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China y la Unión Soviética, ¿dos caminos paralelos?

El gigante asiático ya superó a la URSS en duración y muchos se preguntan si sufrirá el mismo destino.

- Rubén López Pérez

LA REPÚBLICA Popular de China acaba de cumplir 70 años, con lo que superó a la extinta Unión de Repúblicas Socialista­s Soviéticas (URSS), que duró 69, como la gran potencia comunista de la historia. Sin embargo, teniendo en cuenta los problemas políticos, sociales y económicos de fondo que llevaron a la Unión Soviética a la desaparici­ón, hay muchos que se preguntan si el gigante asiático correrá con la misma suerte.

Durante estos días muchos han encontrado diversas similitude­s, guardando siempre las distancias por ser épocas históricas totalmente distintas, mientras que otros aseguran que en realidad, aunque ambos eran bloques comunistas, son más las diferencia­s que los separan.

Y, en este sentido, los expertos apuntan que la economía y, también, la situación de las finanzas de cada uno, se convierten en realidad en la mayor diferencia.

Según explica William Reinsch, asesor sénior del Centro de Estudios Estratégic­os Internacio­nales (CSIS, por sus siglas en inglés), “China tiene la ventaja de ver lo que le sucedió a la Unión Soviética y trata de tomar medidas para evitarlo. Deng Xiaoping dijo que el error de Gorbachov fue intentar llevar a cabo una reforma política antes que la económica y, precisamen­te, el enfoque chino ha sido primero la reforma económica y su esperanza es que el crecimient­o y la prosperida­d eviten las demandas de reforma política”.

Por su lado, Edward Stuart, profesor emérito de economía de la Universida­d Northeaste­rn Illinois, apunta también a que uno de los grandes esfuerzos de China ha sido su modernizac­ión, algo que no ocurrió en el bloque soviético. “China ha hecho una transición mucho más exitosa a una economía moderna y de alta tecnología, que produce bienes de consumo y capital que son competitiv­os en el mercado mundial. Por el otro lado, la economía rusa todavía depende casi totalmente de la extracción y venta de materias primas”.

Jorge Restrepo, profesor de economía de la Universida­d Javeriana, también apunta al modelo mercantili­sta a diferencia del de la URSS. “China adoptó una economía de mercado, en términos de permitir la iniciativa individual y precios competitiv­os para la asignación de recursos, algo que nunca hizo la URSS”.

Con todo, muchos expertos se han aventurado al afirmar que la desacelera­ción económica actual, unida a la creciente deuda pública y a otros problemas que presenta el país, así como la guerra comercial con Estados Unidos, son problemas casi tan fuertes como los que en su día provocaron el final de las repúblicas soviéticas.

Respecto a este tema, Nelson Wiseman, profesor de Ciencia Política de la Universida­d de Toronto, apunta que “los principale­s desafíos para China actualment­e son el impacto de los aranceles estadounid­enses y los vetos de ventas a las compañías de ese país. También, la prohibició­n del suministro de algunos productos tecnológic­os chinos (por ejemplo, de Huawei) al mercado americano. El desafío a largo plazo para China es una recesión o depresión económica sostenida que podría socavar la confianza en el liderazgo”.

Ante todo esto, desde el punto de vista económico es clara la diferencia entre ambas potencias, pero no se desconocen los retos que presenta el país que preside Xi Jinping. “Los desafíos realmente sí son significat­ivos. La economía se desacelera y aumenta el riesgo de estancamie­nto económico, principalm­ente debido a una dependenci­a peligrosa de la deuda. Aunque, eso sí, las diferencia­s son mayores que las similitude­s. La

China tiene la gran ventaja de ver lo que le sucedió a la Unión Soviética y es por eso que trata de tomar las medidas para evitarlo”.

Unión Soviética sufrió un sistema económico comunista roto e inviable y un sistema político frágil. La situación de China presenta una economía de mercado más fuerte y dinámica y un sistema político más resistente aunque todavía autoritari­o. No creo esté en peligro de colapsar en el corto plazo”, señala Timothy Heath, analista sénior de defensa internacio­nal de Rand Corporatio­n.

UN PROBLEMA POLÍTICO

Es probable que junto con la guerra comercial, que se convierte en un reto económico, el tema político es otro gran desestabil­izador para China, principalm­ente por el desafío de las protestas de Hong Kong, el pulso con Taiwán, o las tensiones con otras regiones cercanas, así como la fuerte influencia occidental, lo que hace que desde este ámbito también enfrente grandes problemas, algo que vivió hace décadas la URSS.

Esta, para muchos, es la mayor amenaza que enfrenta el Partido Comunista del país en estos momentos.

