Los árbitros, la pesadilla del fútbol
Desde tiempos muy lejanos, el fútbol no sólo destaca por los títulos de un equipo o por el descubrimiento de nuevas individualidades capaces de discutir el trono al mejor futbolista del momento, sino que, además, suma a todas sus excelencias una polémica arbitral. La gran pesadilla de este deporte. No hay campeonato en el mundo que logre escapar a esa condena que muchas veces es encendida por los propios protagonistas, avivada por periodistas y que exacerba a las aficiones.
Durante muchos años se llegó a pensar que la negación de las autoridades futbolísticas a utilizar la tecnología para ayudar a los árbitros y hacer mayor justicia en el campo obedecía, simplemente, al temor de que desapareciera ese debate que, en ocasiones, dura días y que en muchos países ha tapado problemas políticos y sociales.
Cuando el error arbitral es continuo, como experimentó Junior en tres partidos consecutivos, no falta quien piensa que se trata de una mano negra o de una conspiración para que tu equipo no gane. Y eso pasa en España, Italia, Inglaterra, Argentina, Brasil y en la Conchinchina. En todas partes, pasa.
Pero el error es humano. Y una vía para ayudar a los árbitros a tener una actuación más justa es utilizar los medios que está brindando la tecnología.
El VAR ya está instalado en algunos campeonatos, y los dirigentes del fútbol colombiano tendrían que pensar en utilizarlo lo más pronto posible. Por la salud del fútbol y, sobre todo, por respaldar al mundo arbitral. Porque no hay trabajo más desdichado e infeliz que el de ser árbitro. En cualquier campo siempre habrá un aficionado que se acordará de su santa madre. En cualquier momento de un partido siempre habrá un jugador que tratará de engañarlo, y en cualquier país del mundo habrá un club que creerá que se ha equivocado a propósito, que ha sido comprado o que es un inepto integral.
En una profesión en la que cada vez más abunda el periodista de camiseta, habría que hacer un ejercicio para proteger al organismo arbitral. No es fácil arbitrar un partido o tomar una decisión en una fracción de segundos. Como se ha demostrado, en el último Boca-Cruzeiro, o en el ValenciaJuventus, que hasta con el VAR es difícil acertar. O como es evidente en todas las tertulias, en las que ni repasando el video a cámara lenta, es fácil ponerse de acuerdo en si una acción ha estado bien o mal sancionada.