Papa mantiene veto al sacerdocio de casados
›› Francisco tampoco se abrió a posibilidad de que mujeres participen en el diaconado
El papa Francisco declinó el miércoles aprobar la ordenación de hombres casados para hacer frente a la falta de sacerdotes en la Amazonía, esquivando un asunto espinoso que ha dominado el debate en la Iglesia católica y ha implicado incluso al papa emérito Benedicto XVI.
En un esperado documento, el Pontífice no mencionó siquiera las recomendaciones de los obispos de la región para considerar la ordenación de hombres casados y mujeres como diáconos.
En su lugar, instó a los religiosos a rezar por más vocaciones sacerdotales y a enviar misioneros a la región, donde los fieles viven en comunidades remotas y pueden estar meses, e incluso años, sin celebrar la eucaristía.
Para Andrea Tornielli, director de Comunicación del Vaticano, Francisco quiso evitar que la exhortación se convierta “en un referendo” sobre la posibilidad de ordenar curas a hombres casados.
La omisión del asunto por parte del Obispo de Roma decepcionó a los progresistas, que esperaban que al menos lo pusiera en estudio. Sin embargo, alivió a los conservadores, que han empleado el debate sobre el celibato de los curas para fortalecer su oposición al Papa, a quien algunos han acusado de herejía.
La mayor parte del documento, llamado Amada Amazonía, es en cambio una carta de amor a la selva amazónica y a sus pueblos indígenas escrita por el primer pontífice latinoamericano de la historia.
Francisco lleva años preocupado por la explotación violenta de la tierra, la importancia crucial de la región para el ecosistema global y las injusticias cometidas contra sus gentes.
El documento va dirigido a todos los pueblos del mundo “para ayudar a despertar su cariño y preocupación por esa tierra que es también nuestra, e invitarlos a valorarla y a reconocerla como un misterio sagrado”.
Esta es, en muchos sentidos, una versión sintetizada y centrada de la histórica encíclica medioambiental escrita
por el Papa en el 2015, Laudato Si ( Alabado seas), en la que criticaba a los países ricos y a las corporaciones multinacionales por destruir los recursos naturales del mundo y empobrecer a los más desfavorecidos para su propio beneficio.
Tema polémico. El Santo Padre había convocado a obispos de los nueve países de la Amazonía a una reunión de tres semanas en octubre para debatir las vías de que dispone la Iglesia para ayudar a conservar el delicado ecosistema ante el calentamiento global y para servir mejor a los habitantes de la región, quienes suelen vivir en comunidades aisladas o en ciudades pobres.
El fin del celibato en la Amazonía fue, en efecto, una de las propuestas más innovadoras hechas por los religiosos de la región, con 34 millones de habitantes y 400 tribus indígenas, debido a la escasez de curas y al avance imparable de los evangélicos.
El jesuita argentino es, desde hace mucho tiempo, sensible a la difícil situación de la Amazonía, donde las iglesias protestante y pentecostal ganan fieles ante la ausencia de vibrantes comunidades católicas que celebren las misas con regularidad.
Malestar por postura. Grupos que abogan por la ordenación sacerdotal y un papel más importante para las mujeres en la Iglesia atacaron el documento.
El papa Francisco arguyó que su negativa a la ordenación de mujeres les evita el riesgo de ser “clericalizadas” o colocadas en un pedestal.
“Está fallando a su deber como líder con el poder de efectuar cambios positivos y enfrentar la discriminación”, dijo Miriam Duignan, del Instituto Wijngaards de Investigaciones Católicas, una institución con sede en Gran Bretaña.
Kate McElwee, directora
“ESTÁ FALLANDO (EL PAPA) A SU DEBER COMO LÍDER CON EL PODER DE EFECTUAR CAMBIOS POSITIVOS Y ENFRENTAR LA DISCRIMINACIÓN”. Miriam Duignan Instituto Wijngaards
ejecutiva de la Conferencia por la Ordenación de las Mujeres, sostuvo que el documento traiciona a las mujeres en el Amazonas y en todas partes donde realizan la mayor parte de la obra de la Iglesia, transmiten la fe de generación en generación y, sin embargo, no reciben el menor reconocimiento oficial ni autoridad.
“Reconocer la obra de las mujeres con la ordenación diaconal sería un paso inicial y básico para rectificar el mal del sexismo institucional que tiene maniatada a nuestra iglesia en su intento de responder a las crisis morales de nuestro tiempo”, expresó McElwee en un comunicado.
“El Papa cedió a la presión y no aprobará la ordenación de curas casados”, comentó decepcionado José Manuel Vidal, de la página católica Religión Digital.