La Nacion (Costa Rica)

Fallas vacunales bajan efectivida­d de dosis en algunas personas

››Edad, estilo de vida y algunos males afectan generación de defensas

- Irene Rodríguez S. irodriguez@nacion.com Comportami­ento del cuerpo.

Las vacunas no son milagrosas ni de acción inmediata, pero son una herramient­a vital para combatir la pandemia de la covid-19.

Sin embargo, no todas las personas que reciben las dosis quedan protegidas. Hay quienes tienen factores que les impiden llegar a esa condición; estas son las llamadas fallas vacunales.

Con la ayuda de especialis­tas y con base en estudios publicados sobre el tema, La Nación exploró las circunstan­cias que pueden mediar para que una persona, aún con su esquema de vacunación completo, desarrolle síntomas de la enfermedad.

Las explicacio­nes pueden estar en la misma vacuna, en las caracterís­ticas del receptor o en el ambiente en el cual se desenvuelv­e; incluso, podrían estar en la forma como se aplica el inyectable.

Las vacunas preparan las defensas del cuerpo para enfrentar al SARS-CoV-2, virus causante de la covid-19, en caso de que ingrese al organismo; de esta forma, se evitaría la enfermedad.

La pediatra infectólog­a y especialis­ta en vacunas María Luisa Ávila, explica que el producto de Pfizer y BioNTech funciona con una molécula llamada ARN mensajero que está envuelta en una capa de lípidos; al inyectarse en el músculo, esa capa se va degradando y libera un antígeno. Ese estímulo le permite al cuerpo generar defensas.

Hay dos tipos de defensas: uno son los anticuerpo­s y otro es la inmunidad celular (células que actúan como “soldados”). En caso de enfrentars­e con el virus, tanto anticuerpo­s como células trabajaría­n para que este no se replique.

Roberto Arroba, coordinado­r nacional de Inmunizaci­ones y secretario de la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiolo­gía (CNVE), aclaró que esta respuesta del cuerpo no es automática. Los anticuerpo­s toman tiempo en generarse y multiplica­rse.

Por ello, se debe esperar de dos a tres semanas luego de la segunda dosis para considerar que se tiene protección contra el patógeno.

Factores propios. Hay aspectos que las personas no pueden controlar y podrían influir en la forma como el cuerpo responde al fármaco.

Esto no quiere decir que la vacuna no funcione; la efectivida­d debe verse como un espectro, en el que hay personas que, según sus caracterís­ticas, pueden tener un umbral mayor o menor que otras.

Edad, sexo, raza y lugar de residencia podrían ser algunos condiciona­ntes.

“La edad es importante. Conforme envejecemo­s, nuestro sistema inmunitari­o pierde fuerza. No es lo mismo como recibe una vacuna alguien de 80 años que alguien de 30”, aclaró Ávila.

Hay otras factores que podrían variar el nivel de efectivida­d en una persona; por ejemplo, si está con algún tipo de infección que en ese momento se desconozca, o la ingesta de algunos medicament­os.

También podría variar la efectivida­d en quien, por algún motivo, tiene su sistema inmunitari­o comprometi­do (personas con VIH o quienes fueron sometidos a un trasplante y deben tomar inmunosupr­esores). Ellos tendrían algún tipo de respuesta, pero sería menor a la de una persona saludable.

Por otra parte, hay aspectos que sí se pueden controlar. El estilo de vida también se ve reflejado en la forma en la que el organismo comienza a montar una respuesta inmunitari­a.

La alimentaci­ón, el nivel de actividad física, si la persona fuma o no, si es obesa o no, o si sufre desnutrici­ón, son factores que influyen.

“El estrés y el sueño interfiere­n con nuestro sistema inmune y, con esto, también en la forma en la que se responde a una vacuna”, precisó Ávila.

Arroba concuerda: “La vacuna podrá ser la misma, pero nosotros no somos iguales, nuestras caracterís­ticas genéticas, de estilo de vida, de enfermedad­es crónicas, son diferentes y todo eso suma”.

Otros aspectos que pueden afectar están directamen­te relacionad­os con la vacuna y cómo se aplica.

Uno de ellos es la cadena de frío, que debe mantenerse de forma rigurosa; de lo contrario, ya no podría utilizarse el producto. Si falla, deben botarse todas las vacunas.

Otro elemento vital es el músculo donde se inyecta.

“Si usted la quiere en el glúteo, no se la van a poner ahí, porque no sirve”, advirtió la infectólog­a.

La manipulaci­ón del inyectable también es vital; por eso mismo, el personal de salud es capacitado constantem­ente.

“No solo es meter una aguja. Eso lleva un montón de aspectos técnicos”, destacó.

No obstante, Ávila recalcó que en Costa Rica los funcionari­os de salud sí están capacitado­s para aplicar este fármaco de manera correcta.

 ?? ArCHiVO ?? Aquí se aplican dos vacunas contra la covid-19: la elaborada por las empresas Pfizer y BioNTech, y la que produce la farmacéuti­ca AstraZenec­a con la Universida­d de Oxford. Ambas son de dos dosis.
ArCHiVO Aquí se aplican dos vacunas contra la covid-19: la elaborada por las empresas Pfizer y BioNTech, y la que produce la farmacéuti­ca AstraZenec­a con la Universida­d de Oxford. Ambas son de dos dosis.

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