Inseguridad alimentaria
El 65% de los hogares de la Región Caribe se encuentra en estado de inseguridad alimentaria. La situación, si bien ha ido mejorando, es altamente preocupante y debería ocupar un lugar central en el nuevo debate social.
En su más reciente informe sobre la realidad socioecononómica de la Región Caribe, Fundesarrollo ha lanzado una voz de alerta sobre el panorama nutricional de la Costa que merece toda la atención de las autoridades.
Según el estudio, el 65% de los 89.522 hogares de nuestra región se encuentran en estado de inseguridad alimentaria. Es decir, carecen de un acceso seguro y estable a la cantidad de alimentos necesarios para el desarrollo físico y psicológico de sus integrantes.
La cifra ha venido en descenso en los últimos años, pero continúa siendo elevada, tanto si se le compara con la media de Colombia –que es del 54%– como con países más avanzados en materia de bienestar social. Cuando se analizan por separado los departamentos de la región, observamos disparidades, en algunos casos bastante acentuadas. Tenemos el caso extremo de Sucre, que no solo registra el nivel más elevado de inseguridad alimentaria, con 73,9%, sino que es el único territorio donde el problema ha empeorado. Después de San Andrés y providencia –el único que se encuentra por debajo de la media nacional, con el 46,3%–, Atlántico registró el mejor comportamiento, con el 58,8% y fue, además, el que experimentó la mayor reducción del porcentaje de hogares afectados.
Ahora, a raíz del reciente paro nacional, nos hallamos en pleno debate sobre la agenda social del país, este es un tema que debería estar en el centro de la discusión. Preferentemente dentro del capítulo de equidad, uno de los ejes fijados por el presidente Duque para desarrollar la denominada ‘Conversación Nacional’.
La falta de seguridad alimentaria es fuente de diversos males, que van desde el retraso en el crecimiento o el adelgazamiento morboso hasta la muerte. Según el informe, las muertes representan en el Atlántico el 2% de las causas de fallecimientos, pero el 20% de los casos corresponden a niños menores de cinco años, a pesar de que la nutrición infantil es una de la metas principales para 2025 de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Lo que hay que hacer ante este desafío es que todas las dependencias y organizaciones concernidas unan esfuerzos. En ese sentido resulta más que acertada la recomendación de Fundesarrollo de que se tengan en cuenta los enfoques que ya ha establecido Casa Grande Caribe, una iniciativa impulsada por entidades que trabajan en la identificación de estrategias para afrontar el enorme atraso social de nuestra región. Confiamos en que aportes como el de Fundesarrollo no queden tirados en el desván del olvido, y que sirvan a las autoridades regionales y locales como guía para el desarrollo de sus políticas sociales.
Lo que hay que hacer ante este desafío es que todas las dependencias y organizaciones concernidas unan esfuerzos. El trabajo de Casa Grande Caribe puede servir de guía, como bien sugiere Fundesarrollo.