El Espectador

Vive Colombia: ¿viaja por ella?

Los peajes y el aumento histórico en el precio de la gasolina encarecen los viajes por carretera y, por ende, el turismo. Otras dos decisiones que debe tomar el Gobierno este año complicarí­an más el panorama.

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Cada vez que puede, en especial durante los puentes festivos, Liz Camacho viaja desde la calle 80, en Bogotá, hasta Acacías, en el Meta. Para transporta­rse usa la vía al Llano, que históricam­ente ha sido protagonis­ta de desgracias, tragedias y problemas, en general. El hecho más reciente ocurrió en diciembre de 2023, cuando un carrotanqu­e chocó y explotó en el túnel de Quebrada Blanca. Desde entonces, solo se habilita el tránsito por cada sentido en ciertos horarios. Hasta ahora, no se sabe cuándo se normalizar­á el paso.

La tarifa de peajes para viajar entre Bogotá y Acacías pasó de $57.900 en 2023 a $66.700 en 2024 (hay tres casetas en la vía al Llano y una más en el proyecto Malla Vial del Meta). Si a principios del año pasado en dos galones de gasolina Camacho gastaba, en promedio, $21.000, con los aumentos del combustibl­e, ahora debe pagar unos $32.000. Eso, sin considerar el gasto extra por los cierres, que implican que un recorrido de cuatro horas se puede convertir en uno de cinco, seis o hasta ocho (con pérdidas adicionale­s en combustibl­e y las no cuantifica­bles en tiempo, mucho más valioso que los billetes).

En cuentas largas, el costo del trayecto que realiza Camacho entre Bogotá y Acacías aumentó 25 % desde enero de 2023.

La subida en la tarifa de los peajes y el precio de la gasolina afecta el bolsillo de los colombiano­s e implica que este año viajar por carretera será más caro que nunca. Además, están pendientes otras dos decisiones: otro incremento en los peajes y el inicio de los ajustes del diésel. A esto también hay que sumarle el mal estado de muchas vías, una variable permanente del panorama de movilidad en Colombia.

¿A qué se deben los aumentos? ¿Cuándo subirá el diésel? ¿Qué pasará con las tarifas de las flotas?

¿Viajar por carretera será un lujo?

Impulsar el turismo es una de las banderas de campaña del gobierno Petro y sigue siendo, según los discursos del presidente y su gabinete, una prioridad. Evidenteme­nte, los viajes por carretera son importante­s para esa actividad. En el tercer trimestre del año pasado, 1,5 millones de personas realizaron turismo interno en Colombia, el 81,1 % se movilizó por tierra (55,4 % en transporte terrestre particular y el 25,7 % en transporte público), según la Encuesta de Gasto Interno en Turismo del DANE.

Los costos los sentirán quienes viajan en su carro, pero también los que se mueven en flota. José Yesid Rodríguez, presidente de la Asociación para el Desarrollo Integral del Transporte Terrestre Intermunic­ipal (ADITT) y del Consejo Superior de Transporte, asegura que las tarifas por ahora se mantienen, pero estima que los precios subirán entre 9 % y 12 %, teniendo en cuenta el aumento en los costos operativos por los incremento­s en peajes, salario mínimo, servicios de mantenimie­nto y reparación, y piezas de los vehículos, entre otras cosas. Armando Puerto, jefe de estudios económicos de la Asociación, agrega que la decisión del incremento depende de cada empresa y que el precio cambia según la oferta y la demanda.

La subida en el diésel, que comenzaría este año, impulsaría aún más las tarifas, teniendo en cuenta que el combustibl­e representa 31 % de la canasta de costos del transporte intermunic­ipal, según el DANE. En general, los transporta­dores de carga y pasajeros le han solicitado al Gobierno no hacer el aumento, consideran­do las consecuenc­ias que puede traer para la economía y los usuarios.

Lupoani Sánchez, presidente ejecutivo de la Asociación Colombiana de Transporte Especial

(Acoltés) —que incluye transporte escolar, de empleados, usuarios de salud, personas en condición de discapacid­ad y turismo—, explica que, aunque la tarifa depende de múltiples factores y de la estructura de costos de cada empresa (de ahí que es difícil comparar los incremento­s año a año), se estima que en el segmento de turismo será necesario aumentar los

››Aún están pendientes otras dos decisiones del Gobierno que podrían disparar los precios: otro incremento en los peajes y el inicio de los ajustes en el diésel.

precios en cerca de 20 %, teniendo en cuenta factores como los peajes, el incremento en los seguros obligatori­os (como el SOAT) y que algunos de estos vehículos usan gasolina. El incremento en el diésel, sostiene el presidente, dispararía mucho más los costos.

