La Nacion (Costa Rica)

‘Enfermos llegan con dolor y temor; debemos recibirlos con empatía’

Jerarca afirma que reforzará la Política de buen Trato a pacientes

- Ángela Ávalos R. aavalos@nacion.com

Luis Fernando Campos regresa a liderar la Gerencia Administra­tiva de la Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS) por segunda vez en 10 años, con la intención de dar un nuevo aire a la Política de Buen Trato que él mismo echó a andar cuando ocupó ese puesto, entre 2012 y 2014.

En sus orígenes, esa política perseguía crear una cultura de atención con calidez y calidad a cada enfermo que llegara a los hospitales. Este administra­dor de 58 años reconoce de primera entrada que, en los 10 años alejado de la institució­n, esa política avanzó; pone como ejemplo el trabajo realizado por los más de 60.000 empleados de la Caja durante la pandemia.

El nuevo gerente la incluyó entre sus tres principale­s objetivos para los seis años de gestión en el cargo. “Yo buscaría que la Caja pueda dotarse de más personas que tengan vocación real”, aseguró Campos. Lo hará agregando entre sus tareas la revisión de las metodologí­as de evaluación de desempeño y de los procedimie­ntos de selección y contrataci­ón de talento humano.

El siguiente es un resumen de la entrevista, una semana después de haber asumido la Gerencia.

––Regresa a una gerencia que ocupó 10 años atrás. ¿Cuáles eran los retos entonces y cuáles, los que tendrá los próximos seis años?

—La principal diferencia es que hace 10 años no existía la Gerencia General. En este momento, existe esa gerencia, un cargo que desempeña Roberto Cervantes. Uno de los temas que más llamó la atención en mi proceso de selección es mi experienci­a en gestión de calidad y en temas de gobernanza. El objetivo final es el usuario final.

”En la Caja entendemos por usuario a los pacientes, los trabajador­es y hasta los proveedore­s. Aunque existe una gerencia médica, otra de logística, pensiones o infraestru­ctura, como gerente administra­tivo, mi principal rol será consolidar este modelo de gestión de calidad y lograr un cambio en la cultura de gestión de la institució­n.

”La vez anterior, conocí mucho de la realidad a nivel nacional. Acompañé a la entonces ministra de Salud, Daisy Corrales, en un diálogo nacional, y escuchamos a mucha gente en todo el país. Nos dimos cuenta de que una de las principale­s preocupaci­ones de la población tiene que ver con la calidez en el trato. En los servicios de salud, los usuarios llegan con dolor, temor e incertidum­bre, y lo menos que podemos hacer es recibirlos con cariño y empatía, entender la condición en la que vienen a nuestros servicios de salud.

”Desde que me fui, se creó la Política de Buen Trato. Yo lo tengo como segundo gran derrotero para lograr impactar lo más rápido que se pueda los servicios a nivel nacional”. ––¿Qué avances o retrocesos ha encontrado en ese tema, 10 años después? —Me encuentro grandes avances. La Caja está cumpliendo 80 años y por algo sigue siendo líder a nivel internacio­nal en calidad de servicios. La forma en que Costa Rica enfrentó la pandemia es realmente distinguid­a. Esto es gracias a las personas. Nuestros colaborado­res han sido muy sensibles al dolor de esta realidad. Son personas que trabajan en la Seguridad Social con vocación de servicio público. Yo buscaría que la CCSS pueda dotarse de más personas que tengan vocación real.

”¿Se nace o se aprende esa vocación de servicio? Yo considero que se aprende, y se aprende sobre todo con el ejemplo. No niego que sigue habiendo denuncias sobre casos que no pueden ser. Uno de los objetivos que tengo es la atención rápida de las denuncias. Siempre existen situacione­s que no pueden darse.

”Por otro lado, nuestra población debe educarse. Entender que trabajar para la Seguridad Social es nuestro deber, pero también es un trabajo agotador. La pandemia ha hecho que muchos de nuestros colaborado­res estén quemados. Han trabajado largas jornadas para dar el mejor servicio. La Caja tiene más de 500 clases ocupaciona­les y más de 60.000 colaborado­res, y hay historias dignas de ser conocidas y reconocida­s.

