Aislarán a cogedores de café
En Dota, Tarrazú y León Cortés, los lugareños son conscientes de que el éxito tenido hasta hoy puede venirse abajo en cuestión de unos meses.
“Tenemos un factor de riesgo inmenso y es la cosecha de café. Si no se toman las medidas o no atacamos a tiempo, podríamos volvernos el epicentro de la pandemia en Costa Rica”, afirmó Leonardo Chacón, alcalde de Dota.
“A partir de noviembre, podemos esperar de 5.000 a 18.000 personas en Dota, Tarrazú y León Cortés, para trabajar en las cosechas, y esto dura de cuatro a cuatro meses y medio”, añadió.
Dennis Mora, jerarca del gobierno local de León Cortés, añade: “Nos convertimos en un tipo de Estados Unidos para los latinos. Somos el centro de atención de personas que necesitan trabajo, gente en pobreza, gente que migra, tanto de Centroamérica como los indígenas gnöbe de Panamá. Esto debe manejarse con cuidado”.
Ileana Vargas, salubrista pública, también subrayó ese riesgo: “La cosecha cafetalera que se da hacia el final de año en la zona, podría ser crítica para cambiar la situación en estos lugares”.
Cuarentena primero. Los tres municipios de la zona de Los Santos ya van un paso adelante y diseñan un plan para las fincas cafetaleras.
“Este virus nos cambió la realidad nacional y no podemos permitir que nos cambie a nosotros”, afirmó Chacón.
Entre otras cosas, el plan contempla que, sin importar de dónde vengan los trabajadores, estos deberán guardar cuarentena en un lugar que cada finca adecuará para que las personas mantengan un distanciamiento.
Una vez pasado este tiempo, podrán ponerse a trabajar.
“Aunque vengan de Coto Brus y ya hayan estado en Costa Rica desde hace rato, esos trabajadores también hacen cuarentena”, explicó Chacón.
Mora indica que las reglas serán más estrictas, pero son necesarias: “La cosecha debe hacerse, la necesitamos, eso no está en discusión.
“Lo que debe adaptarse son las formas. Necesitamos que los productores y dueños de finca entiendan que los trabajadores deben estar en cuarentena primero y luego deben permanecer en regla”.
La otra posible amenaza, aunque menor, según Chacón, es que al ser una zona turística, la llegada de gente es necesaria para la economía del cantón, pero a la vez puede perjudicarlos en materia de transmisión del virus.
“Este fin de semana, entró un montón de gente a la zona. Y qué bien, pero el mensaje es: ‘Si va a venir a Dota, traiga su mascarilla, y si se siente enfermo o resfriado, no venga”, concluyó.