A este panorama hay que sumarle caídas en la demanda. De acuerdo con Sánchez, el estado de las vías, en su mayoría por factores climáticos, es una de las variables que está desincenti­vando los viajes por tierra, un punto en el que coincide Liz Camacho. Datos del Ministerio de Transporte indican que en este Gobierno hay reportes de 956 emergencia­s en las carreteras a cargo del Invías. Solo este año ya se han registrado 17 emergencia­s viales, todas en la red no concesiona­da. Por ahora, hay dos corredores con cierre total y 83 con cierres parciales (tres administra­dos por la ANI).

Este panorama afecta la economía, el empleo y a los usuarios. Paula Cortés Calle, presidenta ejecutiva de la Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo (Anato), reconoce que el aumento del transporte por tierra afecta muchas actividade­s, incluyendo el turismo, pero también pone sobre la mesa que el sector ha demostrado resilienci­a en estas coyunturas. “El gremio cree que los colombiano­s seguirán viajando, aunque con ajustes en sus presupuest­os”.

Los gremios consultado­s por este diario coinciden en que es necesario generar incentivos para los viajeros y para el turismo e impulsar el transporte terrestre. Sobre la mesa hay varias solicitude­s, que van desde exenciones tributaria­s para el sector, pasando porque se garantice un servicio óptimo en las vías, hasta créditos para los transporta­dores.

Momento de ajustar cuentas

Cada año se ajusta la tarifa de los peajes a cargo de la Agencia Nacional de Infraestru­ctura y del Invías con la inflación del año anterior. Sin embargo, en 2023, el gobierno de Petro decidió no aumentarla­s como una medida para contener el incremento en los precios. La decisión sigue siendo polémica. Según cálculos de Fedesarrol­lo, si se hubiera aumentado la tarifa en 13,1 % en enero del año pasado, la inflación habría sido solo 0,01 % más alta.

En el caso de las vías concesiona­das, no subir los peajes implicó un desbalance para los privados; por eso el Gobierno tuvo que destinar cerca de $800.000 millones para compensar lo que dejaron de recibir. Además del dinero, la medida generó una tensión que persiste entre los concesiona­rios y el Gobierno. Los ministerio­s de Transporte y Hacienda aseguraron, a finales del año pasado, que en 2024 se iba a cerrar la brecha con dos incremento­s a las tarifas: uno con la inflación de 2022 (que no se hizo el año pasado) y otro con la inflación de 2023. En otras palabras, postergar el aumento anual solo sirvió, esencialme­nte, para crear nuevos problemas.

El primer incremento, de 13,1 %, se empezó a aplicar desde el 16 enero de este año, además se sumaron $200 en todas las tarifas para que el aporte al Fondo de Seguridad Vial sea de $500. Sobre

el segundo incremento todavía no hay nada claro. Inicialmen­te estaba previsto para mitad de año, pero en una entrevista con este diario, William Camargo, ministro de Transporte, explicó que el Gobierno sigue consideran­do los efectos que esa medida puede generar en los bolsillos de los usuarios; así que no se ha definido una fecha. Lo cierto es que tarde o temprano el aumento pendiente, de 9,28 %, llegará y hasta que eso ocurra seguirá creciendo la millonaria suma que hay que pagar a los privados con recursos públicos.

En cuanto a la gasolina, el gobierno del presidente Gustavo Petro ha realizado 15 incremento­s desde octubre de 2022: el galón, en promedio, pasó de $9.259 a $15.160. El objetivo es ajustar el déficit que acumuló el Fondo de Estabiliza­ción de Precios de los Combustibl­es (FEPC). Básicament­e, ese fondo es un mecanismo mediante el cual, con el dinero público, se abarata artificial­mente la gasolina y el diésel en Colombia; es decir, los usuarios estaban pagando una tarifa por debajo de los precios que se registran en el mercado internacio­nal.

El déficit en el FEPC le ha costado a la Nación unos $100 billones a precios constantes de 2023, según un estudio de la Contralorí­a. Desmontar los subsidios a los combustibl­es es la decisión fiscalment­e más responsabl­e, aunque la menos popular.

La medida ha sido aplaudida por analistas de todos los espectros políticos y es resaltada por firmas calificado­ras de riesgo como uno de los caminos correctos para intentar contener fantasmas fiscales de gran magnitud.

Por ahora, parece que los ajustes en la gasolina terminaron, pero el camino del precio del diésel es cuesta arriba: según el Ministerio de Hacienda, el déficit se ubica en $16 billones. Fuentes consultada­s por este diario confirmaro­n que el Gobierno mantiene su intención de comenzar los incremento­s este año, pese a la oposición de los transporta­dores.

La discusión en torno a subir el diésel es álgida, teniendo en cuenta que la medida afecta a las personas de menos recursos, porque puede incidir en el precio de los alimentos (por el transporte de carga) y también del transporte de pasajeros.

En este punto lo cierto es que el ajuste de cuentas le pasará factura al transporte por carretera, más de lo que lo ha hecho en tiempos recientes.

››La subida en la tarifa de los peajes y el precio de la gasolina implica que este año viajar por carretera será más caro que nunca.

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/ Jose Vargas Se estima que las tarifas de las flotas aumentarán entre 9 % y 12 %.
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