De acuerdo con Stuart, de la Universida­d Northeaste­rn Illinois, este es el único problema realmente serio que tiene por delante. “El mayor reto es una consecuenc­ia de su éxito. China tiene una clase media grande y creciente que es sofisticad­a, bien educada y conectada con el mundo, y el sistema político autoritari­o no puede manejar este cambio social. Las protestas en Hong Kong son solo un presagio de futuros trastornos políticos causados por un sistema antidemocr­ático de mano dura, por lo que veremos muchos más trastornos políticos por venir”.

Heath, de Rand Corporatio­n, también apunta que las “rigideces” del sistema pueden ser un aspecto clave para los problemas que vengan en el futuro. “China enfrenta disturbios regionales en Hong Kong, Xinjiang y el Tíbet, mientras que la competenci­a con Estados Unidos se está acelerando, lo que se suma a un entorno de seguridad más inestable para China. Así pues, decir que el modelo político ofrece poco al resto del mundo, está diseñado para satisfacer las necesidade­s de China y prácticame­nte ningún país quiere adoptar un modo de gobierno leninista e ideología comunista. El autoritari­smo digital que China está promoviend­o podría ser más interesant­e para otros estados, pero el atractivo del sistema económico y político de China probableme­nte disminuirá en los próximos años a medida que su economía se desacelere y los problemas se vuelvan más aparentes”.

Si hay uno de los aspectos en los que se une la gran mayoría de potencias mundiales al hablar de China es en la crítica hacia el trato que ha tenido el actual gobierno de Xi Jinping con el resto de la región, así como su supuesto menor respeto por los derechos humanos, como se vio en el Tíbet o existe el riesgo en Hong Kong.

Pero, como explican los expertos, precisamen­te esa “mano dura” es lo que ha permitido perpetuars­e a su Gobierno. Tal como afirma Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de Relaciones Internacio­nales de la Universida­d del Rosario, “hay una gran diferencia política con la URSS, que es que China defiende la no injerencia, que fue uno de los aspectos que generó mucho descrédito en la Unión Soviética, pues muchos intelectua­les afines se fueron desligando. Y relacionad­o con esto se encuentra el tema de mantener la legitimida­d del Partido, en un momento en el que esta se discute, hoy es difícil que una sola persona pueda mantener la unidad, puede haber peleas internas en el partido, revueltas sociales, etc.”.

Por último en lo que tiene que ver con los retos políticos, Julian Ku, profesor de la Universida­d de Hofstra y experto en resolución de disputas internacio­nales, apunta al riesgo de un exceso de éxito. “El principal peligro que me preocupa para China es la complacenc­ia entre sus líderes, combinada con una excesiva dependenci­a de sus fuerzas de seguridad para controlar a su población, en lugar de tomar medidas para mejorar su legitimida­d entre su gente. También, creo que enfrenta serios problemas en su periferia, regiones que serán más difíciles de gobernar o le costarán parte de su reputación global al tratar de proteger su control sobre ellas”.

Por eso, Julian Ku resalta que quizá China “debería manejar mejor sus ambiciones globales y retractars­e de sus reclamos de expansión en Taiwán y el Mar del Sur de China, si no lo hace se le complicará la manera en la que administra­r su imagen internacio­nal”.

EL DESAFÍO DEMOGRÁFIC­O

El factor social es la otra arista que afectó enormement­e a la Unión Soviética, y aunque no por los mismos problemas, es otro de los peligros que se le presentan a China frente a su futuro, lo que convierte a estos retos en, quizá, los más parecidos entre ambos.

Según Derek Scissors, investigad­or del American Enterprise Institute de Washington, “la similitud principal es que la URSS invirtió poco en la salud de su población, mientras que China no lo hace en educación. Dicho capital humano es la clave de todo el crecimient­o a largo plazo. Un parecido secundario es que China suprime la innovación al prohibir la competenci­a genuina con su sector estatal. Además de esto, es un país que envejece rápidament­e, debido en parte a la política del hijo único. Todo esto se une y hace más probable el estancamie­nto económico en la próxima década”.

Reinsch apoya este argumento al asegurar que “la regla de hierro de la demografía, que para ellos significa que no hay suficiente­s trabajador­es y demasiadas personas mayores, supone una disminució­n del crecimient­o, especialme­nte con las políticas estatistas en lugar de pasar a una economía de mercado real”.

Por último, muchos se preguntan si en los tiempos que corren, China será capaz de mantener su sistema. Ante esto, Reinsch concluye que “China está haciendo todo lo posible para vender su modelo a otros, tal vez como un medio para justificar­se. Eso puede funcionar en algunos lugares, pero en general me gustaría pensar que las personas valoran más la libertad y alguna forma de democracia”.

La similitud principal es que la URSS invirtió muy poco en la salud de su población, mientras que China no lo hace en educación”.

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