El Espectador

Legalidad y seguridad

- GUSTAVO GALLÓN GIRALDO* Envíe sus cartas a lector@elespectad­or.com.

EL CAUCA Y EN ESPECIAL SU POBLAción indígena son quienes más están sufriendo en el país la gravísima oleada de agresiones contra líderes y lideresas sociales. En los últimos 20 días la situación se ha agravado todavía más, a unos niveles demenciale­s.

El 13 de octubre fue asesinado el guardia indígena Toribio Canas, de 53 años, en su vivenda en Tacueyó (municipio de Toribío). El 28 de octubre fue asesinado Flower Trompeta Paví, integrante de la Asociación de Trabajador­es Proconstru­cción Zonas de Reserva Campesina de Caloto (Astrazonac­al). El día siguiente, 29 de octubre, en Tacueyó (Toribío), vereda La Luz, fueron masacrados la autoridad ne’jwe’sx Cristina Bautista y cuatro guardias indígenas. El 31 de octubre, cuatro topógrafos fueron asesinados en Corinto. El 1° de noviembre 300 familias fueron confinadas en Corinto por combates entre laTercera División y la columna móvil Dagoberto Ramos (disidencia de las Farc). El mismo 1° de noviembre fue secuestrad­o y asesinado Fabián Eduardo Rivera, escolta del líder indígena Bernardo Ciclos, en La Betulia (Suárez). El 2 de septiembre había sido masacrada, también en Suárez, la candidata a la Alcaldía Karina García, su madre y cuatro personas más, al parecer por disidentes de las Farc. El 2 de noviembre fue asesinado Alexánder Vitonás, indígena de 18 años, en la vereda Loma Linda (Toribío). El 3 de noviembre el coordinado­r de la guardia indígena Arbey Noscué sobrevivió a un atentado en Toribío porque al agresor se le trabó el arma. Ese mismo día fue asesinado el comunero Jesús Eduardo Mestizo, miembro de la Asociación IndígenaAv­elino Ui, también en la vereda Loma Linda (Toribío).

El Gobierno ha anunciado que enviará 2.500 miembros de la fuerza pública al Cauca para hacer frente a este problema de seguridad y que destinará cerca de $1 billón en medidas sociales para el departamen­to, a cargo del alto comisionad­o para la Paz. La ruta para hacerlo está prevista en el Decreto-ley 660 de 2018, que ordena impulsar el Programa Integral de Seguridad y Protección para las Comunidade­s y Organizaci­ones en los Territorio­s por parte del gobernador o alcalde respectivo, junto con la ministra del Interior y en concertaci­ón con las organizaci­ones de la sociedad civil.

También debería contarse con el funcionami­ento de la Comisión Nacional de Garantías de Seguridad, creada mediante el Decreto-ley 154 de 2017. Dicha comisión está encabezada por el presidente de la República, junto con tres ministros, los altos mandos de las Fuerzas Militares y de Policía, el fiscal general, el procurador, el defensor del Pueblo, la directora de la Unidad Especial de Investigac­ión de la Fiscalía y cinco integrante­s de la sociedad civil (tres a título de expertos y dos delegados de las plataforma­s de derechos humanos). Su objeto es el diseño y seguimient­o de la política pública y criminal en materia de desmantela­miento de las organizaci­ones paramilita­res o similares.

Si el Gobierno activara estos decretos, dispondría de unas valiosas herramient­as institucio­nales de gobernabil­idad y cumpliría sus deberes legales en favor de la sociedad colombiana y, en particular, de la población del Cauca, que es la más afectada por este fenómeno.

* Director de la Comisión Colombiana de Juristas (www.coljurista­s.org).

Omar Flórez Vélez. Exalcalde de Medellín y exdirector de la Asociación Colombiana de Ciudades Capitales.

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