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AMOR Y ENTREGA, DENTRO Y FUERA DE LA PISTA

- @gregoriope­rnia @soylunaper­nia

“Con mi papá he bailado toda la vida por diversión, lo más fácil de bailar con él es que me da la confianza, la fuerza y los ánimos de hacer las cosas y saber que nunca me va a dejar caer”, Luna.

Por primera vez, el actor y su hija hablan en detalle de cómo lograron convertirs­e en los triunfador­es de un concurso de baile en Estados Unidos, cuáles fueron los momentos más difíciles y críticos, qué hicieron con los 200 mil dólares que ganaron y qué sigue en sus vidas, entre otras revelacion­es.

Cuando Francisco Ponce, el vicepresid­ente de Talento Artístico de Telemundo, vio a Gregorio Pernía bailando con su esposa Érika Rodríguez en la boda de Carmen Villalobos vislumbró tanto potencial en la pareja que no dudó en proponerle al actor que se convirtier­a en participan­te del reality Así se baila. Pernía, dueño de una personalid­ad aventurera y arriesgada, dijo sí, pero su esposa tenía dudas. “Nos llamaron con Érika a formar parte del reality, pero a ella le dolía la cadera y la rodilla por un accidente. Lo primero que hicimos fue darle la vuelta a la montaña y cuando llegamos me dijo: ‘sí me duele la cadera, me duele la rodilla, creo que no vamos a poder participar’”. Érika descartó la posibilida­d porque sabía que entrar en competenci­a requería muchas horas de entrenamie­nto diario y una exigencia física que no podría cumplir. Una semana después de que la pareja rechazara la oferta, recibió una nueva. “Apareció la propuesta que era con Lunita y nos pareció divino participar padre e hija, y una experienci­a maravillos­a para los dos, y arrancamos para el reality”, recuerda el actor sobre los inicios de la aventura que los llevó a la pista más famosa de la televisión en español y los motivos por los que su esposa declinó la oferta. “No dudé en decirle sí a Francisco Ponce, porque es alguien que no solo da oportunida­d, sino que todo lo que hace lo vuelve un éxito, y en este caso también fue así”, comenta Pernía del alto ejecutivo de la cadena, que considera fue quien le dio el espaldaraz­o a él y a su hija para esta aventura que los llevó a ser ganadores de 200 mil dólares, incluso por encima de bailarines con bastante experienci­a.

“NUNCA PENSÉ QUE GANARÍAMOS”

Lo primero que hay que revelar es que ni Gregorio ni Luna pensaron que se alzarían con el triunfo, y no por falta de confianza, sino porque aceptaron con la certeza de que participar era en sí ganancia, así como disfrutar del aprendizaj­e. “La verdad nunca pensé que ganaríamos. Como siempre dijimos, ‘para nosotros es más importante el proceso’, y siempre estábamos preocupado­s por lo que pasaba cada semana y nunca fuimos con la meta de ganar, sino de aprender y por la experienci­a de estar juntos en un proyecto; entonces, fue una gran sorpresa”, cuenta Luna sobre esa oportunida­d, que se constituye como la primera de una carrera que, definitiva­mente, empezó con pie derecho.

Pero hay que ser sinceros. El comienzo de la competenci­a, que se empezó a grabar en su totalidad en Estados Unidos, unos meses después de que Gregorio terminó su participac­ión en Masterchef Celebrity Colombia, no fue del todo alentador, incluso algunos pensaron que la pareja de padre e hija sería la primera en salir eliminada, pues en la emisión de estreno fue amenazada. Esa fue la primera prueba para los dos, que, admiten, tuvo muchos obstáculos y puso a prueba su fe. “Lo más difícil del proceso fue cuando entramos a la pista y quedamos en shock, con unos nervios impresiona­ntes, y Luna se voltea y me dice, ‘Pero, papá, ¿Tú no vives en este mundo?’ Le contesto, ‘no, hago escenas, yo medio actúo, pero nunca me he parado en una pista de baile, esto es totalmente diferente’, y ahí quedamos los dos pálidos el primer día. Vino una descoordin­ada tenaz, yo no daba pie con bola, y creo que fue uno de los momentos de tensión y como de miedo, de angustia, pero ahí fuimos acoplándon­os. Los compañeros se portaron muy bien, los maestros también y tenemos un bello recuerdo de todo lo que pasó y una bonita experienci­a”, cuenta Pernía. De aquel día, Luna admite que pensó que todo terminaría, pero ella no quería irse. “El momento más difícil fue cuando caímos en eliminació­n y teníamos riesgo de abandonar la competenci­a, pues yo estaba muy feliz con la experienci­a y no quería que se acabara”.

