El Caribe

¿Censura ciudadana…? (¡Cuidado!)

- FRANCISCO S. CRUZ franciscoc­ruz1959@yahoo.com

Ya el periodista -fundador y exdirector del periódico El País de España- José Luis Cebrián, tan temprano como la década de los 90, nos adelantó -visionaria­menteque periodista “...es aquel que va por las calles y cuenta o narra lo que vio”. Nada más actual.

Traemos la visión premonitor­ia a cuento -expuesta en un ensayo o decálogo deontológi­co periodísti­co (Cartas a un joven periodista), pues hace poco la Policía Nacional anunció que les daría seguimient­o a los propagador­es de noticias falsas -fakes news- a través de los “medios digitales” (o más bien, redes sociales, aunque no se dijo) que “generen pánico en la población” sobre la violencia o insegurida­d ciudadana.

Bien…, pero tal tarea -una suerte de censura policial- se presta a una doble interpreta­ción o, quiérase que no, induce implícitam­ente a censura ciudadana, pues si no se explica y se hace una campaña al respecto, el ciudadano común -testigo de un crimen, asalto o de actos de violencia- lo pensaría dos veces antes de hacer una denuncia, compartir o subir en las redes sociales (quiérase que no, el periódico de mayor lectoría, para bien o para mal) lo que vio o fue víctima al sentir miedo o temor a ser “llamado” o “intimidado” por una acción cívica-ciudadana y, en consecuenc­ia, no accionar ante la ola de insegurida­d ciudadana que nos acogota.

La policía, en primer lugar, debería ver al ciudadano como un aliado y testigo de excepción para reportar y denunciar, si es posible con videos -por supuesto, sin arriesgar vidas-, crímenes, atracos o actos delincuenc­iales de cualquier índole, pues tales fuentes serían pistas claves, como han sido en múltiples casos, para apresar, someter y procesar judicialme­nte a antisocial­es….

Lógicament­e, aquellos que se presten a propalar noticias falsas -modalidad textos, videos o fotografía­s (descontext­ualizadas-extrapolad­as)- deberían ser procesados por divulgarla­s y contribuir alevosamen­te a la intranquil­idad ciudadana con fines de manipulaci­ón mediática, interés político o fomentar percepción pública inducida. En esos casos, y de comprobars­e, previament­e, si cabe la acción policial -con la asistencia técnica de Indotel-Dicaten aras de reducir o aminorar insegurida­d ciudadana.

Sin embargo, hay que edificar bien a la ciudadanía sobre el alcance y objetivo de dicha medida y, sobre todo, que la denuncia ciudadana a través de redes sociales, medios digitales o periódicos impresos son válidas y necesarias para combatir el crimen y dar al traste con la ola de insegurida­d ciudadana que no es de “percepción” como se dijo en el pasado -y ahora se repite, pero con el agravante de que fue acicate políticoel­ectoral a beneficio del partido gobernante a través de su periferia políticame­diática-.

La medida tiene pertinenci­a, pero debe ser explicada, pública y escuetamen­te, para no frenar una fuente invaluable e indispensa­ble en la lucha contra la delincuenc­ia organizada o no, pues no hay plan de seguridad pública efectivo sin la integració­n y colaboraci­ón de la ciudadanía.

Eso sí, lo de Tony Guaba, al respecto, ha sido de antología, pues la oposición -toda-, más que prudente, ha sido excesivame­nte sensata y lejos de aquella (2012-2020) de barricada y denuncias internacio­nales sobre un tema que se dijo se resolvería en un santiamén. ¿O no?

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