La Teja

“HASTA POR HABLAR PUEDO DESMAYARME”

- Karen Fernández karen.fernandez@lateja.cr

Felipe Loaiza tiene 28 años, es periodista y desde hace cuatro años su vida cambió completame­nte cuando empezó a sufrir desmayos que se fueron incrementa­ndo al punto que en un día podía llegar a desvanecer­se hasta 60 veces.

Durante año y medio iba al médico y ni ellos mismos sabían qué era lo que le pasaba, hasta que finalmente descubrier­on que tenía un síncope neurocardi­ogénico, que era el causante de sus desmayos (Sus venas “no saben” bombear de acuerdo al ambiente en el que está, lo que provoca que se le baje la presión y por eso se desvanece).

Para controlar su problema cardíaco, se le colocó un marcapasos el 18 de febrero del 2018, pero eso tan solo controló que no se desmayara tantas veces al día, ahora le ocurre en promedio una vez al mes, pero deben tener muchísimos cuidados.

Además, está a la espera de ser operado nuevamente en los próximos 15 días.

Siempre sonriente. Pese a su condición, Felipe no pierde la buena actitud ante la vida y pasa en una pura risa cada vez que puede, pues esta es una buena medicina para el corazón. Conversamo­s con él con ocasión del Día del Corazón que se celebra este domingo 29 de setiembre.

“Esta fecha no es un solo día, se vive a diario porque cambiamos nuestro estilo de vida drásticame­nte. He aprendido a ser más paciente y en temas de salud no exigirle tanto a mi cuerpo, a cuidar la buena alimentaci­ón y el descanso. Debemos hacerlo todos en general, no solo los pacientes cardíacos. Tengo que aceptar quien soy en este momento”, explicó el vecino de Orosi.

Con gran madurez, comprendió que había cosas que definitiva­mente ya no podía hacer, como caminar largas distancias, a lo mucho logra completar un kilómetro y debe sentarse porque se pone pálido, frío y se le pueden apagar las luces.

Además, pese a ser muy hablantín, sabe que no puede sostener conversaci­ones muy largas porque se agita y puede perder el conocimien­to.

“Cuando salgo a una actividad social no puedo estar mucho tiempo de pie ni tampoco sentado, porque como mis venas no dilatan bien, se me baja mucho la presión, comienzo a sentir un hormigueo, se me nubla la vista y ya sabemos el desenlace”, explicó Felipe.

Algo tan sencillo como levantarse en la madrugada para ir al baño debe hacerlo con cuidado, porque si lo hace rápido puede terminar en el suelo.

“Yo le digo a la gente que colecciona medallas de maratones que yo llevo la mía dentro del pecho (refiriéndo­se al marcapasos)”, aseguró.

Su padecimien­to es tan raro que a él lo mandan a comer con mucha sal y tomar muchas bebidas hidratante­s, además de los medicament­os que debe consumir.

“Si el día está muy caluroso debo estar muy hidratado, mantenerme fresco con abanicos a mi alrededor. Pero manejar el área emocional es lo más difícil, porque quienes te rodean no comprenden tu con

dición”, añadió.

Cero estrés. El estrés es una bomba de tiempo para el cuerpo y el corazón no se escapa de eso, más si la persona es diabética, tiene presión alta, colesterol y fuma, casi que está como el coyote con la dinamita marca Acme al lado. “El estrés, las preocupaci­ones del día y la depresión son fatales, por eso se debe moderar las carga de trabajo y mejorar la salud emocional y el estado de ánimo para contrarres­tar

1 de cada 5 pacientes con problemas del corazón sufre de depresión

lo”, explicó el doctor Daniel Quesada, presidente de la Asociación Costarrice­nse de Cardiologí­a.

El cardiólogo agregó que las personas estresadas, coléricas y que no manejan bien sus emociones aumentan el riesgo de un infarto en un 50%.

Los problemas cardíacos son la principal causa de muerte en el país y en el mundo.

 ?? CORTESÍA ?? Felipe junto a sus sobrinos Daniel y Mathías Romero, quienes lo apoyan siempre.
CORTESÍA Felipe junto a sus sobrinos Daniel y Mathías Romero, quienes lo apoyan siempre.
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CORTESÍA El joven tiene que mantenerse en control médico constante.

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