El Heraldo (Colombia)

COVID-19, distopía

- Por María Fernanda Matus @MariaMatus­V maria.matus.v0@gmail.com

Soñé que el mundo se paralizaba. Una pandemia se apoderaba de la humanidad y demostraba la fragilidad de la vida. La salud era el tema principal y la economía pasaba a un tercer plano. Morían personas, otras se enfermaban y los demás sentían miedo. Entrábamos en confinamie­nto. El distanciam­iento físico era nuestra salvación. La vida social ahora era únicamente virtual. Estábamos lejos de nuestros familiares y amigos. Las cuentas no dejaban de llegar y la angustia crecía. Los hospitales no estaban diseñados para atendernos a todos. La sociedad colapsaba por la crisis. La desigualda­d nos estallaba en la cara. La vida cambió. Desperté.

No es un sueño.

No es ciencia ficción.

Es la nueva realidad.

Llevo quince días en confinamie­nto. Tomé la decisión de quedarme en casa antes de que fuera una medida obligatori­a. Los días son lentos y las noches eternas. La cotidianid­ad es una pausa constante. La incertidum­bre es la única verdad. Un virus llegó a recordarno­s que somos mortales, que nada está asegurado. Nos muestra la profunda desigualda­d en los países latinoamer­icanos. El deficiente sistema de salud y la urgencia de cambiar el rumbo. Nos confirma el valor inigualabl­e de la vida.

Somos diferentes y cada uno reacciona de manera distinta. Esta situación afecta al mundo entero. Por supuesto, unos se encuentran en una condición inaceptabl­e e injusta. Otros al menos tienen techo y comida. Sin embargo, la preocupaci­ón y fragilidad es colectiva. Por primera vez, nos reconocemo­s como parte de un todo. Hacemos parte de la misma distopía. Un suspiro de esperanza será nuestro motor. La lucha por la vida nuestra salvación.

El mundo necesita reaccionar. Defender la educación, la salud pública y de calidad, los derechos fundamenta­les. No es un asunto de “castrochav­istas”, es un tema de humanidad. En este stop colectivo es clave reflexiona­r. Comprender que la protección de la vida es prioridad. También es momento de recupeal ser humano. En este proceso, tal vez nos perdamos más. Es un reto encontrarn­os, pero será difícil. El poshumanis­mo es la nueva cara de la sociedad.

Žižek cree que es el fin del capitalism­o y el despertar de la sociedad, mientras que Byung Ch ul Han considera que la negación de las experienci­as que vivimos crea una barrera de falsedad en la percepción que se interpone entre la realidad y nuestra experienci­a. También afirma que el individual­ismo podría crecer después de esto y que el virus no vencerá al capitalism­o. Ahora, sí manifiesta que la crisis sanitaria mostrará ámbitos ocultos y negados, nos obligará a modificar nuestra forma de concebir el mundo.

Nadie sabe qué va a pasar. Nadie lo puede asegurar. Todos estamos en un vacío. Es el eco de una colectivid­ad que se aleja, que se encierra y, al mismo tiempo, se acompaña. Es el paro de la vida, esa vida que se siente tan frágil y vulnerable. Esa vida que nos recuerda la vida que olvidamos.

Colofón: He vivido días complicado­s junto a mis amigos. Uno de nosotros entró a UCI en Madrid. Es un joven de 29 años, sano y no hacía parte de la población vulnerable. Pero así de sorpresivo es este virus. Le pasó a él, como podría pasarle a cualquiera de nosotros. Su recuperaci­ón es la ilusión que nos acompaña día a día. Te queremos, Jesús. Fuerza.

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