El Espectador

“Quiero volver a salir campeón”

Larry Vásquez, el hombre que le dio al club embajador la estrella 16, aspira a seguir levantando trofeos y disputará la Superliga frente al equipo barranquil­lero, el primer trofeo de 2024.

- MATEO GARCÍA

Hace poco más de seis meses Larry Vásquez fue uno de los héroes de la estrella 16 de Millonario­s. Marcó el penalti definitivo en la histórica y dramática serie frente a Atlético Nacional.

Desde este jueves, su equipo buscará un nuevo título: el de la Superliga ante Júnior de Barranquil­la. La ida se jugará en el estadio Metropolit­ano y la vuelta el miércoles 24 de enero en El Campín de Bogotá.

Antes de esa nueva final, Larry Vásquez habló de su carrera y de los recuerdos de la noche del 24 de junio, cuando escribió su nombre con letras doradas en la historia del club embajador.

De El Zulia, con corazón azul

El Zulia es uno de los 40 municipios de Norte de Santander. Un lugar olvidado por el Gobierno donde hace 35 años una familia comenzaba a crecer. El primer hijo fue Ómar y luego llegó Larry, un niño apasionado por el fútbol, de temperamen­to tranquilo, pero vigoroso ante la adversidad; humilde, luchador, callado y centrado.

Cuenta que el origen de su nombre es particular. “En la época que nací estaba de moda la NBA y uno de los grandes jugadores del momento era Larry Bird. Mi papá creía que el nombre sonaba internacio­nal y así me bautizaron”.

A pesar del nombre, el baloncesto no era lo suyo. “Cuando yo tenía unos cinco años había un torneo en El Zulia y lo jugué junto con mi hermano. De hecho, ese campeonato fue arbitrado por mi papá. Ómar fue la gran figura y desde ese momento ya se le veía el talento y la gran capacidad que tenía. En cambio, yo entraba y jugaba un par de minutos no más”.

Años después sus padres se separaron y dejaron el pueblo. Larry se fue con su hermano y su padre para Bogotá, al barrio Restrepo, donde su padre consiguió trabajo de zapatero. Sin embargo, a Larry le costó separarse de su madre y tiempo después se fue a vivir con ella, en Palmira, Valle del Cauca.

Dejar Bogotá y sobre todo a su hermano fue complicado. “Por eso como a los 13 o 14 años me devolví”. Y mientras Ómar empezaba su carrera futbolísti­ca en las divisiones menores de Millonario­s, Larry se dedicaba de lleno al estudio, porque no había pasado las pruebas en el club albiazul.

Pero el destino le puso la Academia Compensar en el camino. El equipo capitalino jugaba entonces en la Primera B y le dio la oportunida­d. “Academia fue muy importante para mí. Creyó en mis capacidade­s, me permitió debutar como profesiona­l y me catapultó. Llegué por el profesor Arturo Reyes [curiosamen­te, entrenador del Júnior al que enfrenta hoy], un hombre fundamenta­l en mi carrera, un formador, gran profesiona­l y un padre en el fútbol para mí”.

Arturo Reyes lo llevó a la A

Jugó 17 partidos en 2011, justo antes de que Llaneros de Villavicen­cio comprara la ficha de Academia. “La venta incluía jugadores. Estuve un semestre allá y volvió a aparecer Arturo Reyes, quien me llevó a Patriotas para jugar en primera división”.

En Tunja estuvo cinco años y, además de cumplir el sueño de jugar al lado de su hermano, se logró consolidar. Tanto que Tigres de México lo contrató. En territorio azteca no tuvo continuida­d y regresó a Colombia para vestirse con la camiseta del América, que temporadas antes lo había pretendido.

“Y nuevamente Arturo Reyes me llama, esta vez a la selección que participó en los Juegos Centroamer­icanos y del Caribe, en Barranquil­la. Necesitaba dos jugadores mayores de 23 años y nos convocó a Leonardo Castro y a mí. Fue un gran orgullo, mucha felicidad, porque además salimos campeones”.

Pasó por el Tolima y luego estuvo dos años con el Júnior, con el que ganó la Superliga 2020 ante el América. Hasta que en diciembre de 2021 Alberto Gamero lo llamó para ofrecerle ir a Millonario­s, el equipo de sus amores, con el que su hermano fue campeón en 2012, el mismo donde no pasó las pruebas cuando era adolescent­e.

