La Teja

Enemigo siempre se escondió

- Adrián Galeano Calvo adrian.galeano@lateja.cr

Doña Norma Salas, cruzrojist­a de Upala, afrontó una de las pruebas más difíciles de su vida cuando le quitaron sus senos por un cáncer que los médicos detectaron pero del que nunca encontraro­n su origen.

Esta valiente señora, de 50 años, venció al cáncer de mama en setiembre de 2018, mes en el que recibió la buena noticia de que ya no hallaron más células cancerígen­as en su cuerpo.

Salas, quien es voluntaria en la Cruz Roja desde hace 6 años, contó que el proceso fue muy duro, sobre todo porque su caso fue más complicado de la cuenta, pero con la ayuda de Dios y su familia salió adelante.

“Me di cuenta en noviembre del 2017, noté que tenía un bulto en el cuello y empecé a investigar. En los exámenes apareciero­n unos ganglios inflamados y luego de que me hicieron una biopsia en la axila apareciero­n células cancerígen­as”, contó.

Según la cruzrojist­a, lo extraño fue que los exámenes que le realizaron nunca encontraro­n una masa tumoral en sus pechos ni un punto exacto del cual se desprendía­n las células malignas, por lo que tuvieron que hacerle muchos estudios.

Poco tiempo después los médicos confirmaro­n que se trataba de cáncer de mama, pues al aplicar la quimiotera­pia específica para combatir este mal, empezaron a ver resultados.

“Imagínese cómo puede sentirse uno, fue algo durísimo. Cuando a uno le dicen que tiene cáncer de mama lo primero que piensa es cuántos días le quedan por delante”, recordó. Mucho apoyo. Salas, quien es dueña de una empresa distribuid­ora de alimentos, sintió que el mundo se le vino encima, pero nunca perdió la esperanza.

“Lo primero que hice fue poner todo en manos de Dios, porque uno se agarra de la mano de Él y dice ‘aquí vamos hasta donde Él quiera’. Uno simplement­e no puede hacerlo solo”, contó.

Uno de los pilares que tuvo doña Norma para salir adelante fue su familia.

“Cuando quedé pelona no me quise poner nada, me rapé y así anduve cuatro meses. Mi esposo, mis tres hijos (15, 20 y 24 años) y mi sobrino se raparon por solidarida­d, fue muy bonito ver ese apoyo”, contó.

En su labor como cruzrojist­a, Salas se encontró con personas que al verla la llenaban de buenos deseos, incluso se convirtió en una inspiració­n, pues nadie se explicaba cómo una señora con esa enfermedad podía preocupars­e por ayudar a los demás y atender su negocio.

“Llevo una vida tan ocupada y enredada que quería darle un sentido más allá de trabajar, quería servirle a la gente. Las personas debemos proyectarn­os en ayudar al prójimo”, dijo.

Proceso difícil. Doña Norma contó que a inicios del 2018 fue cuando empezó a recibir la quimiotera­pia, los médicos le dijeron que cada 15 días tenía que ir a una sesión. Fueron cuatro meses eternos.

La quimio se convirtió en una pesadilla para Salas, pues sentía como que le estaban envenenand­o el cuerpo; sin embargo, la prueba más difícil llegó el 7 de junio de 2018.

“Mes y medio después de que terminé la quimiotera­pia me hicieron una mastectomí­a radical (quitarle los senos), más que todo por prevención”, recordó.

Salas contó que los médicos le reconstruy­eron el seno derecho, pero no pudieron hacer lo mismo con el izquierdo pues cuando lo iban a hacer ya tenía que recibir radioterap­ia y eso podría ser dañino.

Esa cirugía fue un golpe durísimo para doña Norma, ella sintió que le cambiaron el cuerpo que tuvo durante 50 años, pero en ese proceso tan difícil descubrió que ella era mucho más que su apariencia física.

“Yo me sentía mal, pero mi esposo una vez me dijo que a mí no me define lo que se ve sino lo que llevo dentro”, añadió.

La rescatista terminó con las 25 sesiones de radioterap­ia en agosto de 2018 y desde entonces se encuentra llevando control con los médicos.

Actualment­e está en lista de espera para que le reconstruy­an su seno izquierdo.

Mente ocupada. Doña Norma asegura que vive agradecida con Dios por darle una segunda oportunida­d para disfrutar al lado de sus seres queridos.

Siempre que puede, Salas cuenta su historia para tratar de inspirar a otras mujeres que están pasando por una situación similar.

“En estos casos es muy importante tener una buena actitud, pero sobre todo hay que mantener la mente ocupada, porque si uno no lo hace el cerebro le juega sucio y se va con todo.

“Pero lo más importante es recordar que la vida se termina cuando Dios lo decide y no cuando lo dice alguien más”, reflexionó esta mujer muy carga.

Hasta el día de hoy la masa tumoral nunca apareció”. Norma Salas Cruzrojist­a

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 ?? CORTESÍA ?? Doña Norma junto a sus hijos Daniel (rojo), José Andrés (verde), Jorge (rayas), su sobrino Jafeth (blanco) y su esposo Róger Chavarría.
CORTESÍA Doña Norma junto a sus hijos Daniel (rojo), José Andrés (verde), Jorge (rayas), su sobrino Jafeth (blanco) y su esposo Róger Chavarría.
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NORMA SALAS. Ni el cáncer evitó que Salas siguiera ayudando a los demás.

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