Paramilitarismo en el Atlántico
Hasta ahora el departamento del Atlántico había pasado “de agache”, como se dice coloquialmente, frente a los horrores del paramilitarismo en la Región Caribe. Muchos creyeron que este episodio siniestro del conflicto amado se había concentrado en otros de los departamentos de la región, pero las declaraciones de David Char, primo del actual alcalde de Barranquilla, han empezado a destapar este vergonzoso episodio de la historia de la política del departamento. Ante la JEP, Char Navas admitió que tuvo encuentros con las cabezas del Bloque Norte de la autodefensas, es decir con Édgar Ignacio Fierro, ‘Don Antonio’, y alias ‘El Médico’ en aras de ampliar su poder político en la región.
Agregó además que era evidente la presencia de las autodefensas en entidades públicas y mencionó claramente que el hospital materno infantil fue el fortín de las AUC en Soledad, municiyoría pio controlado por los grandes dueños de la política del departamento, como también sucedió con el municipio de Malambo. Imposible creer que los mandamases de la política en el departamento, incluyendo a quienes dirigen lo público, no se hubiesen dado cuenta de lo que estaba sucediendo en unos lugares muy cercanos a la capital del departamento.
Ahora que ya existe un listado de los políticos y funcionarios que tuvieron nexos con paramilitares del bloque Norte, listado que se va a agrandar cuando otros políticos locales declaren en la JEP, se acabará de destapar este capítulo del paramilitarismo en el Atlántico. Y ahora que está en pleno análisis de las autoridades el caso de Aida Merlano y de los jefes políticos involucrados en este escándalo, las declaraciones de David Char refuerzan la forma vergonzosa como se ha hecho desde hace mucho tiempo la política en el departamento, incluyendo a su capital, Barranquilla.
Ratificó Char, que la consecución de votos era simplemente compra de los mismos con materiales de construcción, con dinero en efectivo y además anotó la existencia del carrusel de la contratación. “Los votos tenían un precio, en ese entonces era de 25 o 30 mil pesos, entonces se los cambiaban por ladrillos, tejas, baterías de baño. Eso era cuantificable”, confirmó Char. ¿No es lo mismo de lo que acusan ahora a los dueños del poder político del departamento?
La pregunta que surge es cómo este tema del paramilitarismo nunca había surgido en Barranquilla. Sus dirigentes que ahora se vanaglorian de la maravillosa ciudad que tienen, ¿nunca se dieron cuenta de la manera como se hacía la política y como ahora se han heredado esos mismos vicios?
Ojo, ahora que se ve con preocupación que el paramilitarismo ha vuelto a coger fuerza en el país, que este departamento y Barranquilla no sigan pasando “de agache” e ignoren esta perversa relación entre paramilitarismo y política que sí se ha dado en este departamento. Sería necesario que la universidad y su academia empiecen a reconocer este tema como una gran amenaza que existe en el Atlántico.