TRONO DE CAPO DESATA CRÍMENES
El trono para convertirse en el capo del sur de San José sería el detonante por el que varios grupos pequeños de narcotráfico han asesinado a cinco personas en el inicio del 2017, en Alajuelita.
La ola de crímenes pone a pensar a las autoridades y a los expertos en seguridad y crimonología que se trata de una lucha por convertirse en el pez gordo de esa zona capitalina.
Ese puesto era ocupado por Marco Antonio Zamora, alias “el Indio”, cuya guerra narco se desató con todo en Calle Fallas de Desamparados.
Aunque los vecinos de Alajuelita creen que se debe a secuelas de la banda del Indio.
En el programa “Los fiscales y usted”, que se transmite en radio Columbia todos los lunes, a las 9 a. m., el fiscal general de la República, Jorge Chavarría, aseguró que “el Indio” ytodos sus hombres están presos.
“El paquete completo está en la cárcel”, expresó Chavarría, además indicó que la organización entre las autoridades permitió que se terminara con la violencia que se vivía en Desamparados.
Desde el tabo. Sin embargo, el criminólogo Gerardo Castaing asegura que aunque una organización narco esté presa siempre quedan algunos miembros con ganas de asumir el poder.
“En una estructura narco siempre se detienen a los jefes y a los mandos medios, pero igual en la mayorías de casos se sabe que siempre los narcos dan órdenes desde la cárcel y estas incluyen las de matar”, afirmó Castaing.
El experto asegura que los narcos semueven al lugar donde tengan más conveniencia, por lo que en los últimos años se habla de Pavas, Desamparados, Alajuelita y Limón.
Los vecinos de Alajuelita aseguran que es común ver gente armada, incluso menores, oír balaceras a distintas horas y no siempre llega la Policía, además los bichillos andan vendiendo droga a todas horas.
El OIJ asegura que está realizando la victimología de los falle-
cidos (ver recuadro) para saber los razones de sus asesinatos, si se conocían y hasta con quiénes andaban, pero mientras eso ocurre la matazón no cesa.
Incluso, los vecinos de La Chorotega reportaron una balacera la noche del jueves, aunque no hubo heridos.
Además, en San Juan de Dios de Desampa, en las cercanías de la Cruz Roja, también se reportó otra balacera sin personas afectadas.
La Policía se tuvo que movilizar a La Tabla, la tarde de ayer, por otra alerta de plomazos, pero al llegar no encontraron a nadie.
“Creemos que lo que pasa es que hay más vendedores de droga que están invadiendo el territorio de otros y por eso losmatan”, comentó MarielosVega, una vecina de La Chorotega.
Por su parte, don Juan Marín, también vecino de Alajuelita, menciona que las autoridades se deben poner las pilas para frenar la llove- dera de plomo.
Pellizcarse. “Es un relajo, dicen que hay policías de más, pero uno no ve ni a los de siempre, es un ambiente de inseguridad, ni ganas ya de vivir aquí le dan a uno, pero es más fuerte la necesidad, lo que tienen que hacer los policías es venirse bien armados y estar visibles como hacían en Desamparados, antes de que algún trabajador honesto sufra las consecuencias, uno tie- ne miedo a una bala perdida”.
El especialista en seguridad Álvaro Ramos asegura que la situación que se vive en “mi cantón” es por una lucha de poder para controlar sobre todo el mercado de la marihuana que entra desde Jamaica al país.
“No son grandes carteles, sino pequeños que sevan disputando el poder, son jóvenes que entran en batalla con otros y esto genera las muertes, a veces también es por tumbonazos o venganzas, lo que quieren es sustituir estructuras narco antiguas”, dijo Ramos.
Para el experto, el problema en Alajuelita fue que se pobló desordenadamente también por culpa de los mismos gobiernos, pues al- gunas zonas se convirtieron en sitios marginales.
“El cantón no estaba preparado para eso, por eso ahora se ven bandas, drogas, balaceras, no estaban preparados en trabajo, educación, salud y sufrió un deterioro social”, comentó.
Para Ramos, Alajuelita en este momento es el epicentro d ela violencia, así como lo han sido Limón y Desampa.
“Los grupos están tratando de llenar los vacíos que quedaron con las detenciones de las bandas grandes”, concluyó.
Por el momento, el Ministerio de Seguridad Pública insiste en que son preventivos y se ha reforzado la cantidad de oficiales.