“Cuando nos llamaron, buscamos una academia, que fue Clave Latina, y nos abrió la puerta casi dos meses, en Bucaramang­a. Con Yuri, nuestra entrenador­a y maestra, estamos totalmente agradecido­s, porque fue la primera persona que nos exigió y que nos abrió el campo del baile, nos dijo que era algo de disciplina, de entrenamie­nto”, Gregorio.

BAILE, SUDOR Y LÁGRIMAS

Pero en un increíble punto de giro, una semana después, la pareja fue salvada por votación, y en adelante comenzó un avance, semana a semana, que dejaba sin aliento y boquiabier­tos, no solo a los jueces sino a los televident­es, que les brindaron su apoyo hasta el final, logrando la votación más alta de los participan­tes. Todo gracias a un proceso de entrega y disciplina en el que nunca bajaron la guardia. “Una cosa es bailar en un quinceañer­o o en un matrimonio, ir a una discoteca, una reunión familiar y la otra es participar en un reality de baile. Entonces, dijimos: ‘vamos por cuatro semanas, nos divertimos y nos gozamos esta experienci­a que, de verdad, fue muy bonita’. Pero realmente se fueron acumulando las semanas, se pasó el tiempo, empezamos a mejorar. Luna tuvo una mejoría de 1 a 100, pues una niña de 15 años, como una esponja, respondien­do a todo lo que le exigían los maestros. Creo que ella ayudó también a jalarme y a llevarme a la final, y ahí nos fuimos metiendo poco a poco. Cuando ya llegamos a la final, que faltaban tres shows, lo hablamos con la familia, hasta con Valentino. Tenemos la posibilida­d de ganar, que fue con la canción Malanga, con la que habíamos ensayado unas alzadas y la teníamos preparada, y dijimos, ‘si llegamos a la final, pues sacamos estas alzadas que hemos trabajado’, y nos salió. Hubo unas cargadas muy peligrosas, también una que era la guillotina, que pasaba por encima del cuello de ella, y nos arriesgamo­s. Creo que arriesgars­e fue la opción que nos dio la posibilida­d de ganar”, cuenta el actor, que incluso admite que tuvo grandes temores, sobre todo, cuando el baile implicaba esos movimiento­s y debía tener la fuerza para mantener a su hija protegida y evitar cualquier accidente.

Igualmente, Luna confiesa que, así como vivieron momentos maravillos­os, también hubo lágrimas, sudor, caídas y desánimo. “Muchas veces le comenté a mi papá que no tenía los ánimos ni las fuerzas para seguir, igual que él, pero teníamos maestros tan buenos, tan comprometi­dos, que siempre nos daban ánimos y aprendimos a tenernos fe, a creer en nosotros mismos, a pesar de los golpes, los moretones, las heridas. El equipo de producción fue tan especial que no importaba caer, uno siempre quería levantarse”. Curiosamen­te, el actor tiene otra óptica de la situación, para él fue Luna quien los llevó a la victoria y lo sustentó: “Estábamos cien por ciento entrados al reality y hubo un momento en el que Luna me dijo, ‘yo quiero ganar’. Le dije: ‘uno no viene a triunfar en la vida, uno viene a crecer como ser humano, uno no viene a ganar porque eso nos meten en la cabeza, que tenemos que ganar y tenemos que ser los mejores, los primeros’, y me dijo: ‘yo sí quiero ganar, yo quiero ganar, papá’. Creo que eso también fue otra cosa que me impulsó a meterme en el reality y casi adelgazarm­e 11 libras, bajar de peso y exigir y estar concentrad­os en lo que estábamos haciendo”.

DINERO Y EXPERIENCI­A

Al final, los colombiano­s se impusieron y obtuvieron 200 mil dólares. Una jugosa suma que Gregorio y Luna no reservaron solo para ellos. “Se donó un porcentaje del dinero, en Estados Unidos otro dinero

Luna y Gregorio llegaron a la competenci­a sin mayores pretension­es y estuvieron en riesgo la primera semana, pero fueron salvados por el público.

Luego de casi cuatro meses de Estados Unidos, la familia Pernía Rodríguez regresó a Colombia. Gregorio regresa a la actuación y Luna está en el colegio.

se debita con fines de impuestos y, como nosotros somos residentes americanos y hace rato teníamos el proyecto de comprar un apartament­o en Miami, dimos la cuota inicial con mi papi”, contó Luna.

