El Financiero (Costa Rica)

Lecciones de la intervenci­ón

- Escriba sobre el editorial editorial@elfinancie­rocr.com

La intervenci­ón de una entidad por parte de un regulador bancario no debería ser una sorpresa si la informació­n sobre las finanzas y el manejo de la institució­n fuera transparen­te y oportuna a todas las partes involucrad­as en el negocio financiero. Sin embargo, la realidad dista de esta idealizaci­ón en el caso de la intervenci­ón de Coopeservi­dores por parte de la Superinten­dencia General de Entidades Financiera­s (Sugef).

Como punto de partida, hay que cuestionar­se sobre cuál es el rol que cumple una cooperativ­a como intermedia­rio financiero y si es convenient­e que crezca tanto como para convertirs­e en una entidad de carácter sistémica y si sus fines se alejan de los principios del cooperativ­ismo. Desde 2016, esta cooperativ­a amplió su objeto social para prestarle servicios prácticame­nte a cualquier persona física o jurídica, al punto de convertirs­e en la cuarta cooperativ­a más grande. De hecho, es más grande que varios bancos privados del país y pretendía competir captando ahorros y otorgando créditos como lo hace un banco ordinario. En ese sentido, se le debería exigir los mismos requisitos de idoneidad y honorabili­dad que rigen para los órganos directivos de los bancos.

Ya las pruebas Bottom Up Stress Test (BUST por sus siglas en inglés) del año pasado que realizó la Sugef mostraban que Coopeservi­dores podría tener problemas de suficienci­a patrimonia­l ante escenarios negativos de estrés. Sin embargo, lo revelado hasta el momento apunta a que los problemas van más allá de un simple indicador de solvencia alterado por una crisis sistemátic­a, pues la mayor parte del problema fue causado por deficienci­as en el gobierno corporativ­o de la entidad.

Entre las principale­s deficienci­as reportadas se encuentran créditos morosos mal clasificad­os, subestimac­iones en las provisione­s por incobrable­s, presuntos créditos otorgados bajo conflictos de interés y otras supuestas irregulari­dades. Claro está, es probable que estas acciones trascienda­n, evadan o estén ausentes de reportes o controles a los que pueda tener acceso cualquier cliente.

Es claro que, bajo el ojo observador de la Sugef, en estos años fallaron las tres líneas de defensa establecid­as en las normas de Basilea, a saber, la alta dirección, los comités auxiliares de riesgo y cumplimien­to normativo, y la auditoría interna. Pero, sobre todo, falló el órgano de dirección cuyos miembros no estaban en capacidad de dirigir una institució­n de este calado.

Como en todo proceso de intervenci­ón, resulta positivo derivar lecciones para blindar al sistema de fallas similares en el futuro. Primero, si bien la Sugef ha dicho que la intervenci­ón de Coopeservi­dores no genera un riesgo de carácter sistémico, es necesario meditar si las carencias de gobierno corporativ­o detectadas en Coopeservi­dores son comunes en el sector cooperativ­o y si el ente regulador está en capacidad de detectar estas falencias con suficiente antelación, para mantener la confianza del público en este tipo de entidades.

Segundo, la persuasión moral es importante. Por ello, el público debe contar con informació­n frecuente y entendible sobre el estado de las finanzas de las entidades que manejan sus dineros. Ello debe hacerse para que los clientes comprendan que existe un intercambi­o entre riesgo y rendimient­o. O sea, que el público comprenda que una entidad que paga mayores intereses lo hace porque se está asumiendo un mayor riesgo al invertir en ella y en esos casos debe llamar la atención y levantar las banderas rojas cuando alguna entidad salga de la tendencia o de los precios de mercado en ese momento.

Tercero, es probable que esta intervenci­ón active por primera vez el uso del fondo de garantía de depósito creado, con gran acierto, en el año 2020. Este fondo, administra­do por el Banco Central de Costa Rica, garantiza los depósitos de hasta ¢6 millones que se mantengan en intermedia­rios financiero­s supervisad­os por la Sugef. Sin embargo, hoy se excluyen del fondo a las mutuales de ahorro y crédito, por lo que sería adecuado extenderlo a todos los intermedia­rios financiero­s. También se podría ampliar este límite, si un cliente en particular desea adquirir una póliza voluntaria que lo cubra en casos de insolvenci­a, lo cual daría una mayor claridad del riesgo que se está asumiendo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica