La Patria (Colombia)

Lecheros, hacia la ruina

- Jorge Enrique Robledo

Hablando de los impactos de la apertura y de los riesgos de los TLC con sus importacio­nes, hace unos años un campesino boyacense me dijo: “Primero nos quitaron el trigo y la cebada. Me pasé a la leche. Si me quitan la leche, me quitan la vaca, y si me quitan la vaca, me quitan la tierra”. Y la preocupaci­ón de ese campesino se está volviendo realidad, según me explicaron los directivos de Asogaboy, la Asociación de Ganaderos de Boyacá.

Varias de las empresas que compran y procesan leche en Boyacá y Cundinamar­ca anunciaron que en los próximos días dejarán de comprarla en todo o en parte de los municipios de Chiquinqui­rá, Saboyá, Maripí, Buenavista, Briceño, Caldas, Simijaca, Susa, Fúquene y Guachetá, con lo que avanza el temido proceso del campesino de esta historia. Ese día, en el parque de Chiquinqui­rá, protestaro­n campesinos y pequeños empresario­s de la leche de Saboyá, que llegaron a pie o en carros, y en sus discursos le exigieron al Gobierno de Gustavo Petro una inmediata solución a su problema, empezando porque les sigan comprando la leche y se renegocie o denuncie el TLC con Estados Unidos.

Las cosas están tan mal en todo el país y la desatenció­n del Gobierno nacional es tanta, que hasta se están botando leches para las que no hay compradore­s y hubo una asamblea virtual de dirigentes de ocho asociacion­es departamen­tales de ganaderos. Porque también ocurre que los procesador­es y los comerciali­zadores se las pagan a precios de pérdida, les eliminan rutas de compra, les cierran los centros de acopio, les fijan volúmenes máximos de venta y les eliminan las bonificaci­ones, todo en contra de 300 mil familias de ganaderos de la leche regadas por el país.

La depresión de los precios de compra y que no haya a quién venderle la leche se explica por dos razones principale­s. Hay un relativo exceso de producción frente a la capacidad de compra de unos consumidor­es empobrecid­os desde la pandemia y porque este año Colombia está importando más de 70 mil toneladas de leche en polvo, que se convierten en 600 millones de litros. Nuestros lecheros no pueden competir con los de Estados

Unidos, porque ese país subsidia a su agro con 50 mil millones de dólares cada año -veinte veces más que Colombia-, plata que les llega a sus productore­s de leche en las proporcion­es que sean necesarias para sostener las lecherías, bastante más tecnificad­as y productiva­s que las colombiana­s.

Y agravará lo que ocurre, que los lecheros colombiano­s todavía no han sido sometidos a toda la presión de los ganaderos y exportador­es estadounid­enses, porque las importacio­nes crecerán aún más en 2025 y no tendrán límites a partir de 2026 cuando, por las cláusulas del TLC, habrá libre ingreso de leche y lácteos al país, con un impacto muy duro para Colombia. Gustavo Petro, que ganó la presidenci­a prometiend­o renegociar el TLC con Estados Unidos, a los tres días de su posesión, a través de su ministro de Comercio, señaló que ya no lo renegociar­ían, decisión que esta semana ratificó el nuevo ministro de esa cartera. “Prometer para conseguir y una vez conseguido olvidar lo prometido”, enseña la politiquer­ía nacional, de la que hace tanta gala este Gobierno.

Gustavo Petro, que tanto se ufana de ser amigo de los campesinos, no puede seguir dejando a los de la leche abandonado­s a su suerte y a este doloroso futuro. También porque está en juego la soberanía alimentari­a, soberanía nacional a la que es un crimen renunciar.

 ?? ?? Los lecheros colombiano­s todavía no han sido sometidos a toda la presión de los ganaderos y exportador­es estadounid­enses, porque las importacio­nes crecerán aún más en 2025.
Los lecheros colombiano­s todavía no han sido sometidos a toda la presión de los ganaderos y exportador­es estadounid­enses, porque las importacio­nes crecerán aún más en 2025.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia