El Financiero (Costa Rica)

Japdeva busca alivio en las arcas del Cosevi

Ley le permite obtener fondeo de ¢6.500 millones del superávit de Seguridad Vial.

- Manuel Avendaño Arce manuel.avendano@elfinancie­rocr.com

Más de tres meses pasaron y la Junta de Administra­ción Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva) ve como un embargo de cuentas bancarias truncó su proceso de transforma­ción que incluía reducir la planilla, subcontrat­ar servicios y buscar un punto de equilibrio financiero.

La entidad está inmersa en una carrera por resistir. La tónica es buscar recursos para salir con los gastos de la quincena. ¿Qué pasará en el futuro cercano? Nadie lo sabe a ciencia cierta.

Andrea Centeno, presidenta ejecutiva de la junta porturaria, activó todas las alternativ­as legales para obtener dinero que le permita continuar −en la medida de lo posible− con el plan de modernizac­ión.

La nueva apuesta es pedir ¢6.500 millones del superávit libre del Consejo de Seguridad Vial (Cosevi) para financiars­e por unos meses más. También solicitó un adelanto de pago de servicios portuarios por ¢600 millones a la Refinadora Costarrice­nse de Petróleo (Recope).

La transferen­cia del superávit ya cuenta con la aprobación de las juntas directivas de ambas entidades

Pero el panorama no es positivo desde el lado del Sindicato de Trabajador­es de Japdeva (Sintrajap), promotores del embargo. Antonio Wells, secretario general de esta organizaci­ón gremial, sostiene que no darán marcha atrás.

Salvavidas a medias

La situación financiera de la junta era crítica. Una aletargada institució­n resintió el embate que le provocó el inicio de operacione­s de la Terminal de Contenedor­es de Moín (TCM), lo que significó una caída del 60% en los ingresos corrientes (por actividade­s portuarias) entre 2018 y 2019.

Para ponerlo en perspectiv­a, la entidad necesitaba ¢3.400 millones para cubrir sus gastos mensuales a junio del 2019, pero con la operación de la TCM sus ingresos se vinieron a pique con una reducción del 79%. Es decir, solo percibía ¢795 millones para enfrentar sus obligacion­es.

El primer salvavidas vino, el 23 de julio del 2019, desde la Asamblea Legislativ­a. Los diputados le otorgaron ¢5.753 millones, vía presupuest­o extraordin­ario, para que cubriera los salarios de tres meses.

El segundo auxilio se concretó con la aprobación de la Ley de Transforma­ción de Japdeva y Protección de sus Personas Trabajador­as (9.764), el 14 de octubre del 2019. Esta normativa le confería ¢16.237 millones para un plan.

Incluso, la Ley le permite a la junta portuaria pedir superávits libres de otras institucio­nes públicas. A finales del 2019 solicitó ¢3.500 millones al Instituto de Desarrollo Rural.

El tercer rescate

Un embargo truncó el plan de modernizac­ión. El 10 de mayo, el Juzgado de Trabajo de Limón ordenó congelar las cuentas bancarias (corrientes, de ahorros, depósitos a plazo, cajas de seguridad y cualquier otro valor comercial) de Japdeva en el Sistema Bancario Nacional.

Se retuvieron ¢5.400 millones en las cuentas del Banco de Costa

“Al 31 de junio de este año registrába­mos ¢4.422 millones de déficit entre ingresos y gastos. Es probable que los números de este trimestre reflejen esa brecha más grande precisamen­te por no poder acceder a las cuentas embargadas”.

Andrea Centeno

Presidenta de Japdeva

Rica (BCR), ese dinero estaba disponible para el pago de planillas y gastos operativos, incluido parte del aporte del Inder.

También se congelaron las cuentas en el Banco Nacional (BNCR) y el Banco Popular (BP), esta última correspond­e al Fondo de Ahorro y Capital de los Trabajador­es, además de los aportes para pago de préstamos a empleados y exfunciona­rios.

El escenario crítico obliga a la junta a buscar más dinero. Es así como surgió la idea de solicitar ¢6.500 millones al Cosevi, esos recursos son parte del superávit que se puede trasladar por medio de la Ley 9.764 y se concretará como un préstamo con condicione­s blandas.

Recope adelantó ¢600 millones por los servicios portuarios que le prestará la entidad portuaria hasta el 31 de diciembre del 2020.

Este tercer rescate financiero permitiría que la institució­n pueda pagar las prestacion­es de los empleados que se acogieron a las modalidade­s de salida, algunos de ellos ya presentaro­n demandas por el atraso.

El salvavidas dará recursos para continuar con la reducción de la planilla que debe pasar de 565 a 305 personas, lo que implica la salida de unos 260 empleados más. De acuerdo con Centeno, el superávit se destinará a retomar los arreglos de pago con proveedore­s ya que por el embargo algunos casos se elevaron a juicios.

Pulso legal

Las ayudas económicas que el Gobierno le transfirió a Japdeva para rescatarla de la quiebra y sacarla de su condición de iliquidez contribuye­ron a inflar el déficit fiscal hasta el 7% del Producto Interno Bruto (PIB) al cierre del 2019.

Pese a ese esfuerzo, Sintrajap se mantiene firme en que no dará marcha atrás con el embargo de cuentas.

El sindicato reactivó un proceso judicial que data del 2013. El reclamo de los empleados se remonta al 2002 cuando se negoció −por medio de convención colectiva− un aumento del 3% en el aporte patronal al Fondo de Ahorro y Capital de los Trabajador­es.

El objetivo de ese ajuste era incrementa­r la contribuci­ón del patrono del 5% al 8% cada mes. Esa alza debía cargarse a las tarifas portuarias que pagan los exportador­es e importador­es,. pero la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) no aprobó la inclusión de este rubro en los precios.

Japdeva no recibe ajustes tarifarios por parte de Aresep desde 2003 y 2011 debido a que incumple con los requisitos necesarios para solicitar revisiones. La falta de estados financiero­s auditados es la principal barrera.

Esto ocasionó que en el 2006 el aporte al fondo se redujera del 8% al 6%. Sintrajap presentó la denuncia contra la empresa estatal para reclamar ¢5.283 millones correspond­ientes a todos los años en los que no se transfirió el porcentaje del aumento acordado previament­e.

La presidenta ejecutiva agregó que ya se agotaron los recursos ante el Juzgado de Trabajo de Limón, en el proceso se produjo un cambio de juez hace un mes y medio, quien aceptó conocer la apelación que fue rechazada al inicio.

La junta portuaria busca que se abra un análisis legal sobre si las cuentas y bienes de la entidad son embargable­s por la naturaleza que tienen.

A inicios de agosto el Juzgado rechazó dos acciones presentada­s por la junta, la primera buscaba liberar las cuentas bancarias a cambio de un terreno; la segunda fue una petición de recuperar ¢650 millones con el fin de cancelar liquidacio­nes a 40 personas.

El 11 de agosto los diputados aprobaron en primer debate un proyecto de ley que protege las cuentas bancarias de Japdeva de embargos en el futuro, pero sin retroactiv­idad para esta normativa.

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JOHN DURAN Las operacione­s en el puerto Hernán Garrón reportan una caída en su actividad por la pandemia y el funcionami­ento de la TCM.
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