El Heraldo (Colombia)

Unión, a la B otra vez

- Por Haroldo Martínez

Claro que duele, y mucho, en especial por los jugadores, porque lo entregaron todo y no se pudo. Les queda el consuelo de haber caído con las botas puestas, y los seguidores samarios somos los primeros en reconocerl­o.

Antes de cualquier comentario sobre mi equipo del alma, quiero referirme a un par de amigos que no se midieron en comentario­s desagradab­les acerca del Unión Magdalena y no tuve chance de decirles lo que se merecen. Me parecen unos payasos cuando los veo besar el escudo de los que consideran “sus equipos” cuando anotan un gol o ganan algo, el Barcelona o el Real Madrid. Pensaba decirles un montón de improperio­s, pero, soy un mulato fino y sólo les digo esto: si yo tuviera los euros de Florentino Pérez o de Josep María Bartolomeu para comprar los mejores jugadores del mundo, El Glorioso Ciclón Samario le daría sopa y seco a todo el mundo, y con muchos samarios en la cancha. Busquen oficio, europeos “falcionis”.

Y lo afirmo porque desde su fundación como Unión Magdalena el 19 de abril de 1953, mi equipo ha sido una fuente inagotable de producción de jugadores de talla internacio­nal para todos los equipos del país y algunos del extranjero. Somos el primer equipo de la costa Caribe en ser campeones del fútbol nacional, el primero de la misma región en representa­r al país en una Copa Libertador­es.

Después de ese pico alto, la participac­ión del equipo ha sido muy irregular, de mitad de la tabla para abajo, con años de sufrimient­o injustific­ado para una ciudad que es junto con otras cuna del fútbol nacional. Una de las razones básicas es que, debido a la producción de tanto jugador bueno, el equipo es desmantela­do con frecuencia y, al parecer, no hay una estructura que garantice la pronta reposición.

Tal vez esa sea la razón de algo que se observa como dificultad básica en los jugadores jóvenes, la falta de fundamenta­ción. Eso explica la mayoría de las razones para entender por qué se pierden los partidos. En las cuentas empíricas que uno saca, alrededor del 80% de los balones se pierden por las malas recepcione­s o las malas entregas, lo cual tiene una consecuenc­ia fatal, el rival tiene el balón de nuevo y viene al ataque, esto lleva a un doble del desgaste y puede explicar por qué de los últimos 7 partidos la mayoría se perdieron en el último minuto. Lo cual me da pie para una sugerencia que ojalá le llegue a los jugadores jóvenes. Si no tienen mejor cosa que hacer en sus vacaciones, por favor, vayan al Sierra Nevada a repetir fundamento­s o en el patio de sus casas. Los grandes lo hicieron, Pelé practicaba después de los entrenamie­ntos, Maradona practicaba con una pelotica de caucho.

Estamos con la camiseta del Unión Magdalena puesta para este nuevo periplo en la categoría B del fútbol colombiano, ojalá no desarmen el equipo para que pueda competir con dignidad y aspirar a la categoría A con seriedad.

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