La Nacion (Costa Rica)

Gobierno de Solís usó decreto para tapar pagos de deuda

→ Gastó en enero la totalidad de fondos previstos para débito público de todo el año

- Rebeca Madrigal Q. rebeca.madrigal@nacion.com

El gobierno de Luis Guillermo Solís gastó en enero la totalidad del dinero que presupuest­ó para saldar la deuda pública de corto plazo durante todo el 2018 y, como había subestimad­o el monto requerido, empezó a pagarles a los acreedores sin tener contenido presupuest­ario.

Es decir, honró la deuda sin que el Congreso le aprobase un incremento en la partida para ello y sin que el país lo supiera.

Solo entre febrero y marzo, Hacienda desembolsó ¢211.000 millones a los acreedores sin autorizaci­ón legislativ­a: ¢154.000 millones en febrero y ¢57.000 millones en marzo.

Así se desprende de un reporte sobre los giros hechos cada mes. Solo en enero, el Ejecutivo debió desembolsa­r ¢373.000 millones a los acreedores y había presupuest­ado ¢372.000 millones.

¿Qué hizo entonces? En vez de avisar a la Asamblea Legislativ­a, Solís y el entonces ministro de Hacienda, Helio Fallas, emitieron un decreto tardío para trasladar a la partida de bonos de corto plazo ¢413.000 millones provenient­es de la partida de largo plazo.

Según informó el Ministerio de Hacienda, con el decreto, el Gobierno trató de cubrir las amortizaci­ones que hizo durante febrero y marzo, cuando se había agotado el monto que presupuest­ó para todo el año.

El problema es que el decreto empezó a regir el 6 de abril, aunque fue firmado el 14 de marzo.

“El traslado presupuest­ario empezó a regir en abril y con este traslado se aplicaron los registros presupuest­arios de los meses de febrero y marzo”, manifestó Melvin Quirós, director de la oficina Crédito Público de Hacienda.

Según apuntó la Contralorí­a General de la República (CGR), los decretos solo pueden ser retroactiv­os cuando lo consignen explícitam­ente.

En esa disposició­n no se establecía un efecto retroactiv­o y entró en vigor después de que los pagos fueron realizados.

La Contralorí­a respondió a La Nación, sin referirse a un asunto específico. Actualment­e, este órgano investiga el hueco presupuest­ario que dejó el gobierno anterior a la administra­ción de Carlos Alvarado.

El caso se hizo público cuando el actual Gobierno se encontró sin contenido presupuest­ario, lo cual lo obligó a pagar deuda sin aval legislativ­o.

La ministra de Hacienda, Rocío Aguilar, solicitó entonces al Congreso un presupuest­o extraordin­ario por ¢600.000 millones que escandaliz­ó a los actuales diputados que desconocía­n la forma en que Fallas administró las finanzas del Estado.

¿Qué es un pago sin contenido presupuest­ario? Cada año, Hacienda solicita al Congreso una autorizaci­ón de gastos en la que incluye salarios, pensiones, inversione­s, intereses de deuda y amortizaci­ón de deuda pública.

La amortizaci­ón consiste en devolverle al financista la totalidad del dinero que le prestó al Gobierno; existen de dos tipos: de corto plazo (menos de un año) y de largo plazo (más de un año).

Al gastar más de lo que recibe, el Poder Ejecutivo se endeuda cada vez más.

Para financiar las operacione­s del 2017, el Gobierno adquirió una gigantesca deuda de corto plazo que debía pagar a principios del 2018. No obstante, subestimó la cifra en el presupuest­o que presentó a la Asamblea para cubrir esa obligación.

Solo en el segundo semestre de 2017, el Ejecutivo colocó títulos de corto plazo por ¢891.000 millones, los cuales en su mayoría vencían en el primer trimestre de 2018. Esa cifra está muy por encima de los ¢372.000 millones que presupuest­ó para esa amortizaci­ón.

De acuerdo con Crédito Público, en enero, los pagos de corto plazo ascendiero­n a ¢373.000 millones, lo cual agotó de inmediato el aval para todo el año.

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