El Caribe

Las de Frank Moya Pons y Sergio Vieira de Mello, dos cátedras de responsabi­lidades de las academias

- JUAN FRANCISCO ZAPATA PERALTA PROFESOR INVESTIGAD­OR DEL CENTRO DE ESTUDIOS CARIBEÑOS, PUCMM. jf.zapata@ce.pucmm.edu.do

La existencia me ha dado la oportunida­d de poder participar de dos experienci­as académicas que deben ser puestas de manifiesto por aquello de que los conocimien­tos no se pueden encerrar, son un bien público. En ambos escenarios, la relación universida­d- sociedad es el punto de intersecci­ón para que estas oportunida­des merezcan el tiempo que se dedica a ponerlas de manifiesto.

Por toda la existencia de las institucio­nes de Educación Superior- IES- se ha afirmado que ellas tienen tres funciones fundamenta­les. A decir: Docencia, Investigac­ión y Extensión. A estas tres actividade­s se suman las relaciones universida­d- sociedad y universida­d-empresa. La vinculació­n universida­d-empresa es un factor con alto impacto en el desarrollo económico de los países, que permite que el conocimien­to y la tecnología generados en las experienci­as académico-formativas se comerciali­cen en beneficio de la sociedad. El producto terminal de esta relación y los indicadore­s de éxito de estas actividade­s son las patentes, el registro de licencias y la creación de empresas que se vinculen a la sociedad con los perfiles de la universida­d que prohíja el tipo de profesiona­l que necesita la productivi­dad en cada cambio epocal. Esta visión tiene el obstáculo de centrar la acción del impacto universita­rio en el estudiante y el medio en que se desarrolla, en lo referente a la productivi­dad. Allí, los seres humanos son valorados de acuerdo con lo que produzcan, no tanto en su condición de seres humanos dignos, sino en su realidad de seres diseñados para la producción en línea, a imitación de un Fordismo a ultranza. Ha de hacerse notar que hay otros canales, casi siempre informales, que hacen más fluidas las relaciones entre actores sociales; las cátedras son uno de esos insumos. Tengo la firme convicción de que estos canales, por su frecuencia y retribució­n, tienen incluso más importanci­a que las interaccio­nes formales. Por ello hay que poner de manifiesto la vinculació­n universida­d-empresa desde la perspectiv­a de los principale­s actores, incluyendo la visión del investigad­or, así como el efecto de las políticas públicas; mostrando cada actor distintas motivacion­es y barreras que los han llevado o no, a establecer interaccio­nes.

Los países en desarrollo tienden a

emplear canales como la investigac­ión conjunta, formación de capital humano y servicios de asesoría, por el contexto y áreas de desarrollo que tienen sus empresas, así como el nivel de investigac­ión de sus universida­des. Las políticas públicas son un elemento clave en la vinculació­n universida­d-empresa, y deben diseñarse con base en los patrones culturales, tipos de empresa e intensidad de investigac­ión en el territorio.

Por otro lado, el desarrollo industrial ha provocado que múltiples acciones sean orientadas a la mejora de la vida de los seres humanos en estadíos diferentes e impactando a los diferentes espacios mediante el desarrollo de la investigac­ión, la ciencia y la tecnología, pero que nunca deberá apartarse de los niveles de desarrollo económico, político y social que hacen de la Responsabi­lidad Social Universita­ria una acción obligatori­a para impactar los entornos en los que están ubicadas.

Dentro de las acciones de compromiso universita­rio están las cátedras. Por un lado, el Centro de Estudios Caribeños de la Pontificia Universida­d Católica Madre y Maestra auspicia un conjunto de cátedras, entre ellas está la de Estudios Caribeños Frank Moya Pons que está dirigida a dilucidar temas históricos del Caribe, así como de la evolución de su contexto y de sus relaciones con el resto del mundo. Fue instaurada en noviembre de 2016 como parte de redimensio­nar la función de nuestros científico­s y su impacto en la sociedad general. Hacer que una cátedra valore los aportes de ciudadanos empoderado­s se convierte en un compromiso de responsabi­lidad uni

versitaria y la inserta en los intereses de la sociedad. Hay que destacar que Frank Moya Pons es uno de los más referencia­dos y citados intelectua­les de Latinoamér­ica y El Caribe, que ha sido profesor de Historia de Santo Domingo en la Pontificia Universida­d Católica Madre y Maestra en Santiago de los Caballeros y de Historia Latinoamer­icana en la Universida­d de Columbia; y de Historia del Caribe en la Universida­d de La Florida, en Gainesvill­e. Cuenta con una producción intelectua­l de más de veinticinc­o obras. Recienteme­nte se ha dictado la conferenci­a magistral El Comercio Ilícito en el Caribe Neogranadi­no desde una perspectiv­a no moralista. El interés por lo moral hizo que la historiado­ra María Teresa Ripoll Echeverría de Lemaitre concitara el interés de los asistentes por la nueva visión que se hizo de las relaciones entre grupos humanos.

La otra dimensión de la idea de Cátedra es la Sergio Vieira de Mello Chairs en la cual participó el Centro de Estudios Caribeños de la PUCMM, en Brasil. Esta Cátedra tiene una preocupaci­ón especial por los desplazado­s, apátridas y refugiados. Tiene como objetivo promover la educación, la investigac­ión y la extensión académica dirigida a la población refugiada. Esta parece ser otra de las funciones básicas de las universida­des del siglo XXI. Es un reconocimi­ento a la función del diplomátic­o brasileño que fue un defensor de los derechos de los refugiados durante la invasión de Chipre, en 1974, por Turquía, tres años en Mozambique durante la guerra civil que siguió a la independen­cia de este país de Portugal en 1975, y tres más en el Perú. Su función principal fue como consejero político de la Fuerza Interina de Naciones Unidas en el Líbano entre 1981 y 1983. Murió como vivió, cuando un martes 19 de agosto de 2003, a las 16:40 horas, un camión de cemento lleno de explosivos caseros impactó contra el hotel Canal en Bagdad -Irak- lugar donde funcionaba la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas. Esta acción tipificada como uno de los peores golpes al organismo desde su creación en 1945, dejó más de 100 heridos y causó la muerte de 22 personas, entre ellas Sergio Vieira de Mello enviado especial de la ONU para Irak.

El estilo de vida llevado por Vieira de Mello fue factor fundamenta­l para crear la Cátedra que lleva su nombre, la cual es un convenio de cooperació­n con las universida­des interesada­s con objetivos, responsabi­lidades y criterios para sumarse a la iniciativa dentro de las tres líneas de acción: educación, investigac­ión y extensión. Además de difundir la enseñanza universita­ria sobre temas relacionad­os con el refugiado. La Cátedra también tiene como objetivo promover la formación académica y la formación de profesores y estudiante­s dentro de esta temática. El trabajo directo con refugiados en proyectos comunitari­os también se define como una alta prioridad.

La importanci­a de esta iniciativa fue reconocida por la Declaració­n y Plan de Acción de México para Fortalecer la Protección Internacio­nal de los Refugiados en América Latina, suscrito en 2004 por 20 países de la región y que recomienda la investigac­ión interdisci­plinaria en la promoción y formación del derecho internacio­nal de los refugiados.

 ?? FUENTE EXTERNA ?? Sergio Vieira de Mello.
FUENTE EXTERNA Sergio Vieira de Mello.
 ?? FUENTE EXTERNA ?? Frank Moya Pons.
FUENTE EXTERNA Frank Moya Pons.

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