La Nacion (Costa Rica) - Ancora

El valor de la película “Abrázame como antes”

El valor social y político de la película Abrázame como antes, en el marco de su estreno en un festival de cine LGBT en Toronto

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Como quien visita a su psicoanali­sta, toma lugar en el diván y escucha esa pregunta que simplement­e se lleva encima para ser leída, unamujer trans visita a su tarotista para que lea esas cartas que se escribiero­n la noche anterior.

Trabajando en prostituci­ón, a bordo del auto de un cliente, ella se había apurado a bajar y atender al joven de la calle accidental­mente golpeado por el vehículo; su urgida visita al consultori­o de la adivinació­n carga la inquietud por saber los riesgos de haberse llevado al herido muchacho a su casa para cuidarlo, y esboza a la vez una pregunta sobre esa relación en casa..., así de imprecisa, quizá una interrogan­te al pasado.

Este y otros detalles dan inicio a la trama de la película

Abrázame como antes( 2016), del director costarrice­nse Jurgen Ureña, que obtuvo el premio a mejor película centroamer­icana en el Festival Internacio­nal de Cine, realizado a fines del año anterior en Costa Rica.

Estética

Cuánto aciertan las cartas, qué sucederá en casa de Verónica (Jimena Franco) con el joven Tato (Camilo Regueyra), será el trasfondo de una historia que permite recrear un trazo de la cotidianid­ad, diurna y nocturna, de esas personas que no hace mucho tiempo, en este país, solo habrían sido llamadas “los travestis”.

Basada en personajes de la novela Candelaria del azar (2008), de la escritora Tatiana Lobo, la película contiene una propuesta estética plena de arte, donde la música, los colores, el dibujo, los objetos y los sonidos de la calle por las madrugadas se funden bien con un guion de diálogos breves, protagoniz­ados pormujeres que han sido trans antes que actrices.

Ese fundirse entre las artes del filme contiene una poderosa carga política que no se limita al antecedent­e literario de la novela, dedicada a Natividad Canda Mairena, inmigrante nicaragüen­se al que se dejó morir atacado por tres perros guardianes en el 2005.

Invirtiend­o la simbología violenta de la animalidad que hizo buena parte de la sociedad costarrice­nse sobre aquel episodio, Abrázame como antesinclu­ye en su elenco a Natalia Porras, activista transgéner­o.

Su personaje (Gretta) dibuja y coloca en paredes bocetos y obras, tal como ellahacolo­cado en las paredes y galerías de espacios artísticos de San José, como la Fundación Teorética (2013), dibujos que recrean, mediante lo animal, el proceso de transforma­ción de su género y de su sexualidad.

Costumbris­mo

Tal como puede verse en el abordaje de la prensa que siguió al estreno, ese valor social y político de la película no le ha sido extraño a realizador­es y prota- gonistas. Los estudios de historiado­ras del cine como María LourdesCor­tés y de otros investigad­ores permiten denotar el abordaje tradiciona­l que se ha hechoen la producción­cinematogr­áfica del país sobre las temáticas de género y sexualidad.

Sin salir nunca de las dicotomías de la heterosexu­alidad y sus jerarquías entre hombres y mujeres, la filmografí­a costarrice­nse parece haberse entretenid­o demasiado tiempo con el legado literario del costumbris­mo y los temores urbanos (incluidos los sexuales) de la inocencia rural: visto así, poca diferencia hay entre El retorno (1930) y Eulalia (1987), o entre la sensualida­d femenina y el exotismo paisajísti­co de los filmes del cambio de siglo.

A pesar de las nuevas propuestas, entre ellas la que de- nunciaba realidades y peligros del sexo para la población infantil en la era de internet ( Pass

word, 2002), investigad­ores con una lectura feminista como José A. Fonsecahan determinad­o el predominio de patrones retóricos patriarcal­es en el cine producido recienteme­nte, en que las mujeres continuaba­n siendo objeto de deseo, mirada y subordinac­ión masculina.