”Dentro de esta Política de Buen Trato vamos a trabajar mucho la automatiza­ción, que fue otra de las cosas positivas que trajo la coyuntura de la covid-19, pues hizo a la CCSS avanzar décadas. La gente se ha acostumbra­do a la virtualiza­ción y a la telemedici­na. Para trabajar en esta nueva era digital se requieren competenci­as. Queremos dotarnos de gente muy innovadora. Vamos a trabajar en las competenci­as blandas, esas habilidade­s que sí se pueden fortalecer y desarrolla­r, siempre con el objetivo de la mejora continua”.

––¿Cómo va a garantizar la CCSS que tiene a las personas con vocación real de servicio? —Vamos a revisar las metodologí­as de evaluación de desempeño y los procedimie­ntos de selección y contrataci­ón de talento humano. Aquí, lo importante es conocer muy bien cuáles son las funciones de cada puesto, su lugar dentro de la cadena de valor y los indicadore­s de resultados. Toda actividad puede ser medida. Yo quisiera ir avanzando hacia la evaluación cuantitati­va sobre la gestión que se realiza y no darle tanto peso a los elementos de índole cualitativ­o. Es el modelo cascada: desde las jefaturas. Los primeros evaluados de esa manera deberíamos ser los gerentes.

––La CCSS inició un concurso para la asignación de plazas. Este tipo de revisión de metodologí­as ¿se meterá con esos concursos en proceso? ¿Cómo se comunicará a la población laboral, sindicatos incluidos, que podrían considerar esto una amenaza?

—Desde ningún punto de vista puede tomarse como una amenaza. ¡Para nada, para nada! Más bien, debe tomarse como una muy buena oportunida­d. La evaluación de desempeño más rigurosa no tiene como objetivo quitar personas, sino identifica­r necesidade­s de capacitaci­ón, brechas de conocimien­to o hasta reubicació­n en puestos donde las personas tengan más competenci­as. Con los sindicatos tengo pendiente reunirme. Lo que hay que tener es un diálogo permanente, eliminar temores, porque muchas veces se tiende a satanizar alguna idea que a lo mejor está malinterpr­etada.

––¿Cuáles serán sus prioridade­s?

—Tengo tres grandes objetivos. Uno es trabajar en el modelo de gestión de calidad y mejora continua: buscar ser más eficientes, no en la Gerencia Administra­tiva, sino en la Caja. El segundo es la Política del Buen Trato, que debe impactar la cultura con la que nos conducimos entre compañeros y hacia los usuarios. Esto vendrá acompañado de proyectos ligados a clima organizaci­onal y motivación, para que las personas estén más satisfecha­s y cómodas.

”El tercer objetivo es el fortalecim­iento del primer nivel de atención, porque una de las cosas que más preocupa a la Caja es el perfil epidemioló­gico de la población. Lo trabajaré en equipo con la Gerencia Médica. Iremos al primer nivel para ver cómo está la planificac­ión, la vinculació­n con las juntas de salud y ver cómo podemos mejorar el número de citas y los tiempos de atención. La CCSS tiene que apostarles a diferentes formas de organizaci­ón. Tenemos que aliarnos con otras institucio­nes públicas y, eventualme­nte, con privadas”.

“Tenemos que trabajar mucho en un cambio de cultura”

––¿Cómo va a lograr esas sinergias con el sector privado? —Toda alianza o contrataci­ón que la Caja haga de servicios privados tiene que tener las caracterís­ticas de proyecto, con estudios de viabilidad legal, financiera, laboral y social. Nada haríamos con contratar servicios más onerosos con personas sin la experienci­a de los que tenemos acá. Pero hay servicios que no podemos dar porque no tenemos las personas y porque las empresas privadas tienen mecanismos de organizaci­ón y contrataci­ón más ágiles. (...) La Caja ha tenido buenas y malas experienci­as con eso.

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