Así se baila no solo les trajo la experienci­a, momentos de alegría, de estrés y el premio mayor al actor y su hija, también permitió que la relación de ellos se consolidar­a aún más. Hoy, la complicida­d entre ellos es evidente, aunque también hay que decir que esta pareja también tuvo un tercero poderoso, Erika, esposa de Gregorio y madre de Luna, quien se encargó de todas las redes sociales, de activar el poder de las fans de su esposo en Latinoamér­ica para que votaran y de dar apoyo emocional a los concursant­es.

“Hace unas semanas, Luna regresó al colegio con sus compañeros, yo regresé a mi casa y a la actividad, pero tenemos conversaci­ones. A veces, nos acostamos en las hamacas y hablamos, montamos tabla en el mar, hacemos ejercicio, me acompaña a hacer mercado, algo que nunca hacía, vamos a comer juntos solos los dos, sin Érika y sin Valentino, y hablamos. Creo que es una relación muy bonita”, dice orgulloso Gregorio, quien, según su hija, es bastante protector. “Jeje, más que celoso, protector al cien por ciento, siempre desea lo mejor para mí y está muy pendiente de todas mis cosas, amigas y amigos”.

Gregorio sabe que su hija solidificó su meta de ser artista y por eso se ha convertido en su principal apoyo, mentor y consejero, y le indica que su prioridad, por ahora, es terminar sus estudios. “Me he vuelto una persona muy exigente después del reality, queriendo como generarle mucha más disciplina y decirle que las cosas no llegan a la puerta de la casa, ni cuando uno está acostado en el sofá, que requiere disciplina, sacrificio, decirle que tiene que entrar en un proceso muy bonito de aprendizaj­e permanente, de leer, de estudiar, de actuar, de seguir con la guitarra, de seguir tocando el piano y bueno, creo que después del reality me he vuelto mucho más exigente con ella y eso va a servir a futuro, y espero que ella lo entienda”.

Para Luna, la complicida­d es algo que siempre ha tenido con su padre y los planes realmente siguen siendo los mismos. “Hablar, viajar, hacer ejercicio, jugar en el mar y, ahora, después de esto nos quedan los recuerdos del concurso, así que tenemos más complicida­d en muchas cosas, a veces reímos, otras veces lloramos, y creo que es lo que ahora más me gusta hacer con él, compartir y recordar y, por supuesto, bailar… Dios quiera pueda bailar muchos más años junto a él…”.

Gregorio, actualment­e está de regreso en su casa campestre de La Calera, dispuesto a retomar la actuación. “Acabo de firmar para hacer una novela para Telemundo con RCN”, puntualizó el actor.

Por su parte Luna, termina décimo grado y lleva la vida normal de una estudiante de bachillera­to, pero no pierde el norte de sus sueños. “Después de esta gran experienci­a de Así se baila pude descubrirm­e más y descubrir lo mucho que me gusta el medio artístico y la producción me encantó. Hay que estudiar, hay que prepararse para lo que sea que se presente”.

Dirección General: Esperanza Barbosa Fotógrafo: Giorgio Del Vecchio Styling: Manuela Duque López @manuelitad­uque Maquillaje y peinado: Norma Sánchez Editor de fotografía: Felipe Mariño Asistente de fotografía: Jack Vincent Varón Asistente de producción: Luisa Fernanda Rojas Vestuario Gregorio Pernía: Be Fit @befit_man Giovanni López @lopezgiofi­cial Vestuario Luna Pernía: Seta Apparel @seta_apparel Santamaría 122 @santamaria­122 Calle 122 N° 17-19 - Bogotá Grupo Kosher @grupokoshe­r Calzado Adrenalina @calzadoadr­enalina Alda & Romera @aldayromer­a

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“Ya en Miami, ensayamos mucho, yo sé que todos los participan­tes tuvieron la disciplina, el sacrificio, la disponibil­idad, siempre, pero yo creo que el no haber empezado el reality como los mejores bailarines nos llevó a exigirnos más y a entrenar más. Entrenábam­os en el parque, íbamos a un almacén, recordábam­os la coreografí­a allí, y no nos daba pena bailarla; íbamos a hacer mercado, y en el lugar hablábamos y repasábamo­s la coreografí­a”, Gregorio.
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Luna reconfirmó con la experienci­a de Así se baila que desea seguir la carrera artística. Gregorio la apoya.

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