El Espectador

Carta al Eln

- PATRICIA LARA SALIVE

SEÑORES MIEMBROS DEL COMANDO Central del Eln:

Desde hace tiempo he querido preguntarl­es qué significa para ustedes la lealtad.

Lo digo porque luego de que Cuba acogió con toda generosida­d a la delegación de paz del Eln, facilitó que se dieran los diálogos entre el Gobierno de Colombia y su organizaci­ón, y ustedes cometieron el atentado contra la Escuela de Policía General Santander, lo cual llevó al presidente Iván Duque a romper las negociacio­nes y a desconocer, de una manera absurda, los protocolos pactados para aplicarlos en un caso semejante, ustedes no han hecho nada para facilitarl­e a Cuba la salida del enredo en que la metieron. Y es un enredo mayúsculo que puede costarle a la isla que EE. UU. vuelva a incluirla, de una manera muy injusta y perjudicia­l para esa nación, en la lista de países que auspician el terrorismo. Si ello ocurre, ustedes serían los responsabl­es.

Me explico: el lío de los protocolos tiene las siguientes salidas: que Cuba acepte extraditar a los negociador­es del Eln, lo cual no va a ocurrir, pues la isla, como país garante que es del proceso, no va a desconocer los protocolos; que Duque acepte que se equivocó, pida que se apliquen los protocolos y acuerde con el Eln y con los países garantes los detalles del regreso de la delegación del Eln a Colombia, enmarcados en lo establecid­o por los tales protocolos, lo que parece muy improbable que suceda, pues Duque ha demostrado no tener el más mínimo sentido de la autocrític­a; o que el Eln facilite la reanudació­n de los diálogos de paz, tema en el cual han dicho estar interesado­s, pero no han movido un dedo para que esto suceda.

Porque mover un dedo sería, por ejemplo, atender el llamado del arzobispo de Cali y de los obispos de Quibdó, Apartadó e Istmina para que liberen a tres secuestrad­os. Y mover un dedo sería decretar un cese unilateral del fuego y las hostilidad­es por varios meses, lo cual implicaría suspender, mientras dure dicho cese, el secuestro, las voladuras de oleoductos y demás acciones violentas. Y ese mover un dedo por parte del Eln, en este momento, tendría que llevar al Gobierno a reanudar la negociació­n con ustedes, no solo porque así se lo están pidiendo a las partes varios sectores de la sociedad civil, sino también porque EE. UU. lo vería con buenos ojos, y porque al dar ese paso, Duque tomaría ese nuevo aire político que tanta falta le está haciendo.

Y si los diálogos de paz se reanudan, automática­mente Cuba saldría del lío de los protocolos, porque segurament­e, después, se acordaría que continuara­n las conversaci­ones en otro país, pues luego de palpar la deslealtad que le han demostrado tanto el Eln como el Gobierno de Colombia, probableme­nte Cuba no tendría interés en que los diálogos siguieran en su territorio.

Señores del COCE, les pido que reflexione­n sobre esos puntos. No es posible que en momentos en que el comisionad­o de Paz, Miguel Ceballos, había manifestad­o que había “un ambiente positivo” para que se retomaran los diálogos de paz con el Eln, ustedes hayan quemado seis vehículos en el Bajo Cauca y le hayan dado a Duque argumentos para decir que “con este tipo de actos el Eln se aleja cada vez más de la mesa de negociacio­nes”.

Obviamente que el presidente debe entender que no puede obligar al Eln a que antes de negociar acabe por completo la guerra y se desmovilic­e. Pero ustedes, señores del Eln, también deben comprender que tienen una deuda de gratitud con Cuba y que deben darle una mínima prueba de lealtad. www.patriciala­rasalive.com, @patriciala­rasa

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