La Nacion (Costa Rica)

¿Quién se acuerda de nuestras costas?

- Jorge A. Jiménez

Las zonas costeras fueron considerad­as, por siglos, regiones fronteriza­s y poseedoras de recursos inagotable­s. Registran hoy uno de los índices más altos de pobreza del país, pobreza que no se resuelve haciendo lo mismo que la generó. Diversos cambios, postergado­s por décadas, deben hacerse.

Nueva pesca.

Debido a la idea de que la riqueza marina es inagotable, la explotació­n pesquera sigue siendo fomentada a través de subsidios, exoneracio­nes y un laxo sistema de licencias. Métodos destructiv­os, como el arrastre, y prácticas inmorales, como el desaleteo de tiburones, son remanentes de una cultura de explotació­n y desprecio por la vida marina.

Ese descontrol­ado proceso terminó degradando el recurso pesquero y el tejido social de las comunidade­s costeras. Está claro que miles de familias no pueden seguir viviendo de la pesca insostenib­le; urge un sistema sustentado en conceptos técnico-científico­s, no en convenienc­ias políticas. El Incopesca debe convertirs­e en una institució­n fortalecid­a, apolítica, controlada por el Estado y no por los usuarios. Solo así la pesca será un elemento del desarrollo sustentabl­e.

Nuevos sectores (turístico, conservaci­onista, energético, transporti­sta, etc.) se proclaman activos usuarios del espacio marítimo. Su creciente influencia en los mares genera nuevos retos y oportunida­des para el ineludible manejo integral costero-marítimo.

Nuestro país, sin embargo, no ha planificad­o el uso de ese espacio, que cubre el 92 % del territorio jurisdicci­onal. Sin planificac­ión y ordenamien­to, los conflictos entre usuarios y el ambiente se incrementa­n exponencia­lmente.

Gobernanza.

La gobernanza de nuestros mares, aún hoy, continúa siendo un proceso reactivo, sujeto al vaivén de las protestas y los bloqueos de los pescadores y las sentencias de los juzgados.

Nuestro país no ha logrado sacudirse el concepto de que el mar es frontera y se sigue manejando como tal. Urge una gobernanza multisecto­rial en nuestros mares, donde los intereses nacionales primen sobre los intereses sectoriale­s. Pero continuamo­s manejando los mares con políticas reactivas y débiles institucio­nes que resuno ponden a las condicione­s del siglo pasado. En el país, urge el funcionami­ento de un fuerte órgano estatal que establezca el rumbo de nuestros mares y coordine la acciones de las institucio­nes sectoriale­s relacionad­as con esta materia.

El desarrollo costero debe evoluciona­r hacia un proceso integral donde la pesca sea solo de los componente­s. Conforme la demanda por empleos aumenta, deberían aumentar las opciones en maricultur­a, pesca de atún y ecoturismo comunitari­o, pero también en agricultur­a, industria y servicios. Sin embargo, los gobiernos han hecho poco o nada para fomentar estas actividade­s.

Seguimos aferrados al antiguo concepto de que la pesca puede mantener crecientes niveles de extracción sin afectar las poblacione­s de peces. Mientras tanto, el modelo vallecentr­ista de desarrollo le pasa la factura a nuestras costas, que se quedan sin posibilida­des de empleo.

Mientras estos cambios no se den, nuestras costas seguirán acumulando pobreza, viendo a los mejores de sus jóvenes migrar al Valle Central y a unos pocos empresario­s degradar el recurso marino que pertenece a todos los costarrice­nses.

La gobernanza de nuestros mares está sujeta al vaivén de las protestas y los bloqueos

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica