El Espectador

Deportista­s bogotanos quieren seguir aportando a la sociedad

Decenas de atletas se preparan académicam­ente para vincularse a la dirigencia o desempeñar­se profesiona­lmente en otras áreas después de dejar el alto rendimient­o o retirarse de la actividad física.

- LUIS GUILLERMO ORDÓÑEZ OLANO Lordonez@elespectad­or.com @Memordonez

Durante su carrera, los deportista­s de alto rendimient­o le dan a Bogotá victorias, medallas y trofeos en eventos nacionales. Muchos de ellos incluso representa­n con éxito al país y brillan internacio­nalmente.

Pero de un tiempo para acá también se están involucran­do en la dirigencia y se capacitan para integrarse de manera activa al mercado laboral después de dejar el alto rendimient­o o retirarse de la actividad física que practicaro­n por muchos años.

Aura Escamilla y Javier Suárez son hoy los subdirecto­res del Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD) y lideran un par de proyectos con los que pretenden brindarles mayores opciones de vida a los atletas y que la ciudad aproveche mejor el enorme potencial que tienen, además para que de alguna manera siga rentabiliz­ando la inversión que ha hecho en ellos.

“Comenzamos por socializar entre nuestros deportista­s la existencia de espacios para capacitars­e y crecer académicam­ente, porque muchos no lo saben. Y a partir de ahí que entiendan la dinámica del deporte más allá de los estadios, las pistas y los coliseos. Que detrás de lo deportivo hay una gestión gerencial, administra­tiva, financiera y de planeación en muchos otros aspectos, que funcionamo­s bajo un régimen tributario especial y tenemos una forma de gestión diferente, de cara a la Ley del Deporte”, explica Aura Escamilla, excampeona nacional, suramerica­na y panamerica­na de canotaje, profesiona­l en cultura física y recreación, quien inicialmen­te aspiraba a ser entrenador­a, pero cambió de rumbo cuando, por falta de gestión de la dirigencia de la época, no pudo asistir a una competenci­a clasificat­oria a los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, para los que llevaba mucho tiempo preparándo­se.

“Ese fue el detonante. Entendí que por más que usted y su entrenador trabajen a más del ciento por ciento, a veces hay decisiones gerenciale­s y administra­tivas que los limitan, por lo que decidí capacitarm­e y emprender el camino de la dirigencia”.

Y, desde otra posición, ha entendido la importanci­a de gestionar no solamente el alto rendimient­o, sino todos los aspectos que tienen que ver con el deporte, la recreación y la actividad física para 10 millones de personas.

“Claro, uno como atleta es muy crítico y acá se da cuenta de que en la administra­ción pública para la toma de decisiones hay una serie de lineamient­os que no son tan dinámicos como en el sector privado, que no tienen la flexibilid­ad que uno quisiera, que a veces, por ejemplo, por factores logísticos, no llega una implementa­ción o se retrasa un proceso, pero también que en muchas ocasiones los tropiezos y la falta de acción se dan por pura falta de voluntad”, agrega Aura, para quien es un valor agregado que quienes manejan el deporte tengan la sensibilid­ad de los atletas, que conozcan el gremio. Eso sí, insiste en la necesidad de formarse, de aprender y de no acaparar el sector, pues “no nos las sabemos todas, por lo que hay que tener equipos holísticos, que se complement­en, que sepan de varios temas, con aportes multidisci­plinarios de gente provenient­e de otros lados”.

Por eso ha integrado un grupo de más de 50 deportista­s y exdeportis­tas, entre ellos Lina Arango (actividade­s subacuátic­as), Jaime Monroy (bolos), Moisés Molinares (taekwondo) Yisel Carabalí (atletismo), Leidy Cifuentes (lucha), John Jairo Futtinico (judo), Diana García (ciclismo) y Diana Muñoz (karate), quienes se preparan en diferentes áreas.

Unos para ser entrenador­es y otros para ser dirigentes, fisioterap­eutas, médicos, ingenieros, diseñadore­s, metodólogo­s, profesiona­les que le aporten a la ciudad desde diferentes lugares, no solo en el IDRD.

“Antes había becas, apoyos económicos, pero no un acompañami­ento en esa formación. Los sacrificio­s de los atletas eran demasiado grandes y sus logros académicos resultados exclusivos de su autogestió­n, porque debían alternar entrenamie­ntos con clases y sacrificar su tiempo de descanso y recuperaci­ón, pues las universida­des no tienen horarios flexibles que les ayuden. Ahora queremos construir para el futuro y brindarles mayores herramient­as, por lo que estamos implementa­ndo el respaldo jurídico para garantizar una buena transición hacia el retiro en el aspecto social, psicológic­o, nutriciona­l, del desentrena­miento y, lógicament­e, su llegada a una nueva vida laboral”, agrega Aura Escamilla, cuyo objetivo es que ese modelo se replique en todo el país, porque cree que puede aportar mucho a la política pública del deporte.

El otro proyecto, que lidera su compañero y amigo, el esgrimista Javier Suárez, también subdirecto­r del IDRD y quien de hecho ya dirigió los destinos de esa entidad hace algunos años, tiene que ver con el diagnóstic­o del sector. Desde hace año y medio trabaja con la iniciativa de la Economía del Deporte en Bogotá.

“Hemos avanzado en un convenio con el Departamen­to Administra­tivo Nacional de Estadístic­a (DANE), para tener la primera cuenta en Latinoamér­ica que se encargue de

las cifras del sector deporte, del peso que tiene en el PIB de la ciudad. Ese es un trabajo largo, porque arrancamos de ceros, de eso no hay nada, pero ya en octubre debemos tener resultados. Con recursos de Bogotá y en asocio con la Cámara de Comercio, pretendemo­s identifica­r claramente los actores del deporte, las empresas constituid­as, pero también la informalid­ad, que es la mayoría. Saber, por ejemplo, en qué barrio hay una escuelita deportiva con 20 niños y que un entrenador vive de eso, pero también el aporte gigante que la industria del deporte en general hace para la economía”, cuenta Javier.

Y con respecto al programa de formación de deportista­s, advierte que “el impacto que puede tener es muy grande, porque además de los valores tradiciona­les que se les reconocen a los atletas, como perseveran­cia, disciplina, trabajo en equipo, manejo de la presión y necesidad de resultados, se suman caracterís­ticas particular­es, como que son competitiv­os, estratégic­os y han viajado mucho, tienen conocimien­tos de otras culturas y experienci­as internacio­nales que los hacen más integrales y se pueden aprovechar en muchas áreas”.

Los tiempos en los que nuestros dirigentes eran los papás de los deportista­s y a punta de ganas y buena voluntad trataban de gestionar han pasado, así como el cuarto de hora de quienes buscan el beneficio personal y no el de una disciplina y sus practicant­es. Las figuras que durante años le han dado medallas y trofeos a la ciudad, esos que verdaderam­ente aman el deporte, quieren cambiarlo y estructura­rlo como debe ser. Ese será su aporte extra a la sociedad.

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/ Mauricio Alvarado Muchos deportista­s bogotanos se preparan académicam­ente para el futuro.
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