“En realidad fue muy emocionant­e. Con Ómar habíamos vivido un proceso muy lindo. Lo acompañaba a los partidos en las divisiones menores, celebré su ascenso al equipo profesiona­l, fui a verlo jugar en El Campín y después buscaba los partidos de Millonario­s por internet para poder verlo. Dios me concedió lo que tanto deseaba cuando veía a mi hermano jugar con el primer equipo”, dice Larry.

“No me considero el más hincha, porque segurament­e hay gente que ha amado a Millonario­s toda su vida; pero le he cogido un cariño muy grande por adopción, porque la carrera de Ómar comenzó en Millonario­s y celebrar con él era celebrar con el equipo. Estoy muy agradecido con el club porque le dio la oportunida­d y a través de él mejoraron las condicione­s de vida de mi familia”, agrega.

El “creador” del SML

Vestido de azul, ha sido clave en el proceso del técnico Gamero. Ha ganado una Copa y una Liga, pero, más allá de eso, Millo

›› Millonario­s busca su segunda Superliga, tras la que ganó en 2018. Júnior va por la tercera, pues la conquistó en 2019 y 2020. Santa Fe tiene cuatro coronas.

narios recuperó el prestigio y el respeto que parecía haber perdido.

A Larry se le atribuye además la famosa SML (Solo Millos Locas), que se convirtió en una frase de comunión entre jugadores e hinchas. “Esa expresión la había escuchado en el barrio donde me crie en Bogotá, muy barrista, de hinchas pasionales. Después de un clásico contra Santa Fe, un día lluvioso, un partido luchado y que habíamos ganado casi que al último minuto, entramos al camerino y pasó grabando Juli, el que hace los videos, y yo en la emoción del momento grité eso. Ahí se convirtió en un emblema y ojalá que perdure, porque ese tipo de cosas dan identidad y generan arraigo con el equipo”.

La noche de la consagraci­ón

Su momento cumbre, sin embargo, fue en la final ante Nacional, en el primer semestre del año pasado. Larry fue titular en la mayoría de los partidos de la “gameroneta” en el torneo, pero en el duelo definitivo, en El Campín, el técnico lo mandó al banquillo.

Ingresó en los últimos minutos, claramente con la misión de acertar en la definición por cobros desde el punto penalti, tras el empate 1-1.

Diez años antes fue Ómar quien asumió esa responsabi­lidad en la tanda frente a Medellín. El mayor de los Vásquez falló el cuarto cobro, pero por fortuna el equipo azul salió campeón. Ahora era Larry el encargado del quinto remate embajador ante Nacional.

“Cuando iba caminando a cobrar el penalti Álvaro Montero me empieza a hablar, pero por el ruido no le escuchaba nada, solo lo veía gesticular. Por mi mente solo pasaba que si lo hacía, éramos campeones. Ya después en el camerino me explicó que me había dicho que ese era el momento que había estado esperando, que lo hiciera por mi hija y que metiera el gol porque él no iba a tapar más cobros”.

Con seguridad, Larry Vásquez se paró a justo al borde del área, respiró profundo varias veces e inició una carrera de siete pasos hacia la gloria. Remató fuerte de pierna derecha, a media altura y levemente recostado al palo derecho del arquero Kevin Mier. Vio el balón entrar y de inmediato sacudió su camisa, pegó dos saltos y miró a la tribuna buscando a su familia.

Hizo realidad su sueño de niño y bordó en el escudo embajador la estrella 16. Tiene contrato hasta finales de 2025 y quiere seguir levantando trofeos. Sabe que el retiro está cada vez más cerca, pero por ahora no piensa en eso. Planea seguir haciendo historia con la camiseta azul y el número 5 en la espalda, que tiene un significad­o especial porque es el día del cumpleaños de su madre.

Este jueves, en Barranquil­la, él y sus compañeros intentarán sacar un buen resultado para poder celebrar un nuevo título el miércoles en El Campín ojalá sin tanto drama como frente a Nacional, cuando Larry Vásquez se graduó como ídolo albiazul.

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/ Mauricio Alvarado Larry Vásquez ganó una Copa Colombia y una Liga BetPlay con la camiseta azul.

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