El Heraldo (Colombia)

Alejandro Jodorowsky y la finalidad de su arte curativo

El 2 de octubre el escritor y cineasta estrenará en Francia su cinta ‘Psicomagia, un arte para curar’ con la que pretende demostrar que la terapia que creó sí funciona.

- Por Anna Pelegri

A sus 90 años, Alejandro Jodorowsky dedica hora y media diaria a sus 6 millones de seguidores en las redes sociales. “Un artista no puede avanzar buscando un público selecto”, afirma el director chileno, a punto de estrenar su último documental.

Jodo conserva intacta su mirada jovial y su sonrisa casi infantil, mientras departe en su apartament­o de París repleto de libros sobre Psicomagia, un arte para curar, una cinta que pretende demostrar con casos concretos cómo esta terapia que él mismo inventó ayuda a personas a superar sus traumas.

Se estrenará en Francia el 2 de octubre, en paralelo con una retrospect­iva que le dedicará la Cinemateca Francesa en París a partir del próximo lunes.

Como su última película, Poesía sin fin, este documental fue financiado mediante un crowdfundi­ng, a partir de donaciones de unos 10.000 seguidores en internet que respondier­on al llamamient­o de esta figura del undergroun­d.

“La gran dificultad en el cine es el productor”, afirma Jodorowsky, que durante toda su vida ha hecho de la libertad su bandera, creando un cine de autor delirante, barroco y sanguinole­nto.

Sus tres primeras películas en los años 1970 (Fando y Lis, El topo, La montaña sagrada) fueron financiada­s mediante donaciones.

“Pero no pude seguir haciéndolo porque se hicieron conocidísi­mas y entonces vinieron las prohibicio­nes, los ataques (...9 y me quedé sin mecenas (...) Me dije, ya no puedo trabajar si no creo en mi propio público que me de el dinero. Me demoré 20 años”, agrega este artista polifacéti­co, autor sobre todo también de cómics de ciencia ficción.

ROMPER LA CABEZA. Admite no obstante las limitacion­es del crowdfundi­ng, al haber tenido que abandonar el millonario proyecto de rodar una secuela de El topo, un wéstern psicodélic­o que escandaliz­ó a parte de la crítica.

A los protagonis­tas de Psicomagia también los encontró en las redes sociales. Un hombre que fue abusado por su padre, una mujer traumatiza­da con la regla, otra por el suicidio de su prometido... Todos ellos acometen actos difíciles para superar sus traumas, como el joven que con un hacha destroza unas calabazas que llevan las fotos de sus familiares.

“La gracia es romperle la cabeza a tu madre, simbólicam­ente”, explica.

Para este amante del Tarot y estudioso de la psicología que ha tratado “a miles de pacientes” gratuitame­nte, la psicomagia completa el psicoanáli­sis. “La palabra es buena para investigar qué pasa, pero no cura, el acto sí”.

Jodorowsky se aplica también la psicomagia a sí mismo, como recienteme­nte con su película que considera “fallida”, El ladrón del arco iris, de 1991, con Peter O'Toole, Omar Sharif y Christophe­r Lee. “No quería vivir con eso” y ahora la acaba de montar de nuevo.

La nueva versión será mostrada en la retrospect­iva que le dedicará la Cinemateca Francesa.

Jodorowsky regresará así a ese lugar 45 años después de que el centro presentara La montaña sagrada, su primera película estrenada en Francia.

“Querían pasarla en un cine en los Campos Elíseos. Yo exigí que fuera en la cinemateca para darle calidad de arte, no de industria. Y lo logré. Fue una maravilla”, recuerda el cineasta para quien con esta retrospect­iva “cierra un ciclo”.

Pero eso no significa un punto y final. Gracias a un mecenas mexicano y a las ayudas públicas que espera recibir del Estado francés, Jodorowsky planea rodar el año que viene Viaje esencial, la tercera parte de su autobiogra­fía, después de Danza de la realidad y Poesía sin fin.

Entretanto, sigue en contacto con sus hordas de seguidores en Facebook, Twitter e Instagram, con quienes comparte sobre todo ideas filosófica­s y existencia­les.

“Si yo soy un artista y me quedo en mi isla buscando un público selecto no voy a avanzar, porque éste no necesita ayuda del arte, ya se siente muy seguro. Mientras que el arte es curativo y tiene una finalidad vital”.

Y a la inversa, ¿qué le aportan estos millones de jóvenes? “La vida”, asegura.

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FOTO AFP Alejandro Jodorowsky, de 90 años, nació en Chile pero tiene nacionalid­ad francesa desde 1980.

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