SANA ARMA BLANCA
La lechita siempre ha sido un aliado de la buena alimentación, pero también es conveniente tener en cuenta algunas recomendaciones a la hora de consumirla, así como sus derivados.
Según la Federación Panamericana de Lechería, el consumo de 2 a 5 porciones diarias (en forma líquida, queso o yogur) es el promedio recomendado, de acuerdo a la edad y el estado del cuerpo, especialmente durante el embarazo, la lactancia, la infancia, la pubertad y cuando se es adulto mayor.
En los últimos años, la investigación científica se ha enfocado en uno de los nutrientes importantes de la leche, la grasa láctea, y ha conseguido una nueva evidencia sobre sus bondades y beneficios nutricionales.
“La presencia de sobrepeso, obesidad y las enfermedades no transmisibles (ENT) están aumentando a un ritmo alarmante en el país, por lo que el control de peso se ha convertido en un tema importante de salud pública aquí y en todo el mundo.
“Hasta el día de hoy, la investigación científica en nutrición continúa diciendo que el consumo de tres porciones diarias de leche, queso o yogur, como parte de una dieta equilibrada rica en nutrientes puede ayudar a mantener un peso saludable”, explica la Federación.
Además, varios estudios han demostrado que las dietas que incluyen tres porciones de lácteos por día permiten mejorar el peso y la pérdida de grasa corporal en adultos obesos y con sobrepeso cuando el consumo de lácteos y de calcio se realiza en las cantidades adecuadas.
Por otra parte, en todos los estudios clínicos que examinaron el papel de los productos lácteos en la reducción de peso corporal cuando se bajan las calorías, se logró una significativa pérdida de peso.
Por lo tanto, la presencia de la evidencia científica apoya el papel benéfico de los productos lácteos (leche, yogur y queso) en el control del peso de los seres humanos.
Sin pruebas. Aunque existe una creciente creencia de la relación entre los ácidos grasos y la salud, no hay ninguna evidencia categórica para hacer recomendaciones generales sobre la restricción del consumo de grasa láctea.
Los productos lácteos enteros destacan en el conjunto de una dieta equilibrada por la presencia de componentes lipídicos bioactivos (suelen aportar omega-3 y omega-6), proteínas de alta calidad y son la fuente por excelencia de calcio biodisponible.
Además, el consumo de lácteos enteros (con grasa) no evidencia aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular ni obesidad. Las proteínas lácteas influyen en la reducción de la presión arterial y en el riesgo de padecer diabetes. En personas con sobrepeso, contribuye al control del índice de masa corporal (IMC).