Papa separa a dos cardenales ligados a escándalos sexuales
CIUDAD DEL VATICANO. AFP.- El Papa apartó de su círculo de consejeros más próximos al cardenal George Pell, perseguido en Australia por agresiones sexuales a menores, y al chileno Francisco Javier Errázuriz, sospechoso de haber ocultado los actos de un cura pederasta en Chile, anunció este miércoles el Vaticano.
Los dos altos responsables eclesiásticos formaban parte de un consejo de nueve purpurados de todos los continentes, llamado C9, el cual asesora al papa Francisco en la reforma de la administración de la Santa Sede.
El Pontífice escribió a los cardenales que abandonarán la instancia para darles las gracias por “el trabajo realizado durante cinco años”, indicó ayer el director de la sala de prensa del Vaticano, Greg Burke.
Este anuncio tiene lugar antes de una cumbre muy esperada sobre la “protección de menores”, entre el 21 y el 24 de febrero, organizada por el líder de la Iglesia católica, a la que acudirán los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo, así como expertos, pero también víctimas de abusos sexuales por parte de clérigos.
La cumbre plantea un desafío, mientras que algunos obispos de Asia o África afirman que no están concernidos por un problema “occidental”.
Los escándalos de abuso sexual en cascada, perpetrados u ocultos por el clero, han sumido a la Iglesia en una crisis sin precedentes en Europa, Estados Unidos, Chile y Australia.
“La reunión de febrero no resolverá todos los problemas, puesto que hay demasiada diversidad mundial en la Iglesia. El episcopado estadounidense, presa del pánico, opta por medidas radicales, en tanto los africanos no quieren que se imponga ninguna”, resumió un allegado al Papa, tratando de atenuar las expectativas.
“La omertá (ley del silencio) ha sido nuestra cultura durante demasiado tiempo. La reunión de febrero debe marcar un nuevo comienzo sobre la responsa- bilidad de los obispos”, dijo.
Cualesquiera sean las dificultades para “afinar los violines” de una Iglesia con contrastes, se espera que el Pontífice mantenga su intransigencia hasta la cumbre de febrero.
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