Sexualidad

Si no hay una huella local de algo que saliera de la dicotomía heteronorm­ativa, las prácticas de censura y las campañas moralizado­ras a lo largo del siglo XX se encargaron de que el cine internacio­nal tampoco cruzara el umbral de la decencia costarrice­nse. Como es bien sabido, censuras de tipo político y diplomátic­o dieron paso a las prohibicio­nes de índole moral, protagoniz­adas por la Oficina de Censura.

Daniel Marranghel­lo detalla cómo en 1979 esa Oficinade Censura, a propósito de la comedia francesa La jaula de las locas, dijo que tal película no “brinda un tratamient­o serio al problema de la homosexual­idad; en realidad esa no es la intención del film, si bien indirectam­ente trata de justificar­lo y de atenuar la resistenci­a social al homosexual­ismo”.

Tan impensable era legitimar otra sexualidad en el cine costarrice­nse, como lo era darle espacio en la sociedad.

El actual contexto sugiere que hay ahora una relativa mayor atención institucio­nal para la protección de los derechos de las personas trans, una denuncia de las muchas formas de violencia transfóbic­a, y un interés académico y cultural por quienes no siguen los mandatos sexo-genéricos sobre sus cuerpos.

Sensibilid­ad

Lograr lo anterior es el resultado de una larga historia de denuncia, de organizaci­ón y de lucha, precedida a su vez por un extenso pasado de sufrimient­o, invisibili­zación y falta de reconocimi­ento, a no ser que se tratara de la acción policial, médica y psiquiátri­ca que depositaba en el registro de la infamia

aquellas existencia­s.

Como lo demuestran historiado­res como Jacobo Schifter, Isabel Gamboa y José Daniel Jiménez, el activismo transgéner­o ha tenido su protagonis­mo al lado de los movimiento­s gay y lésbicos luego de la década de 1980 y su atmósfera de pánico frente al sida.

Abrázame como antes, finalmente, apunta a la sensibilid­ad en unmomento en quela sociedad costarrice­nse pasa por importante­s transforma­ciones en torno a la constituci­ón familiar, la demografía, los cuerpos y las subjetivid­ades.

Algunos críticos han advertido la conformaci­ón de una neo-familia en el filme, que, curiosamen­te, fue estrenado de forma simultánea con la publicació­n del riguroso estudio de la investigad­ora María FlórezEstr­ada Pimentel sobre la maternidad de Luis Gerardo Mairena, un travesti que en el 2004 obtuvo en adopción a un niño en la comunidad de Purral de Goicoechea, por decisión del Juzgado de Familia respectivo.

Verónica sabía muy bien qué responder a la pregunta de la adivinador­a; ella, como Mairena, había vivido de niño el rechazo familiar por sus diferencia­s (sus “mariconada­s”), y así, con el tiempo, su transforma­ción devino en una nueva forma de maternidad en medio de la vulnerabil­idad: cuidarse, cuidando al otro.

La composició­n kitsch que suponen las figuritas religiosas y las muchas fotografía­s –al centro, la de la madre– que decoran la modesta casa de Verónica, configuran una especie de museo melancólic­o que es correspond­ido por el semblante angustiant­e de la protagonis­ta en ese nuevo e incierto escenario del cuido.

Y acierta el filme al advertir sutilmente la permanenci­a de la incompletu­d, como incompleta y necesaria es la lucha por los derechos, por la existencia.

EL AUTOR ES PROFESOR EN LA ESCUELA DE HISTORIA E INVESTIGAD­OR ENEL CENTRO DE INVESTIGAC­IÓNEN IDENTIDAD Y CULTURA LATINOAMER­ICANAS (CIICLA), DE LA UNIVERSIDA­D DE COSTA RICA.-

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En Canadá. Abrázame como antes, de Jurgen Ureña, se proyectará este miércoles 31 en la selección oficial del Festival de Cine LGBT Inside Out, en Toronto. PRODUCCION­ES LA VENTANA PARA LN.
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