Copa Oro con fútbol de barro
El planeta está a las puertas de un nuevo Mundial Sub 20 y en noviembre arranca el de menores de 17 años. Nuestros muchachos verán ambos por televisión. Una fotografía del momento del futbol local.
En tanto, la convocatoria preliminar para la Copa Oro enlistó de nuevo a muchos veteranos que fueron y aun pueden ser importantes para la Sele, pero que dejan una sensación amarga de que el mejor tiempo es el pasado y no el porvenir.
La esperanza no se viste de realidad; nos llega a través de las optimistas palabras de Matosas, que ve talento hasta abajo las piedras.
Yo, en cambio, veo dos eslabones perdidos en esta incomparecencia a dos mundiales que deberían haber sido el combustible para retomar los viejos tiempos, los de Bora y Pinto. Repaso los pormenores del campeonato recién concluido, y caigo en la cuenta de que fue escaso en todos esos ingredientes que hacen saltar al aficionado en su butaca.
Las mujeres abandonaron la última eliminatoria con saldo decepcionante. El futbol playa recién fue eliminado en el premundial. El de sala tampoco estuvo en el evento planetario de Argentina, hace poco más de un mes.
Si a eso sumamos el triste regreso de los legionarios europeos, la intermitente actuación de ticos en una liga gringa que no despega y las pasantías por el banco de quienes mantienen cupo en Europa, no queda más que aferrarse al optimismo, con tanta fe como el mismo Matosas, aunque a él le paguen para ser positivo y a nosotros nos toque serlo de gratis.
A nadie le gusta facturar los fracasos. Para eso están los triunfos. La orfandad acompaña todos estos tropiezos de un futbol que se acostumbra, cada vez más, a vivir de los recuerdos. El hoy apenas alcanza para pensar en la lucha titánica afuera de la cancha, entre dirigentes, por ocupar las sillas que parecen quedarles grande.
Una camisa conmemorativa que no nos recuerda nada ni a nadie y un casi chistoso partido contra Nicaragua, que nos los quieren vender como “histórico”, son el placebo que nos recetan en estos tiempos de crisis. De seguro no ganamos la Copa Oro, pero lo importante, para quienes manejan el futbol, no será el trofeo… Para ellos basta con la silla dorada que les asegure cuatro años para seguir forjando tan numerosos triunfos.