Destinos paralelos
Apesar de haber sido Freud severamente impugnado por Karen Horney – psicoanalista feminista de principios del siglo XX que se rebeló contra las teorías de Freud - y otros psicoanalistas modernos, según los cuales la mujer y el hombre no cumplen realmente con su destino en razón de su anatomía, hoy vemos cierta claridad al utilizar esta teoría como unos binoculares para enfocarla mejor.
Así es como la mujer puede realizar un destino paralelo al del hombre en el campo social, científico, político y económico, no propiamente con emulación arrogante y belicosa. No como su tradicional competidora, no como su antagonista, sino más bien con sentido de colaboración y armonía, de hacer las cosas en equipo. Y luego en la penumbra de la intimidad, en la noble comunión de la institución más hermosa: la familia y prosternada ante la cuna del recién nacido, libre de arrogancia y soberbia citadina, la mujer no podrá sustraerse a su destino psicobiológico, para vivir siempre en función de su talento personal y emocional, de su infinita ternura, de su capacidad sin límites de su feminidad natural y abrigo maternal.
Entonces es cuando la mujer ve realizarse su destino con el gran complemento en la vida del hombre - vidas paralelas y complementarias, aun cuando la modernidad parece traer a la mente que ya no es necesario.
La reestructuración de los valores y la reorientación de la moral parecen estar vendiéndose en la vuelta de la esquina, poniendo cada día más a competir a hombres y mujeres y olvidando que nos necesitamos para ser felices y para seguir en esta humanidad, tal como Dios manda.
No en vano, el rol definido que debe cumplir en la sociedad tanto el hombre como la mujer ha marcado una costumbre, una tradición, un estilo de vida, pero que en la realidad, poco a poco se va resquebrajando, en la actualidad no existe un patrón y cada vez es más frecuente observar casos, esencialmente en el ambiente de la vida en pareja en hogar, como: el hombre se queda en casa, en tareas de aseo, atención a los hijos, cocina, etc. y la mujer sale a buscar el sustento y la realización de sus sueños personales, del mal llamado sexo débil, y así los asume con la frente en alto.
Es claro que todos estos cambios han ocasionado un golpe en la autoestima del varón y una reivindicación del reconocimiento a la mujer, agobiada a través de la historia de una oscuridad y una limitación en su participación productiva, su bandera es la igualdad de derechos y oportunidades laborales, ganando mayores espacios y “poder” ratificando que son más que capaces.
¿Qué pensaría Freud y aún sus contradictores, hoy en día al observar el perfil de vida en la práctica que desarrollan en los tiempos modernos el hombre y la mujer? la carrera que han casado por demostrar hegemonía, la competencia sin fin en donde a veces todo vale? es un revanchismo mutuo donde la razón y la conciencia de trabajo en equipo, no participa… abunda la ignorancia, la ambición y los destinos paralelos se desconocen.