¿Al ministro Rivera le quedó grande el Congreso?
Al ministro del Interior, Guillermo Rivera, le tocó el ‘chicharrón’ de sacar adelante la JEP, alma y nervio de la negociación de paz del Gobierno con las Farc, así como la anunciada y esperada reforma política. Y hasta el momento está enredado en ambas. La reforma política duerme plácida en la Cámara de Representantes y la JEP también está penando en el Congreso. La inoperancia de Rivera obligó a Santos a llamar directamente a los congresistas para que aprueben la iniciativa. Los antiguos colegas de Rivera no dejan de verlo como el ‘viceministro de Juan Fernando Cristo’, y su voz no es acatada por los congresistas, pues consideran que todavía sigue órdenes de su antiguo jefe. A ello se suma la salida de Cambio Radical del Gobierno, por cuenta de la ‘separación’ del ex vicepresidente Germán Vargas Lleras de Santos, que le hizo una tronera a la Unidad Nacional en el Congreso. Ello puso a tambalear varias iniciativas, en especial las que están en la Cámara de Representantes, presidida por Rodrigo Lara, de Cambio Radical, quien no le camina al Gobierno. Y como si todo ello no fuera suficiente, Rivera encontró la olla de mermelada raspada y no tiene mucho que ofrecerles a los congresistas amigos. Y si no hay ‘oxígeno’ –léase puestos y contratos– el respaldo del Legislativo al Ejecutivo sufre severos contratiempos. El ausentismo reina en el Congreso, y Rivera ya no tiene muchos minutos disponibles en su celular para seguir llamando a los congresistas para tratar de conformar un ‘quorum’ que permita la aprobación de las iniciativas.