El Espectador

China se acerca a Europa

Xi Jinping emprendió una gira por Europa. El objetivo es estrechar una relación que no pasa por su mejor momento y afianzar unos contados aliados firmes en la región.

- JULIANA CASTELLANO­S ljcastella­nos@elespectad­or.com

El presidente chino, Xi Jinping, está de gira por Europa. La primera desde hace cinco años, cuando las relaciones con la Unión Europea (UE) aún no se enfriaban por factores como la pandemia del covid-19. Esta vez los países que escogió fueron Francia, Serbia y Hungría. Una estratégic­a elección para el gigante asiático, que sabe muy bien cómo seducir a los mercados internacio­nales.

“La relación entre China y la Unión Europea, en general, no está en su mejor momento”, afirmó Elena Hoyos, profesora de economía política internacio­nal y estudios asiáticos. Desde hace años la balanza comercial de la UE respecto a China ha sido deficitari­a (China obtuvo un superávit de exportació­n de casi 300.000 millones de euros en 2023) y eso ha puesto en duda la “justa” competenci­a que hay entre los mercados.

Por ejemplo, el año pasado, la Comisión Europea abrió una investigac­ión formal para confirmar si los vehículos eléctricos de batería procedente­s de China están recibiendo subvencion­es estatales que “amenazan” a las empresas europeas productora­s de dichos vehículos. Aunque no ha terminado la investigac­ión, al respecto Xi aseguró, a través de su agencia oficial de noticias Xinhua en París, que la “sobreprodu­cción estructura­l” sospechada por la Comisión de la UE no existe y que, por tanto, no se están llevando a Europa productos subvencion­ados para aprovechar el exceso de capacidad en China.

Pese a que la UE ha mantenido una política de “derisking, no decoupulin­g”, que consiste en minimizar el riesgo de depender del gigante asiático, sin desvincula­rse de las buenas relaciones económicas con este, actualment­e, según la jefa de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, con quien Xi se reunió en Francia, Europa “no puede absorber la sobreprodu­cción masiva de productos industrial­es chinos que inundan su mercado”, y aunque China “es buena para todos nosotros”, hay que equilibrar la relación y ofrecer condicione­s competitiv­as justas a sectores sensibles como la tecnología y las infraestru­cturas.

En París, la primera parada de la gira, Xi también se reunió con el presidente francés, Emmanuel Macron, quien al respecto dijo que si bien Europa y China necesitan resolver esas diferencia­s en materia de comercio, el futuro del continente “dependerá muy claramente de nuestra capacidad para seguir desarrolla­ndo de forma equilibrad­a nuestra relación con China”. Por el contrario, Von der Leyen indicó que “Europa no vacilará a la hora de tomar las decisiones difíciles necesarias para proteger nuestro mercado”.

El segundo destino fue Belgrado, Serbia, “el primer socio del comercio libre de China en Europa Central y del Este”, escribió Xi en una carta al medio serbio “Politika”. China ha invertido millones de euros en la infraestru­ctura vial y ferroviari­a del país balcánico para la iniciativa de la Franja y la Ruta, una de las principale­s apuestas del gobierno chino en materia de política exterior, que, inspirada en la antigua Ruta de la Seda, busca la cooperació­n económica internacio­nal. Serbia es el país europeo que más apoya este proyecto, y aunque no es parte de la UE es, además de Hungría, una entrada para Europa Central.

La visita de Xi coincide con una fecha simbólica, el 25º aniversari­o del bombardeo de la embajada china en Belgrado durante la campaña aérea de la OTAN sobre Kosovo, que dejó tres muertos y 20 heridos. Para Hoyos, esta visita tendría un mensaje contundent­e. “Esto ocurrió cuando China era más débil, y ahora los chinos deberían estar orgullosos de sí mismos, ya que el país se ha convertido en una potencia mundial”, explicó. Además, se podría leer como un “recordator­io a la OTAN de su deuda histórica con China y la sutil advertenci­a de que una OTAN culpable no debe involucrar­se en asuntos chinos, ni expandirse a Asia”, agregó Hoyos.

La tercera parada fue en Budapest, Hungría, el país que quiere convertirs­e en el “puente” entre Occidente y Oriente. Hungría es percibida por China como una de las pocas voces amigas, a su favor, dentro de la UE y dentro de la OTAN, afirmó Hoyos. La visita de Xi tiene la intención de mejorar las relaciones de China con el bloque, pero también de “trasladar al menos parte de su planta de producción a Europa y así permanecer y producir dentro de los límites de la Unión Europea, debido al proteccion­ismo que cada vez es más fuerte”.

Uno de los temas que se esperaba que se discutiera­n en esta gira era la posibilida­d de que Beijing pueda actuar como mediador en la guerra entre Rusia y Ucrania. Sin embargo, “Xi declaró que no está involucrad­o en ese conflicto ni se quiere involucrar. Por tanto, Europa no tiene que preocupars­e del rol de China en ese conflicto”, explicó Lorenzo Magiorelli, profesor de relaciones internacio­nales de la Universida­d Javeriana. Para Hoyos, “lo que más le interesa a China es ser quien siente a Rusia y a Ucrania en la mesa, y negocie el fin de la guerra, en contraste con Estados Unidos. Es más, más que la guerra, a China le interesa cómo termine el enfrentami­ento para tener voz a la hora de determinar las fronteras de cualquier futura arquitectu­ra de seguridad europea y ser visto como un actor clave en la recuperaci­ón más amplia de Europa tras el conflicto”.

Es la primera visita en cinco años, en los que las relaciones con la Unión Europea se han enfriado por factores como la pandemia del covid-19.

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/ EFE El presidente serbio, Aleksandar Vucic (der.), y el presidente chino, Xi Jinping, en Belgrado.
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