Cuatro tipos de motociclistas se disputan calles
→ Hay usuarios por necesidad o trabajo, por recreación o los de zona rural → Representan el 28% del parque automotor y 45% de víctimas en las vías
Tan ágil como para escurrirse entre los autos estancados en las presas, y tan peligrosas como para convertirse en el vehículo con el porcentaje más alto de víctimas mortales en accidentes de tránsito. En los últimos años es notable el acelerado aumento de motocicletas en las carreteras nacionales.
El dato no es solo percepción: del 2010 al 2016 la importación de motocicletas aumentó un 268%. Al 2017 la cifra bajó ligeramente, en un 16%, según datos de la Dirección General de Aduanas.
Para el comunicador Francisco Angulo, vecino de Heredia, el deseo de ahorrar tiempo y dinero motiva a las personas a comprar una motocicleta, frente a los precios de los combustibles y las caóticas presas.
Ese pensamiento lo acompaña desde hace 12 años, cuando compró su primer vehículo de dos ruedas.
“Yo valoro mucho mi vida como para perder dos o tres horas de tiempo en una presa. Trabajaba en Tibás y desde Heredia duraba en carro o en bus una hora y 20 o 40 minutos, en moto duraba 40 minutos”, manifestó.
“El tanque del carro se iba en 10 días, mientras la moto pequeña que tengo le echaba ¢3.000 o ¢4.000 al mes, gasto más plata en el marchamo que lo que gasto en gasolina”, afirmó.
Si usted, al igual que Angulo, compró una moto por su bajo costo y para llegar a su lugar de trabajo o estudio más rápidamente, podría ser un motociclista por necesidad.
Esta es una de las cuatro categorías propuestas por el Consejo de Seguridad Vial (Cosevi) para estudiar el fenómeno de las motos, calificar a sus conductores y elaborar el Plan Nacional de Seguridad Vial para Motociclistas 2015-2020.
En este primer grupo, los conductores manejan pocos kilómetros diarios y casi siempre por la misma ruta. Rara vez usan su vehículo por placer.
Son hombres y mujeres entre 20 y 50 años, sin un nivel educativo predominante. Sobresalen los choferes nuevos, con poca o nula experiencia, aunque son más responsables en el uso de dispositivos de seguridad.
Su poca pericia los convierte en víctimas constantes de accidentes de tránsito, contrario a la segunda categoría: los motociclistas sociales.
Estos son conductores con experiencia, poco propensos a accidentes. Gustan de organizar paseos grupales los fines de semana y su estilo son los vehículos caros, superiores a los 600 centímetros cúbicos (cc).
En cambio, el cilindraje más bajo es la opción para el tercer grupo: los motociclistas de zona rural, que optan por motos entre los 100 y 250 cc.
Son hombres de baja escolaridad y con trabajos poco calificados, aunque recientemente más mujeres se les han sumado. Son de especial atención para el Consejo, pues cuentan con poca información sobre seguridad.
Usan el casco solo cuando manejan por carreteras donde podría haber retenes, o por exigencia de la empresa donde laboran.
Para los motociclistas de zona rural este vehículo es una buena opción por su aparente facilidad para manipular. Según el Cosevi, 11 años es la edad promedio en la que los jóvenes aprenden a utilizar el vehículo.
La cuarta categoría tiende a ser más formalizada: el trabajador. Estos laboran en sus motos, son repartidores de comida, mensajeros, remeseros y guardias de seguridad privada.
Son hombres entre los 18 y 50 años (las mujeres tienen poca presencia), con educación media y acostumbrados a transitar en la ciudad.
Aunque ha facilitado el transporte de miles de costarricenses, el auge de las motos también ha dejado cientos de accidentes y víctimas en las calles.
A setiembre del 2018 se registraban 148 muertos en el año, la cifra corresponde al 45% del total de defunciones en el sitio del accidente de tránsito, para un sector que representa un 28% del parque automotor.