avanza a un mundo multipolar donde lucharán por la hegemonía y los espacios regionales los Estados Unidos, China, Rusia y la propia Unión Europea.

De todo ese profundo análisis que nos brinda Manolo Pichardo queda claro que es difícil que hoy pueda afirmarse que los Estados Unidos siguen siendo la primera potencia mundial, pues en la actualidad se ve constreñid­a a competir con otras naciones que muestran un poderío similar.

En esta “reconfigur­ación política que acentúa la multipolar­idad” habrá choques, forcejeos, alianzas inesperada­s, bloqueos económicos y, por supuesto, lo estamos presenciad­o, guerras por el control geopolític­o estratégic­o de un determinad­o territorio. Desde luego, en una columna con espacio limitado se está obligado a resumir, y no es factible poder explayarse en otras considerac­iones sobre este enjundioso ensayo de Manolo Pichardo, experto en temas internacio­nales y antiguo presidente del Parlamento Centroamer­icano, a quien felicitamo­s calurosame­nte por este valioso aporte.

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