CORRUPCIÓN PECHICHADA
¡
Qué tristeza de país! Lo triste no es que Petro apruebe sus proyectos negociando con congresistas, pues se sabe que es una práctica común, votos a cambio de burocracia, mermelada, se le dice aquí, que hasta se le llama “manejo de la gobernabilidad”. La mermelada, obvio, se entrega a los afines o coincidentes en ideología o propósitos, que a los adversarios ni siquiera se les ocurría proponérselos, pues sería como negociar la doctrina, los principios, el alma. Lo triste es que hubo quienes vendieron la conciencia y de paso al país.
Más triste aún que todo indica que esta vez la negociación no fue a cambio de burocracia, sino a cambio de billete contante y sonante trasladado en maletines. Un vulgar episodio de corrupción. Y no es que a nadie sorprenda que en este gobierno se incurra en actos de corrupción, es el pan nuestro de cada día, sino que entristece la sorpresa de que en la tramoya figura como protagonista Iván Name, presidente del Senado, a quien el país le alcanzó a calificar de “heroicas” sus firmes posiciones frente a Petro, posiciones que todo indica eran una farsa bien montada. La propia tramoya en la que están no sólo Name, sino también el presidente de la Cámara, varios senadores y representantes, ministros y altos funcionarios del Gobierno, que uno se reventó, seguro porque lo ‘lichiguiaron’. La lista es grande y de alto vuelo. ¿Y la fiscal qué? Hasta partidos políticos salen pringados, que uno se llama “Decentes”, dime de qué te ufanas y te diré de qué careces.
Petro dice combatir la corrupción, pero la tiene ahí, en su seno, debidamente pechichada, porque bien sabe que en este país se adelantan investigaciones exhaustivas que llegarán hasta las últimas consecuencias, caiga quien caiga. Pero nunca pasa nada.
Coletilla: ¡Por fin! ¡Cuatro meses después!, aparece Verano pronunciándose sobre unos proyectos que su antecesora dejó bastante avanzados y que lucen descuidados o atollados. En contraste con la tremenda eficiencia de Álex Char, la Gobernación muestra abulia: en la Gran Vía, que las obras congestionan la autopista, va lenta, como si Verano no se enterara de que el verano se fue, y que las lluvias vuelven incierta la fecha de entrega. Y así, son varias obras en pausa. La peor: frenar el tan importante plan agroindustrial del sur en Repelón y Santa Lucía, que las expectativas de los campesinos con sus siembras de limón, cacao, y palma se frustran por falta de electrificación y redes de agua, la plata está, falta gestión. En fin, ya es preocupante lo que parece una terrible desidia.
Todo indica que esta vez la negociación no fue a cambio de burocracia, sino a cambio de billete contante y sonante en maletines”.