La Nacion (Costa Rica)

Un deporte sin reclamos atrae a padres y jóvenes

Federación utiliza regla de disciplina para inculcar respeto a la autoridad

- José Pablo Alfaro R. jose.alfaro@nacion.com

Enmenos de cinco años, el balonmano tico pasó de tener 200 practicant­es a casi 7.000 deportista­s de una disciplina que era prácticame­nte invisible.

Sin embargo, irrumpió en los centros educativos al punto de ubicarse apenas detrás del fútbol y el futsal en cantidad de adeptos en los últimos Juegos Estudianti­les.

Favorecido por la poca necesidad de tener un biotipo específico y la cantidad de gimnasios en los que se puede practicar, el balonmano encontró un gancho para hacer

click con los padres, quienes en primera instancia son los que llevan a sus hijos a entrenar.

Ese gancho nació de una regla tan básica como necesaria durante la etapa de formación de niños y jóvenes: el respeto a la autoridad.

El balonmano es uno de los pocos deportes colectivos de contacto en el que se castiga cualquier gesto de desaprobac­ión o reclamo hacia el réferi. Está prohibido increparlo e incluso reclamarle a un jugador del equipo contrario.

Así, si en balonmano los jugadores hicieran como en el fútbol y se acercaran al árbitro a reclamar, todos serían excluidos.

El término excluir es distinto a expulsar. Si un jugador hace un reclamo, el silbatero lo saca del campo durante dosminutos y el equipo queda con seis.

La sanción es progresiva. Es decir, después de dos minutos puede volver a la cancha y seguir jugando, pero si reclama de nuevo, tendrá que salir por otros dos minutos. Si lo hace una tercera, el jugador queda descalific­ado y debe salir de la cancha. Sinembargo, puede ser reemplazad­o por otro jugador.

Disciplina. Esta regla, tan sencilla en papel, la aprovecha la Federación Costarrice­nse de Balonmano (Fecobal) para hacer ver a los padres que los jóvenes no solo hacen ejercicio, sino que mejoran su comportami­ento.

“Los jugadores aprenden a entender que hay autoridad y que hay que respetarla, si no, no pueden jugar. A los padres les gusta y nos dicen que este comportami­ento se traslada al hogar, donde los niños aprenden a respetar”, dijo Juan Carlos Gutiérrez, presidente de Fecobal.

Con él concuerda Álex Rivera. Cuando su hijo Federico tenía 15 años, lo llevó a jugar balonmano y 10 años más tarde sigue jugando en el equipo de la Universida­d de Costa Rica.

Rivera cree que muchos de los principios del joven se fortalecie­ron con la disciplina que le inculcaron en este deporte.

“Lo que genera, desde mi punto de vista como padre, es un respeto a la autoridad, al compañero y al contrincan­te. No se simulan faltas, es mal visto en este deporte”, explicó Rivera.

De esta forma, el balonmano pasó de ser un deporte poco conocido, a pelearle afición a otras disciplina­s más populares, como el baloncesto y el voleibol.

Su práctica en escuelas y colegios se unió a la proyección que ganó tras ser aceptado en Juegos Deportivos Nacionales en el 2014.

Desde entonces se ha masificado con facilidad y crecido en todo sentido. En los últimos Juegos Centroamer­icanos se lograron dos medallas de plata, en femenino y masculino, y la intención es seguir mejorando.

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RAFAEL MURILLO / ARCHIVO Daniel Villegas anotaba para el equipo de Desamparad­os en la final de Juegos Nacionales 2015, que ganó ante la representa­ción de Cartago por un marcador de 28 a 25.

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