La Teja

HUÉRFANOS, LAS OTRAS VÍCTIMAS

- México

Cuando mataron a su hija, Rosalinda García tuvo que volver a ser madre: su nieto, José María, quedó huérfano en la ola de feminicidi­os que azota a México y al mundo y ella y su esposo tuvieron que hacerse cargo de él.

“Es retomar el rol de mamá. Dejo de ser abuela para ser madre. Es ver medicinas, médico, cambiar pañales, desvelarse, porque me dejó al bebé de siete meses”, dice a la AFP García, de 51 años, quien habla entre lágrimas frente a los juguetes y peluches que abarrotan la sala de su casa.

José María, casi ajeno al feminicidi­o de Fanny, su madre, observa dibujos animados en un celular. Es solo uno de los huérfanos que ha dejado la violenta ola feminicida en México, que arroja 10 asesinatos de mujeres por día, muchos de ellos impunes, según cifras oficiales.

El caso de José María -hoy de 2 años y cuatro meses de edades usual, pues muchas veces son los abuelos los que quedan a cargo de los menores cuando su madre es asesinada, aunque la labor a veces recae en otros familiares.

Cuando Josefina Cruz comienza a recordar el feminicidi­o de su hija Adriana hace casi un año, su nieto Sebastián, de seis años, la interrumpe diciendo con naturalida­d “...y un señor la mató”.

A cargo. Cruz, de 60 años, se hace cargo desde entonces de Sebastián y su hermana Ashly Nataly, de 9 años. Los mantiene con lo que gana en un puesto de comida mexicana.

“No me pesa porque siempre he trabajado, pero ahorita por mi estado de salud como que se me está haciendo más difícil”, dice entre lágrimas.

“No me da miedo morirme, lo único que me da miedo es dejarlos a ellos solos porque no cuentan con un padre, ni familia”.

Víctimas directas. La violencia machista contra las mujeres en México no disminuye. Las indagatori­as por feminicidi­o han ido aumentando desde las 411 registrada­s en 2015 hasta las 884 de 2018, según cifras oficiales. En lo que va del año hay 726 investigac­iones.

Los femicidios se convirtier­on en una epidemia y en el 2017 se registraro­n 90 mil mujeres asesinas por sus parejas en el mundo.

Costa Rica no escapa de esta triste realidad, en el 2017 se registraro­n 26 femicidios, al año siguiente la cifra se repitió. Este año se contabiliz­an 11 mujeres asesinadas por sus parejas.

Miles de mujeres han exigido a las autoridade­s poner fin a la violencia, pese a que para atender el problema han emitido varias alertas de género, un mecanismo gubernamen­tal de emergencia.

Sin embargo, los hijos de las mujeres asesinadas habían quedado invisibles para las autoridade­s.

“En el caso del feminicidi­o, la mayoría de las mujeres tienen hijos e hijas, (pero) no se hablaba de ellos, nadie estaba muy consciente”, dice Nadine Gasman, titular del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) , algo así como el INAMU de México.

La ley mexicana reconoce a José María, Sebastián, Ashly Nataly y a otros huérfanos como víctimas indirectas de un delito, por lo que ordena a los tres niveles de gobierno otorgarles salud, educación y asistencia social.

“Cada ámbito de competenci­a, es decir, el federal y el local, tienen que establecer bajo sus propios reglamento­s y leyes cómo es que van a poder dar atención a estos niños”, dice Gail Aguilar, titular de la Unidad de Género de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV).

Inmujeres estima que tan solo de diciembre de 2018 a junio de este año, habría unos 4.275 menores de edad con estas caracterís­ticas que requieren apoyo del Estado.

Sin embargo, esa cifra es solo una aproximaci­ón.

Nunca hubo duelo. Rosalinda García y su esposo reciben 330 pesos mensuales (unos ¢11 mil) del gobierno federal de apoyo a José María, que reconocen son insuficien­tes. Las autoridade­s les han ofrecido también atención sicológica y una beca que rechazaron porque el menor todavía no va al kínder.

“Gracias a Dios nuestro trabajo nos ha permitido sacar al niño adelante”, dice García, quien reconoce que ser padres de nuevo les ha impedido guardar luto por su hija.

“Nosotros nunca hicimos duelo. Traemos el dolor adentro porque el hecho de que él nos vea llorar le afecta, a pesar de que es muy pequeño”, dice.

Por su parte, Josefina Cruz busca todo el apoyo que las autoridade­s puedan darle. La Comisión de Víctimas local ya la apoya con 2.000 pesos al mes para los niños (unos 60 mil colones).

“¿Usted cree que 2.000 pesos mensuales a mí me sirven? Desayunan, comen y cenan, y dicen ‘abuelita, quiero esto’. Mi hija los tenía acostumbra­dos a que todo les daba, todo les compraba”, asegura Cruz.

“Es bien desgastant­e. Todos nos prometen que nos van a ayudar, que nos van a apoyar, yo no lo veo claro”.

10 femicidios diarios en México, mayoría quedan impunes.

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Esta semana, en Heredia, se suspendió el juicio por el asesinato de Andrea Fernández, el acusado es su expareja.
JOSE DIAZ Este es el mejor mensaje, ya no más niños sin madre. Esta semana, en Heredia, se suspendió el juicio por el asesinato de Andrea Fernández, el acusado es su expareja.
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ALEJANDRO GAMBOA

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