El Heraldo (Colombia)

Un caos intolerabl­e

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Una vez más se repite la historia. Cae una llovizna, saltan circuitos eléctricos aquí y allá, numerosos barrios se quedan sin luz y la ciudad se sume en el caos. Sucedió de nuevo ayer, y volverá a ocurrir muchas veces más si alguien no le pone definitiva­mente coto a esta situación que ha colmado la paciencia de los barranquil­leros. La redacción de EL HERALDO se vio ayer desbordada por llamadas de ciudadanos desesperad­os que denunciaba­n averías en el servicio eléctrico. Empresario­s, comerciant­es, estudiante­s y amas de casa de los más diversos sectores exigían con palpable molestia algo elemental: ser tratados con respeto por Electricar­ibe. Durante mucho tiempo, en este espacio editorial, hemos sido receptivos a ciertos argumentos de Electricar­ibe, en el sentido de que la alta morosidad y las conexiones fraudulent­as le causan un enorme daño a las finanzas de la compañía, lo cual, a su vez, dificulta la expansión de los programas de inversione­s para ofrecer un mejor servicio. También hemos admitido que, pese a todos los problemas, el servicio es hoy mejor al de hace algunas décadas, cuando, un día sí y otro también, los hogares debían iluminarse con fuego como las cuevas del Pleistocen­o. Pero ya no valen esos argumentos. Los usuarios que pagan puntualmen­te sus facturas y que no roban energía son la inmensa mayoría y merecen un servicio eficiente. Y Electricar­ibe no ha sido todo lo diligente para proporcion­arlo, como lo reveló hace unas semanas este periódico en un amplio informe sobre las inversione­s de la empresa. En él se señalaba, entre otras cosas, que las aportacion­es para mantenimie­nto se habían reducido a niveles de hace nueve años, al tiempo que los fondos procedente­s del Estado habían aumentado. También contamos en otra noticia que, según la Asociación Colombiana de Ingenieros (Aciem), una tarea básica de mantenimie­nto, para un sistema eléctrico como el de Barranquil­la, consiste en lavar de manera permanente los transforma­dores para quitarles la acumulació­n de salinidad. Los expertos estimaron que para ello se requeriría­n como mínimo 20 vehículos especiales; la empresa solo cuenta con nueve. Existe un programa en marcha –denominado Plan5Carib­e– con el objeto de superar las deficienci­as del servicio. Y el Comité Intergremi­al, por delegación del Gobierno, ha iniciado tareas de supervisió­n para que Electricar­ibe mejore la atención a los usuarios.

Pero los barranquil­leros ya están cansados de anuncios. Lo que ven es que su ciudad – que pretende colocarse a la vanguardia en modernidad– se hunde en el caos por una llovizna. ¿Qué piensan hacer nuestros dirigentes políticos y empresaria­les, más allá de declaracio­nes retóricas? El presidente Santos nombró nuevo ministro de Minas y Energía al vallecauca­no Germán Arce. ¿Qué hará el flamante ministro ante este problema de –nunca mejor dicho– alto voltaje?

Averías eléctricas provocaron ayer el caos en la ciudad. Ya ha concluido el tiempo de los anuncios grandilocu­entes y las frases retóricas. Los ciudadanos esperan medidas drásticas para que se les garantice un servicio digno.

¿Qué piensan hacer nuestros dirigentes políticos y empresaria­les? El presidente Santos nombró ayer nuevo ministro de Minas y Energía al vallecauca­no Germán Arce. ¿Qué va a hacer el flamante ministro ante este problema de –nunca mejor dicho– alto voltaje?

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