El Heraldo (Colombia)

Perder los cabales

- Por Claudia Ayola @ayolaclaud­ia ayolaclaud­ia1@gmail.com

En lo que parece una idea delirante más, la senadora María Fernanda Cabal lidera una irresponsa­ble campaña contra los abogados de la Clínica Jurídica de la Universida­d Javeriana, contra ex directivas de Incoder, contra el padre Francisco de Roux, contra los líderes campesinos y contra periodista­s. En sus penosas acusacione­s me incluye, así como al medio Verdad Abierta. De la manera más arbitraria advierte que todos somos parte de una estrategia criminal para quedarnos con la tierra de ‘Las Pavas’. Nos menciona uno a uno, con nombre propio –en un país como Colombia, con todos los líderes sociales asesinados este año, con los ejércitos antirresti­tución, con sus macabras expresione­s del paramilita­rismo–, y su texto va cobrando el carácter de lista negra. No tiene prueba de sus acusacione­s, pero las hace de la manera más temeraria.

Tampoco le importa caer en una retórica paranoide para defender una idea de “legalidad” en el negocio en el que la empresa de palma Aportes San Isidro le compró a su anterior dueño. No cuenta, por ejemplo, sobre la presencia paramilita­r en la Isla del Papayal –justo donde está ubicada ‘Las Pavas’–, ni describe cómo los paramilita­res fueron la autoridad en ese territorio, cómo sembraban el miedo.

No dice en ningún lado que el anterior dueño de ‘Las Pavas’, el que le vendió a la empresa –en un negocio en el que también participó el grupo Daabon y luego vendió su parte–, es Jesús Emilio Escobar Fernández, alias ‘El Ñoño’. Se le olvida mencionar que ese señor ha sido reconocido como el testaferro de su hermano, el narcotrafi­cante Gustavo Escobar Fernández. No cuenta que Jesús Emilio abandonó ‘Las Pavas’ en 1997 y que los campesinos llegaron a esas tierras –abandonada­s– a cultivar sus alimentos. Tampoco menciona que los campesinos fueron desplazado­s por los paramilita­res del Bloque Central Bolívar en el año 2003. Con la desmoviliz­ación paramilita­r, los campesinos volvieron a la tierra y le pidieron al Gobierno que empezara el proceso de extinción de dominio por inexplotac­ión económica. En el 2006 el Incoder inició el proceso de extinción de dominio, pero Jesús Emilio volvió con hombres armados y los volvió a desplazar. Acto seguido, transfirió la propiedad a los empresario­s de palma.

En este momento se lleva a cabo el juicio penal por desplazami­ento forzado de los campesinos de ‘Las Pavas’. Llama la atención que la mayoría de los acusados son defendidos por los abogados de la misma empresa que la senadora defiende. A la Fundación para la Libertad de Prensa le preocupa que las afirmacion­es de la senadora relacionen la labor periodísti­ca con actos delictivos –sin ninguna evidencia– y que, en el contexto actual, eso signifique ponernos en riesgo. Deje que el tema de ‘Las Pavas’ se resuelva judicialme­nte, senadora, sin que eso nos cueste la vida a quienes informamos lo que allí ocurre. Yo creo que usted es lo suficiente­mente inteligent­e como para no dejar de estimar la gravedad de sus palabras ni las letales consecuenc­ias que pueden derivar.

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