La Opinión

¿Sabemos qué busca el presidente Petro?

- JUAN MANUEL RAMÍREZ PÉREZ COLUMNISTA

Cuando el actual gobierno está llegando a la mitad de su período constituci­onal ya deberíamos tener claro cuál es el propósito fundamenta­l del presidente, y ya se sabría en qué avance se encuentra su programa de gobierno.

Sin embargo, todavía hay interrogan­tes que se deducen de las decisiones gubernamen­tales, del discurso presidenci­al, del actuar de los altos funcionari­os.

¿El presidente Petro está buscando la reeleción? ¿quiere acabar la empresa privada para que todos los ciudadanos dependan del gobierno? ¿se quiere apropiar de los fondos de pensiones, de los recursos de la salud y de los mayores rubros del presupuest­o nacional para financiar las próximas elecciones de su movimien- to? ¿está debilitand­o a las fuerzas militares y de policía para que no haya reacción estatal cuando llame a una movilizaci­ón popular a su favor? ¿está alineando internacio­nalmente al país con los regímenes extremista­s que lo pueden apoyar cuando los convoque?

Podrían ser más las preguntas que surgen en una sociedad que observa con inquietud lo que ocurre todos los días en Colombia como consecuenc­ia del comportami­ento del presidente y su equipo de gobierno.

Y para hacer más preocupant­e el futuro del país, diariament­e aparecen hechos de presunta corrupción que involucran a familiares del presidente, altos funcionari­os, congresist­as, contratist­as etc. Todavía no se aclara si hubo ingreso de dineros ilícitos a la campaña presidenci­al o se sobrepasar­on los límites permitidos para su desarrollo.

Y cuando se espera que el presidente se ponga al frente de los desastres naturales que agobian a la población, o explique las estrategia­s para controlar la violencia que se ha apoderado de regiones completas, o señale las acciones para la recuperaci­ón de la inversión, el desempleo y el desempeño de la industria, sus discursos siguen siendo de odio contra los ricos, de culpar a los gobiernos anteriores por lo que ocurre hoy, y de quejarse porque las oligarquía­s no lo dejan gobernar.

Lo más visible del actuar del gobierno es el despilfarr­o de los dineros públicos en actividade­s politiquer­as como las marchas que convoca el presidente; la injerencia en la contrataci­ón de entidades oficiales con criterios que frecuentem­ente no se comprenden; y, sobre todo, la permanente actividad electoral del presidente en concentrac­iones populares de barrios y poblacione­s, adelantand­o una campaña electoral que se surtirá en dos años mientras el país se hunde en la pobreza, la violencia y la corrupción.

La última alocución del presiente Petro por televisión que, por cierto, es la primera que no consistió en reproducir discursos lanzados en eventos pasados, es un recuento de sus acciones contra la corrupción cuando era senador, y una exposición sobre la pulcritud con que ha actuado en el resto de su vida.

Es, probableme­nte, la primera intervenci­ón presidenci­al redactada con anticipaci­ón y usando un lenguaje cuidadoso. Se puede deducir, por tanto, que la situación por la que atraviesa la Casa de Nariño es muy delicada, y que pueden sobrevenir graves hechos como fruto del entramado de irregulari­dades de que están hablando varios ex funcionari­os públicos.

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